La risa nocturna de la villana. Episodio IV.

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¿Qué pasaría sí?

La risa nocturna de la villana.

Episodio IV.

Así en la tierra como en el infierno.

En historias de terror se dice que el infierno es el lugar en donde residen los demonios, seres corruptos por la oscuridad del mundo, ángeles caídos del cielo corrompidos por sus propios pecados, las almas de los humanos que en vida cometieron pecados imperdonables. En cada religión se habla de los demonios y el infierno, sin embargo, ninguna dijo que el verdadero infierno se encuentra en la misma tierra.

En tanto abrimos los ojos, el infierno nos golpeó de repente. Cuerpos sin vida a nuestro alrededor, bolas de fuego volando en el cielo oscurecido gracias al humo de las mismas bolas de fuego, gritos de caballeros llamando a un mago sanador para su compañero caído, caballeros retirándose ante la muestra de poder de su enemigo.

Sin reaccionar a tiempo, mi señorita se lanza al frente, recitando un hechizo y formando un escudo. Reacciono a tiempo, al escuchar el sonido de una espada chocando contra el escudo de mi señorita. Levanté la mirada, asustada, y entonces, lo encontré. El potencial latente en la vida de mi señorita, Eclipse Kan Delman, el príncipe bastardo de Delman.

— ¡Reacciona Odette! — gritó mi señorita.

Reaccionó a las palabras de mi señorita. No es momento de estar pensando cosas sin sentido, si mi señorita logra eliminar la bandera de la muerte desde el comienzo, puede y sea posible para ella sobrevivir más allá antes de la aparición del jefe final. Con la determinación de proteger a mi señorita, rebusco la daga que siempre cargo desde que descubrí al joven duque a punto de entrar a la habitación de mi señorita el día anterior. Salí del escudo que ella formó y me lancé hacia Eclipse con intenciones de acabar con su vida. Sin embargo, Eclipse es más capacitado para el combate, no soy un rival para él, por lo que bastó un golpe suyo para dejarme fuera de combate. Mi señorita corrió hacia mí, preocupada, sin embargo, Eclipse la tomó por la cintura, la cargó tal cual costal de papas, con intenciones de raptarla.

— ¡No! — me levantó del suelo, con una extraña energía recorriendo cada fibra de mi ser, el sentimiento de poder pelear contra todo y todos con tal de salvar a mi señorita — ¡aléjate de ella! — sin darle tiempo de reaccionar, tomo una espada en el suelo, me posicionó detrás de él con suma facilidad y logró hacerle un corte profundo en la espalda.

La herida no es profunda, lo admito, sin embargo, lo obligó a soltar a mi señorita y mantener la distancia. Sea cual sea la energía que en estos momentos me salvó de una inminente muerte, mantiene en alerta a Eclipse, el cual me observa tal cual cazador en busca del ser vivo que ha elegido como su presa de por vida.

— ¡Príncipe! — un soldado de Delman se llevó el cuerpo herido de Eclipse — ¡retirada! — gritó el soldado.

Eclipse me observó por última vez antes de retirarse en compañía del soldado y los demás soldados. Sin embargo, lejos de apartar la mirada, Eclipse se marchó con su mirada sobre nosotras en todo momento, ¿acaso descubrió algo que yo no? Quiero preguntarle, pero a la vez no, después de todo, ahora nos encontramos rodeadas por el ejército imperial encabezados por Calisto Regulus.

—Identifícate o muere— Calisto no dudó en desenvainar su espada y apuntar a... ¿mi garganta? ¿Qué?

—Por favor, espere— mi señorita no dudó en levantarse y colocarse como escudo —me presento formalmente, mi nombre es Penélope Eckhart— al escuchar el nombre de mi señorita, Calisto bajo la espada más no la guardia.

—Este no es un paseo por el palacio, princesa— bromeó el rubio — ¿puedo saber la razón de tu presencia? — preguntó el rubio en un tono demandante.

—... Escapé de Eckhart, su alteza— admitió Penélope —como su alteza se ha dado cuenta, soy una maga— confesó con suma facilidad.

—Lo sé, la rapidez con la cual ejecuta los hechizos es digna de admirar— admitió Calisto, reconociendo el talento de mi señorita —pero eso no es razón suficiente como para...

—Soy descendiente de mago ancestral— confesó mi señorita.

Wow, la expresión del Calisto y sus allegados no tiene precio. Si tuviera una manera de plasmar sus expresiones definitivamente lo haría, ¿Cómo puede mi señorita palabras capaces de hacer cambiar a las personas?

—Ya veo— Calisto guardó su espada —la princesa se ha presentado— inició —pero no es suficiente— dirigió su mirada hacia mí, ¿Qué tienen los objetivos de captura de observar de esa manera a un extra como yo? ¿Es acaso que mi rostro es un espectáculo para ellos?

—Mi nombre es Odette, su alteza— con voz temblorosa, me presento —soy una mucama al servicio del ducado Eckhart— explico —se me asignó como la mucama de mi señorita desde el momento en el cual llegó al ducado— con ayuda de un soldado, me levanto del suelo y sacudo la suciedad de mi falda.

—Ya veo— Calisto no dudó en darnos la espalda —princesa, si conoce hechizos de sanación, es más que bienvenida a mi pelotón— comenzó a andar.

—... ¡Gracias, alteza! — mi señorita no dudo en ir tras él.

Camino detrás de ella, temblorosa. El poder que anteriormente recorrió cada fibra de mi ser dejó una secuela en mi cuerpo. Las extremidades apenas y me responden, mi cuerpo se siente pesado, no puedo caminar con normalidad, por lo que muy a su pesar, Calisto le dio la orden a su fiel amigo, Cedric Potter, de cargar conmigo a sus espaldas.

—Muchas gracias, caballero— le agradezco el gesto.

—De nada, señorita— sonrió —mi nombre es Cedric Potter— se presentó, caminando detrás del rubio mientras Penélope camina a su lado totalmente avergonzada por estar presente frente a un miembro de la familia imperial.

—Soy Odette, sir Potter— me presento con torpeza.

Durante el camino, sir Potter converso con tanta naturalidad como si me conociera de hace muchos años, ¿Por qué? es la primera vez que oficialmente me presento ante él, ¿Por qué tratarme con amabilidad?

Sumergida en mis pensamientos, rápidamente llego al campamento del príncipe heredero. Calisto le dio indicaciones a Jean de llevar a Penélope a tratar con los heridos. Jean le permitió a mi señorita acompañarlo a tratar a los heridos. Calisto, por el contrario, me dio la orden de preparar el baño.

¿Qué ha dicho este sensual y estúpido rubio de cuerpo perfecto y cicatrices que en lugar de causar desagrado pienso que son sexys?

Ni siquiera esperó mi respuesta, comenzó a desvestirse en ese maldito momento. Joder, que gran vista. Un cuerpo perfectamente bien definido sin exageración en sus músculos claramente marcados por la guerra. Espalda ancha, hombros perfectamente equilibrados, caderas firmes, un par de glúteos en buen... Espera... ¡Mierda!

Corro en dirección a preparar el baño al darme cuenta la sonrisa socarrona del príncipe heredero. Maldición Odette, un día de estos observar a un noble desnudo te llevara a la guillotina, ¡por dios! ¡Calisto es de Penélope, recuérdalo, maldición!

Ese día, el maldito príncipe heredero me tomó por su mucama personal y a mi señorita la sobreexplotó por los siguientes seis años que duró la guerra. Evitamos una bandera de muerte para terminar en un lugar peor al primero, pero con la protección de un príncipe heredero. No es lo mejor, pero es tiempo suficiente como para ganar su confianza y lidiar con la perra de Leila en el futuro con su ayuda.

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Que tonta fui al creer que mi sola presencia sería suficiente para alterar su destino y evitar la muerte de Penélope.

Continuara...

Odette preparando el baño e incluso ayudando a Calisto mientras se lo sabrosea xD

Firma: Shaoran Uchiha de Nikaido.

¿Qué pasaría si?Where stories live. Discover now