Capítulo 6

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Salí corriendo para buscar un buen lugar donde esconderme, estaba agradecida de tener una buena linterna, me asustaba la oscuridad. Las risas flotaban en el aire de aquella vieja casa. Encontré un pequeño armario vacío y entré después de inspeccionarlo un poco. Alcohol, más adrenalina, más miedo. No muy buena combinación.
-¡50! ¡Allá voy!- gritó Zuli y apagué la luz de la linterna.
Estaba asustada, y emocionada, no me gustaba aquel lugar pequeño y oscuro donde me escondía, pero si quería ganar tenía que hacer sacrificios. En mi cabeza no dejaba de imaginar una sombra atrás de mí, o alguna criatura subiendo por mis pies, era algo aterrador pensar en cosas así, entonces comencé a pensar en libros, libros asquerosamente románticos, en mi cabeza los criticaba como si mi opinión de verdad le importara a muchas personas, y sirvió para no asustarme, hasta que escuché a alguien gritar. Alexa. Volví a espantarme, comenzando a sudar frío.
-¡Gusanos! ¡Gusanos!- se escuchó el grito de Alexa.
-¡Tonta! No debiste haber salido- le respondió Zuli y suspiré.
No había sido nada malo, ningún vampiro horrible, o algún payaso aterrador con un cuchillo, todo estaba en orden. Había revisado bien aquel armario, y me sentía bien de saber que no había gusano ahí, los odiaba tanto como Alexa.
Ya Alexa había sido encontrada, solo faltabamos los demás, por un momento quise que Zuli me descubriera para poder salir de aquel lugar oscuro, pero me arrepentí, por primera vez quería ganar, aunque no recibiera premio se sentía bien reír de haber ganado...
La puerta de aquel armario se abrió y ahí estaba Nahomy, llevaba su linterna encendida y entró a aquel lugar conmigo, mientras contenía una risa suave, la miré de manera acusadora, no quería que nos descubrieran por su culpa, además ese era mi escondite, ella en cambio me hizo una seña para que no dijera nada y me callara la boca, entonces apagó la linterna y la oscuridad volvió a cubrirnos. No sabes lo que es incómodo hasta que te quedas en un oscuro y pequeño armario con Nahomy, en el cual no pueden, ni hablar, ni ver nada. Realmente incómodo, y no por falta de espacio, no, ambas éramos delgadas así que no había problema, era el tipo de incómodo que sientes cuando un amigo te presenta a otro de sus amigos y luego los deja hablando y no saben que decir, entonces se forma un silencio incómodo, pero claro, con Nahomy ese silencio duraba más de lo normal, lo cual lo hacía más incómodo.
-¡No!- gritó Ernesto-. ¿Cómo me encontraste?
El miedo que sentí por un segundo desapareció en otro segundo.
-¡Voy ganando!- exclamó Zuli, sonaba muy contenta.
-Telajeta- exclamó Miguel desde algún otro lugar.
-Aja Miguel, voy por ti- dijo Zuli.
Miguel había revelado su ubicación sin querer.
-¿Vas por el?- preguntó Alexa con doble sentido-. Ar ar taka taka.
《Diccionario Comunidad Ratón. La palabra de hoy: Ar ar Taka taka. Puede contarse como una palabra compuesta. Se utiliza para frases, oraciones o párrafos en doble sentido, como diciendo que alguien es muy sexy o que una persona quiere con otra.》
-Pendeja- respondió Zuli.

Mientras Zuli buscaba a Miguel y a los demás, se escuchaban los susurros de Alexa hablando con Ernesto. Nahomy rió con suavidad y me contuve para no reirme también, de verdad no quería que nos descubrieran, pero tarde o temprano lo harían, eso era seguro.
Después de un rato la puerta se abrió lentamente y ahí estaba Zuli sonriendo. Joder, habíamos perdido.
-Las encontré- dijo Zuli algo presumida.
-No te creas mucho niña- le dijo Nahomy mientras se alejaba caminando con su linterna encendida.
Reí.
-¿Quienes te faltan?- le pregunté a Zuli.
-El Gordo y Freys- respondió ella y asentí.
Encendí mi linterna y volví a la sala con los chicos. Ahí estaban Miguel, Alexa, Darwin, Ernesto, Nahomy y Maria.
-Hija venga- me dijo Miguel y me acerqué.
-Yo se donde está el gordo- dijo Darwin en susurro.
-¿Dónde?- preguntó Nahomy y todos nos acercamos a Darwin para que lo dijera en voz baja sólo a nosotros.
-Él salió, en unos minutos cuando consigan a Freys va a volver a entrar- respondió Darwin.
-Esa debió haber sido mi idea- murmuró Miguel.
-Finge demencia- dijo Nahomy mirando hacia un lado y todos reímos.
-¡Encontré a Freysbett!- gritó Zuli y pudimos ver a Freysbett acercarse iluminando su camino con la linterna.
Tan pronto como llegó Freysbett la puerta se abrió y el Gordo entró con una sonrisa victoriosa, caminando con los hombros alzados, le guiñó un ojo a Nahomy y ella le lanzó un beso, tenían ese juego de decir que eran novios, cuando Alexander tenía novia, mientras coqueteaba con más chicas, y Nahomy vivía sin problemas respecto al tema de los chicos.
Zuli llegó después de un rato y miró al gordo sorprendida.
-¿Dónde estabas tu?- preguntó Zuli.
-Escondido. Parece que gané- dijo el Gordo sonriente.
-Uh tramposo- murmuró Zuli con molestia. Dos palabras para describirla: Mala Perdedora.
-Telajeta Zuli- dijo Miguel y Zuli lo miró mal.
-Pensé que estabas en una habitación por allá- le dijo Zuli al Gordo-. Escuché unos ruidos raros y pensé que eras tú, pero fui a ver y no había nadie.
Todos miramos mal a Zuli, siempre intentaba asustarnos en esos tipos de situaciones, y nos tenía hartos con eso de verdad, ya no le creíamos nada.
-Ya Zuli,  ya perdiste- dijo Maria.
-En serio, lo juro, escuché ruidos ahí-insistió Zuli, pero nuestros rostros reflejaban que no le creíamos-. No me crean pues, ese es problema suyo, allá ustedes si pasa algo, yo les advertí.
-¡Dios Zuli! Que dramática, estás peor que Alexa- dijo Nahomy.
-¡Hey!- se quejó Alexa-. Yo no soy dramática.
Miguel, Darwin y yo reímos con fuerza.
-Ah que no, sigue creyendo eso- respondió Miguel entre risas.
-Deja tu broma Miguel Antonio- le dijo Alexa con molestia.
-Telajeta- respondió Miguel.
-Bueno, bueno , ¿ahora que hacemos?- preguntó Ernesto.
-Aún nos queda bebida, juguemos algo- propuse.
Todos aceptamos y comenzamos otro juego, volvíamos a nuestra locura divertida. Unas bebidas más y encendimos el reproductor de baterías, la música electrónica sonaba y con las luces de las linternas simulamos estar en una disco mientras bailábamos, fue entonces cuando la puerta se abrió. Había una sombra, un destello de luz, y luego todo se volvió oscuro.

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Capítulo dedicado a D. Salas, quién se ríe sólo de leer nuestras locuras.

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