La risa nocturna de la villana. Episodio III.

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¿Qué pasaría sí?...

La risa nocturna de la villana.

Episodio III.

Collar.

La llegada de Elijah resultó ser relativamente manejable. Elijah, un empleado con excelentes recomendaciones se dio cuenta de la situación de mi señorita y afortunadamente le dio su lugar como su señorita, lo que ocasionó que más de un sirviente piense dos veces antes hacerle una broma a mi señorita, sin embargo, nada dura para siempre y todo tiene que acabar eventualmente.

Un día como cualquier otro en el ducado de Eckhart, Elijah, el nuevo mayordomo, llegó en el momento en el cual juego con mi señorita a las escondidas en los pasillos del segundo piso. La sonrisa en su rostro me hizo sentir incomoda, me recordó un poco a Pennel. El mayordomo solicito la presencia de mi señorita frente a sus amos. Dudosa, accedo a la petición del mayordomo. Por más que desee proteger a mi señorita no debo de desaprovechar las oportunidades de estar frente a su gracia y demostrarle todo el daño que mi señorita sufre a manos de estos salvajes.

— ¿Por qué está esto en tu habitación?

La pregunta del duque hizo eco en nuestras mentes, ¿de qué está hablando?

— ¿Qué? — Penélope observa el objeto en la mano del duque.

Los ojos azules de este cuerpo se dirigen con temor hacia la mano del duque. Por un momento, no lo reconocí, sin embargo, el diamante finamente manejado de tal manera que adquirió un tono rosado me hizo darme cuenta del día en el cual nos encontramos. El día en el cual Reynold acusó de robar el collar de Yvonne a Penélope.

— ¡Respóndeme rata! — la voz molesta de Reynold es tan distante para mí — ¡tú lo robaste! — acusó sin dudar a Penélope, señalándola con su dedo.

—Reynold, mide tus palabras— el duque reprendió a su segundo hijo —Respóndeme Penélope, ¿por qué tomaste el collar de Yvonne? — preguntó el duque — ¿era para ti? — no le dio tiempo a Penélope de responder, continuó el interrogatorio —creí haberte dejado claro que su habitación está fuera de los límites— recalcó el duque.

— ¡Papá, lo robó para nada! — gritó Reynold, molesto.

— ¡Yo no lo robé, nunca haría eso! — Penélope finalmente se defendió.

¿Por qué tiene que pasar por esto? ¿Por qué una niña de doce años de edad se encuentra siendo interrogada como si se tratase de un criminal por un delito que nunca cometió?

— ¡No me hagas reír! Entonces, ¿Cómo el regalo de cumpleaños de mi padre para Yvonne llegó a tu cajón? — Reynold exclamó, molesto.

— ¡No lo sé! ¡Nunca lo he visto en mi vida! — Penélope quería llorar, lo noto en su mirada.

He cometido un terrible error. Creí estúpidamente que haciéndole ver a Reynold que ella no es una amenaza por la existencia conocida como "Yvonne", él no atacaría a Penélope. Me equivoqué. No importa cuántas veces me esfuerce, Reynold es una rama rota.

—Yo la vi.

La molesta voz de Elijah es la gota que derramo el vaso. ¿Por qué soportar esto? Tengo suficiente dinero para huir del ducado, la costosa herramienta mágica que obtuve de aquella apuesta que borraría cualquier rastro de nuestra presencia por si Eckhart envía caballeros a buscarnos está en mis manos. ¿Por qué quedarnos?

—Elijah— el duque miró a su nuevo mayordomo.

—Yo he visto a la señorita Penélope ir y venir seguido desde el tercer piso durante las últimas semanas— confesó Elijah, falsamente, por supuesto —cuando revisé, la puerta de la señorita Yvonne estaba abierta— terminó de dar su falsa declaración. Quiero golpearlo tal como lo hice con Emily.

¿Qué pasaría si?Where stories live. Discover now