Atados... (1ra edición)

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Las madres de ambos estaban sorprendidas cuando los recibieron luego de esas vacaciones por su luna de miel. Bakugou parecía un pequeño gatito que ronroneaba casa vez que su esposo estaba cerca de él, ver al blondo tan manso fue mucho más impresionante que ver la marca de Izuku en el hombro de Katsuki. Inko casi se desmaya al ver a su hijo enlazado aún cuando su era una treta para engañar a Enji Todoroki.

-Izuku... -dijo Inko cuando estuvieron solos- ¿Estás seguro de tu lazo?
-Sé que hay un contrato de divorcio ya firmado pero, Kacchan es mi destino... Ambos lo sabemos y... Mamá... Estoy asustado -lloró Izuku- no quiero que después del divorcio Kacchan rompa el lazo conmigo... Deseo con todas mis fuerzas que lo que siente por mí sea real, quiero sentir que todo será como en nuestro viaje... Mamá amo a Kacchan desde hace mucho y por eso decidí dejar que me marcara... Incluso dejó que yo lo hiciera para demostrar que nos pertenecemos -sonrió entre lágrimas- sin embargo, no puedo evitar sentir la ansiedad de volver a la realidad y que esa semana solo haya sido una confusión de él.
-Bakugou es un chico de palabra -lo consoló la peliverde- aunque su temperamento es complicado, Mitsuki no crió a un idiota... Aunque la mayor parte del tiempo parezca que lo es...

Izuku y su madre rieron hasta que fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta. Bakugou había sentido la desesperación de Izuku y corrió hasta donde su instinto lo llevó pero se contuvo de entrar como alma que lleva el diablo, ya que las hormonas de su suegra estaban siendo liberadas para tranquilizar a su cachorro y tenían un toque ácido que no invitaba a extraños. No sabía de qué hablaron pero pudo ver los restos de lágrimas en el rostro de su amado Izuku.

-Deku... -dijo pero fue interrumpido.
-Katsuki, tengo que salir con tu madre, seguro debe estar esperándome, por favor, cuida de mi pequeño.

La mujer le sonrió pero su aroma era amenazante, era una total advertencia para él: "si lastimas a mi hijo lo pagarás", Izuku no pudo evitar quejarse y apenarse por esa clara amenaza hacia su esposo, por su parte Bakugou solo asintió solemne y fue directo a abrazar a su querido Omega. Izuku soltó unas cuantas lágrimas más, dejó que lo llevará a la cama dónde se acurrucaron y guardaron silencio hasta que Izuku estuvo listo para hablar.

-Estoy asustado, no quiero que lo que vivimos en el viaje se quede ahí.
-Izuku -dijo tan firme el nombre del contrario que hasta se sorprendió- no se acabará, por favor, no dudes de mí y lo que siento, quien debe de estar aterrado soy yo, yo soy quien no te merece y aún así me aceptaste -le regaló la sonrisa y un beso en la frente.
-Eres un idiota pero mi idiota... Yo decido quien me merece y quien no, así que no seas bobo y tomes decisiones por mí...

Katsuki no renegó, era cierto, ahora debían descansar, al día siguiente tendrían un día muy ocupado en sus respectivas oficinas y probablemente no se verían hasta en la noche y así seguirían el resto de la semana. Bakugou estaría con los trámites de su sucesión como presidente e Izuku tendría que organizar las futuras sesiones de fotos que su suegra quería presentar para la siguiente temporada.

Cómo se había previsto, esa semana estuvieron demasiado ocupados, cada uno llegaba por su cuenta, desde que Katsuki había tomado la presidencia Mitsuki lo tenía bajo constante observación, la mayor necesitaba que su hijo aprendiera todo lo antes posible para poder trabajar con Izuku los conceptos de la nuevas temporadas. Así que Izuku, sin importar las quejas de su esposo, volvía en tren o en autobús al hogar que compartía con el blondo, hacía la cena y esperaba a que el explosivo llegara para acompañarlo a comer; si estaba muy cansado el peliverde, su esposo lo encontraba en su pequeño estudio dormido sobre un mundo de imágenes y papeles llenos de anotaciones, era ahí cuando Katsuki sólo se vestía con su pijama y llevaba a su esposo a la cama, para compartir un poco del calor que sus obligaciones les negaban.

Para la segunda semana Katsuki estaba harto, quería un poco de tiempo con su pecoso pero su madre no parecía dar tregua a su inducción, estaba molesto y muy necesitado de su Omega. Mitsuki podía verlo, pero aunque le doliera un poco, necesitaba llevarlo al límite para hacerlo posar junto a Izuku en varias de las sesiones que se llevarían a cabo, era un plan malvado pero cuando vio la sesión fotográfica previa a la boda supo que ellos debían ser la nueva imagen de las campañas, sin embargo conocía a su hijo no aceptaría a menos que estuviera desesperado.

-¡Vieja! ¿Hasta cuándo deberé soportarte en la oficina? -renegó Katsuki.
-¡No me digas vieja ingrato! -lo golpeó en la cabeza- me iré hasta que sea necesario.
-¡Maldición! ¿Qué demonios debo hacer para que me dejes en paz? Quiero pasar tiempo de calidad con Izuku...
-Bueno... Si quieres tiempo se calidad podrías ayudarme con algo, necesito dos modelos para la campaña que se grabará la próxima semana fuera de la cuidad...
-Tenemos demasiados en la empresa, no hay necesidad de más.
-Solamente necesito dos con rasgos muy especiales -sonrió- un pelicenizo ojirubí y un peliverde ojiesmeralda.
-Ni se te ocurra...
-Tarde... Si quieres deshacerte de mí tendrás que ser el modelo de la próxima campaña.
-Izuku no accederá...
-Lo hará siempre y cuando seas tú el modelo, son sólo unas fotos y tendrán todo un fin de semana para ustedes dos, y como bono extra te desharás de mí ¿Qué dices?
-Eres una vieja maldita pero tenemos un trato.
-¡Ya te dije que no me digas vieja!

Con otro golpe en la cabeza de Bakugou cerraron el trato, Bakugou sólo tenía que aguantar una semana más y podría estar con su adorado pecoso por unos días sin que nadie los molestara. Era muy extraño el estar enlazados, en lo poco que había podido hablar ambos llegaron a la conclusión que podían sentir las emociones del otro, por su parte Izuku siempre estaba preocupado y estresado, mientras que Bakugou histérico y al borde del colapso. Esa noche pudo salir temprano y cuando llegó a su hogar, Izuku lo recibió con ese curry picante que tanto le gustaba a Bakugou, cenaron, charlaron un poco y se fueron a dormir, no sin antes regalarse una sesión de besos que los hiciera olvidar todo el estrés del día.