Capítulo 4

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Mi papá me miró con seriedad mientras me entregaba el dinero, era un hombre que no solía estar serio, pero en ese momento lo estaba. Sabía bien porque se encontraba así: preocupación. Estaba preocupado por mi.
Llevaba un mes pidiéndole permiso para ir a casa de Miguel, pero en ese entonces las desapariciones de los jóvenes habían comenzado, y para completar, Miguel vivía en La Calle Maldita. Así que mi papá había estado muy difícil de convencer, pero insistí e insistí, y no funcionó, hasta que le conté a los chicos y ellos me ayudaron. Freysbett que era la que más trato tenía con mi papá, habló con él, Darwin habló con él, y la mamá de Miguel, la señora Iraida, también habló con él, sólo entonces mi papá accedió, pero para asegurarse de que estuviera bien me llevó él mismo.
Ahí estábamos, frente a la casa de Miguel; Ernesto, Alexa y Miguel me estaban esperando en la puerta mientras me despedía de mi papá.
-Ten mucho cuidado- dijo con su voz seria.
-Claro que si papá, estaré bien, no te preocupes- dije, le di un beso en la mejilla y bajé del auto cerrando la puerta.
Entré con los chicos y mi papá se fue, siempre me había cuidado mucho, a veces podía parecer demasiado, pero solo era un buen padre.

Era temprano, solo estábamos Maria, Ernesto, Alexa, Alexander, Miguel y yo. Los seis hablábamos tranquilamente mientras comíamos palomitas de maíz. Sentía que llevaba días de vacaciones con mis amigos y no sólo veinticuatro horas, es lo típico de estar con amigos ¿no? El tiempo vuela, te diviertes y parece que el tiempo jamás se acabará.
-¿Cómo te va con Liz, Fernández?- le pregunté riendo.
Liz era la novia de Ernesto, era cinco años menor que él, pero a ninguno de los dos le importaba. Ernesto era el objeto de nuestras burlas por eso, siempre había sido un sin suerte con las chicas, y la única que le había hecho caso era mucho menor que él, nuestro salta cuna favorito.
-Bien- respondió sonriendo en una forma de decir "¿Envidia o que?"
Todos reímos.
-Claro, como tiene novia, y acá uno soltero...- dijo Maria con la voz más aguda de lo usual.
-¿Para que quieres novio tú? No seas Churnia, te estás pasando mucho con Nahomy estos días ¿eh?-- dijo Miguel y reímos casi todos, menos Alexa y Maria.
《Diccionario Comunidad Ratón. La palabra de hoy: Churnia. Puede significar varias cosas: 1. Hormonal prendida buscando novio. 2. Chica coqueta que siempre anda cambiando de novios. Y 3. Nahomy》
-No es gracioso Miguel Antonio- dijo Alexa.
El segundo nombre de Miguel era Ángel, pero en más de una ocasión Darwin le cambió el segundo nombre al hablar, Miguel José, Miguel Gabriel, y el último que se había quedado: Miguel Antonio. Había sido tan gracioso que a veces lo decíamos para bromear, en cambio Alexa lo usaba a cada rato, más cuando estaba molesta con algunos de sus comentarios o bromas.
-Déjalo que él ya va a ver- le dijo Maria a Alexa.
-Telajeta, Maria- respondió Miguel.
-Yo que tú Maria, yo que tu no se que le hago- dijo Alexander riendo para provocar un problema. Solía hacer eso en clases y también fuera de clases.
-Si, es que el ya va a ver- respondió Maria cayendo en la provocación del gordo.
-¡Bueeeenas!- se escuchó la voz de Nahomy en la entrada de la casa de Miguel, y él fue a abrirle.

***
-Ustedes si inventan- dijo Darwin con una risa atorada.
-No te puedes retractar Darwin, ya aceptaste- repuso Zuli.
-Si Darwin no va, yo tampoco- dijo Freysbett.
-Vamos a ir todos, no sean gallinas- habló Nahomy.
-Darwin ya dijiste que ibas- le dijo Alexa.
-Y si voy, solo decía que inventan mucho- se excusó Darwin de su momento de duda.
-¿Ven? Darwin, el viej... adulto va- dije en broma y Darwin me miró mal mientras los otros reían.
-¿Te vas a quedar con esa?- preguntó Freysbett a Darwin entre risas.
-Emma no hables, ya vas a ver. La venganza es dulce- dijo Darwin en un muy mal intento de intimidarme. El pobre pensaba que podía ser escalofriante.
-Darwin no me asustas- dije entre risas.
-Algún día tal vez si- repuso él.
-No sabes lo que es terror- sonreí.
-¡Habló la escritora sangrienta!- exclamó Miguel.
-Mira niña, ¿Tu te crees que das mucho miedo?- preguntó Nahomy con un tono de voz gracioso. Reí.
-¿Yo? No. Yo no doy miedo, pero si sé cosas que asustan, cosas que te  espantarian, helando tu sangre, se cosas terribles y sangrientas- dije seria, todos me miraban en silencio, parecían petrificados.
Entonces todos reímos, sabían que no mentía al decir que conocía cosas terribles, pero estaban al tanto que era solo por novelas de terror y películas, en especial de un escritor: Stephen King. Soñaba con escribir novelas de terror lo suficiente buenas para que a King no le parecieran un asco, pero eso era difícil, a penas era un principiante.
-Emma tiene un cara tan tierna y luego viene a actuar así- dijo Alexa riendo-. No es muy normal.
-Llevo años diciendo que no soy muy normal, ¿a penas te das cuenta?- dije sonriendo con ironía.
-Ok ya, necesito saber, ¿todos vamos a ir o aún hay un cobarde por ahí?- reguntó Nahomy.
-Yo si voy- comentó Zuli.
-Yo también- dijo El Gordo.
-¿Los demás van?- preguntó Nahomy y todos asentimos-. Luego no se retracten.

Habíamos tomado un poco, y a Nahomy y Miguel se les había ocurrido una idea extraña y divertida, pero también algo tenebrosa. Sólo a ellos se les ocurría algo así. Según ellos no podía ser peligroso, y todos le creíamos, ellos no querían poner nuestras vidas en riesgo, solo querían divertirse con nosotros, así que todos accedimos, un poco asustados algunos, y otros emocionados, tomamos las cosas que necesitaríamos: linternas, reproductor de música a baterías, vasos de plástico y dos botellas de vodka. Estábamos listos para irnos, y divertirnos. Sólo iríamos un rato a divertirnos con juegos de bebida y más tarde volveríamos a descansar o tal vez volver a divertirnos.
¿Qué cosa mala podría haber? Claro, tendríamos que atravesar La Calle Maldita, pero no estábamos solos, éramos un grupo lo suficiente numeroso y teníamos a un adulto con nosotros. No nos pasaría nada. La Calle Maldita no era un reto, y tampoco lo sería aquel lugar.
La casa abandonada.

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