La emperatriz plateada y la villana abandonada. Parte 02.

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¿Que pasaría sí?

La emperatriz plateada y la villana abandonada.

El caso de la emperatriz plateada.

—Imperio Ioka. Ducado Eckart—

En la lejanía, se escucha el sonido de agua cayendo gota por gota. El sonido de los pájaros cantando, claro inicio de un nuevo día. El andar de los sirvientes, preparándose para un nuevo día de trabajo.

En una habitación de las tantas de aquella mansión, duerme plácidamente una dulce señorita de diecisiete años de edad. Lentamente, su mente comienza a despertar al escuchar el insistente ruido de la mucama, pidiéndole que despierte. Ella, ignorando con todo su corazón la voz de aquella doncella, permanece en la inconsciencia.

De repente, el dolor se extiende a lo largo de una extremidad de su cuerpo. Un dolor agudo capaz de penetrar la piel humana. Un dolor tan punzante que la hizo despertar de su letargo sueño  Ella entonces, despertó.

...

Aquel día es como cualquier otro para Emily, una mucama de confianza al servicio de la única familia ducal Eckart. Desde el amanecer, Emily se levanta de su cama, se cambia su ropa de dormir a su uniforme de mucama y finalmente sale de su habitación a cumplir sus actividades antes de ir a despertar a su señorita.

Después de ayudar en la preparación de los alimentos, Emily tomó la bandeja en dónde lleva un recipiente con agua fría y se dispone a ir a despertar a su señorita, tal como suele hacer todos los días. Con ese pensamiento en mente, se dirige a la habitación de su señorita ubicada en el segundo piso de la mansión principal. Cómo es costumbre en ella, entró a la habitación sin pedir permiso, colocó el recipiente de agua fría a un lado de la cama en dónde plácidamente duerme su bella señorita de exóticos cabellos magentas. Emily entonces rebusca en su tocado y saca de su cabello una pequeña aguja tal delgada que las marcas que deje se asemejarían a picaduras de mosquitos.

Con cuidado, tomó la aguja y penetró la piel lechosa de su señorita. Ella ni se inmutó, sumergida en su propio sueño e incapaz de escapar de él. Emily sacó la aguja y repitió la acción. Su señorita frunció el ceño, aún así no se despertó. Emily repitió la acción un par de veces más antes de que finalmente su señorita decidió despertar de su sueño.

Los párpados de Penélope se abren de par en par, revelando un exquisito color ámbar, similares a las joyas brillantes que tanto adora. Con pesadez, Penélope se reincorporó bajo la mirada atenta de Emily, estiró sus brazos hacia arriba en un intento por retirar de su cuerpo la sensación de entumecimiento característico de una noche de sueño placentera. Los cabellos plateados se mueven a cada movimiento que realiza. Su rostro serio emboza una diminuta sonrisa y bostezó, llevando a la boca su mano y cubriendo el gesto.

—Buenos días, señorita— dijo Emily —le he traído agua para lavarse— le indicó el recipiente de agua fría.

Penélope se levantó de la cama, aún sumergida en la delgada línea de sueño y realidad, incapaz de despertar del todo. Emily miró los movimientos de su señorita con detenimiento, curiosa por la inesperada tranquilidad que la rodea. Penélope, por el contrario, se limita a acercarse al recipiente con agua fría y mojar su rostro joven con agua en un intento por despertar por completo.

—Trae mi desayuno por favor — dijo Penélope, mirando a Emily —¿En dónde está Lina?— se atrevió a preguntar.

—Señorita… ¿Aún no ha despertado del todo?— Emily preguntó, confundida.

¿Qué pasaría si?Where stories live. Discover now