30. Joy

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*Michelle*

Los días pasaron, salí del hospital y estaría en recuperación. Los chicos nunca dejaron de venir a mi casa para visitarme, hacía mis tareas en línea para no perder el curso en el colegio y poco a poco iba mejorando.

Nick me contó lo que había sucedido con Susan; esa perra desquiciada nos tenía en su poder, no podíamos hacer nada, en especial Nick. Me revuelve el estómago saber que él debe hacer todo lo que esa tipa le pide sólo para que no nos delate.
Ahora no es el mejor momento para estar en una relación así que decidimos esperar a que sea mayor para poder estar juntos sin ningún tipo de prohibición. Claro que eso no significa que nos dejemos de amar, todo lo contrario...estamos cada vez más enamorados el uno del otro y cada que se puede Nick viene a mi casa a verme, con todo el respaldo y apoyo de nuestros cómplices, Taty y Kev.

...

Han pasado 6 meses desde mi salida del hospital, gracias a mi paciencia y claro que a todos los profesionales que me han acompañado en la terapia de recuperación, estoy a una semana de regresar al colegio, y ya me muero de la emoción.

Nick se fue 2 semanas a visitar a su madre en NY para arreglar el asunto pendiente del testamento de su padre. Después de mucho me contó la verdad sobre su familia; quiénes eran, el poder y la influencia que recaía en su apellido, los escándalos que los rodearon y la vida de exceso y abuso que tuvo a consecuencia de ello. Acordamos no guardar a partir de ese momento ningún secreto y así ha sido desde entonces.
...

- Chicos, por fin estoy a pocos días de regresar y que todo esté normal justo como antes -aplaudí emocionada mirando a mis amigos, como todos los días después del colegio me vienen a visitar.

- Y además de eso, hay tantas cosas por hacer! -Sophie me miró con una enorme sonrisa.

- Como por ejemplo, alguien tiene que enseñarte de nuevo a patinar señorita -Nora me señaló alzando una ceja y reí negando.

-¿Cómo que enseñarme a patinar? Claro que lo recuerdo aún y es más, creo que lo puedo hacer mejor que nunca -le saqué la lengua y nos reímos.

-Chicos, les juro que no se qué haría sin ustedes -los observé a todos a la par que llevaba mis manos a mi pecho, sonriendo genuinamente.

Todos me sonrieron con calidez y se acercaron con cuidado a abrazarme, lo cual terminó en risas por parte de todos.

-Claro que nunca te dejaríamos sola, siempre nos preocupamos por ti y solo queríamos que ya estuvieras mejor -Leo me sonrió y dió una leve palmadita a mi pierna.

-Sí! En especial, este apuesto joven de aquí -Matt miró de reojo a Joey y éste se ruborizó, pasándose la mano por el cabello y sonriendo de lado.

Jugamos un rato videojuegos y se fueron, quedando solos Joey y yo.

-Aún no creo que haya pasado ya medio año...-exclamó mientras recogía algunas cosas que habían dejado regadas los chicos y las iba colocando en su lugar.

-Imaginate lo que yo siento -reí un poquito y me hice el cabello a un lado- ya tengo el cabello debajo de los hombros -alcé las cejas y el sonrió amplio acercándose a mi.

-Y estás más bella que nunca...te sienta bien el cabello largo -se sentó en la orilla de la cama y sonreí amplio.

-Y a ti ese nuevo peinado -se había cortado el cabello y ahora se peinaba con cera, haciéndose el cabello hacia atrás- dejas a la vista esos ojitos azules -parpadee rápidamente y ambos reímos.

-Mmm, no debiste decirme eso -me miró con los ojos entre cerrados y se mordió el labio- de ahora en adelante no voy a dejar de peinarme así -me hizo soltar una carcajada y lo miré atenta- tal vez, así logro conquistarte por fin -murmuró acercándose más a mi y  yo fruncí el seño levemente.

-Joe...-dije bajo y el echo su cabeza para abajo.

-Está bien, lo siento -suspiró y volvió a levantar la cabeza mirándome- creo que ya es hora de irme entonces -se levantó y tomó su mochila.

-Gracias...por venir y bueno, entenderme -lo miraba atenta desde mi cama y el asintió sin verme, caminando hacia la puerta para abrirla.

-Nos vemos -exclamó cerrando la puerta detrás de él, ya ni siquiera se molestó en mirarme, en fin.

Tomé mi celular y revisé si no tenía algún mensaje de Nick, pero hasta ahora no me había escrito nada, raro.

Mis padres ahora no estaban, ni Tati pero yo moría de hambre. Hasta ahora me seguían sirviendo el desayuno, comida y cena en cama para evitar lastimarme al bajar las escaleras. Ya no podía aguantar más y decidí hacerlo yo misma.

-Claro que puedes hacerlo Michelle -hablé para mí y estaba a punto de tomar las muletas para bajar.

En éstas últimas sesiones con el fisioterapeuta había estado yendo al consultorio, así que tuve que aprender a usar las muletas y perder el miedo de a poco. La pensé un poco y decidí apoyar el pie de mi pierna lesionada de a poco, hasta apoyar parte de mi peso por completo. Con mucho cuidado decidí dar un paso y me quejé un poco al sentir un leve dolor, pero no sería un obstáculo para mi, yo estaba decidida a volver a mi vida normal.
Di un paso más y me llevé las manos a la boca, sorprendida y emocionada al darme cuenta de que por fin lo estaba logrando, comencé a reírme emocionada y nerviosa por la situación. Di algunos pasos más hasta llegar a la puerta y solté un gritito de felicidad, Dios gracias.

Bajé apoyándome de barandal con cuidado y una enorme sonrisa en el rostro, no podía creerlo. Fui directo a la cocina y me preparé un sándwich doble, había bajado unos 10 kg después de la operación y debía recuperarlos para estar mejor aún y más fuerte.

Me senté en el comedor y comencé a disfrutar de la comida, en meses había sido el sándwich más delicioso que había probado, y ahora lo valoraba más que nunca.
Pasados unos 20 minutos escuché que alguien estaba entrando a la casa y me asomé a ver quién entraba.
Eran mis papás y sorpresivamente venían acompañados de Tati y Kev. Se adentraron y venían hablando de los planes de boda, hasta que mi mamá se adelantó ya que dijo que prepararía algo de comer para todos y cuando nuestras miradas se encontraron ella se quedó impactada.

Los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas y una enorme sonrisa se formaba en su rostro.

-¡Mi vida! -corrió hacía mi y yo la esperaba con los brazos abiertos, sonriendo ampliamente y con lágrimas sobre mis mejillas.

Todos recibieron la nueva y buena noticia de mi recuperación con felicidad. Festejamos y pasamos un día increíble en familia después de mucho tiempo.
Kev aprovechó la oportunidad y pidió la mano de Tati a mis papás, lo cual nos llenó de alegría aún más a todos.

Tomé fotos del momento exacto y jamás me había sentido tan feliz, al parecer todo se estaba acomodando para todos...

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