las cartas que nunca envié.

Carta #17: no me divulgues.

Corre como ciervo por la pradera de amplios horizontes.
Sé ave y extiende tus alas en tu glorioso vuelo por aquel cielo eterno.
Flota en mareas de corrientes infinitas por los siete mares.
Pero por favor, no le digas a nadie.

Mi amor ha sido difamado por aquellos que dicen tener la verdad.
Mi alma ha sido sentenciada a mil años de agonía.
Mi cuerpo encadenado a paredes de concreto y ladrillo.
Mi boca sellada por lazos de amistad falsos.
Y aún me pregunto, ¿será correcto decirles a todos sobre ti?

Soy esclavo de las opiniones, juicios y prejuicios de aquellos que dicen amarme de verdad.
Y devoto a las falacias que escupen al hablar.
Estoy paralizado por su estremecedor amor lleno de malicia y maldad.
He quedado anonadado por sus más leales actos al distorsionar mi realidad.
Y aún me pregunto, ¿estará bien decirles lo mucho que te puedo llegar a amar?

Guerra de palabras.
Disparan al hablar.
"Te va a dejar"
"No te ama de verdad"
"Te va a engañar como los demás"

Inocentes lagrimas
Corren por mis mejillas rojo carmesí
"No seas estúpido"
"¿Cómo pudo fijarse en ti?"
"No te durará"

Y mi corazón de hielo
Rompe en mil pedazos como cristal

Ahora me cuestiono si será correcto aceptar que te quiero no para esta noche ni para cuando necesite un poco de placer, sino, que te quiero para toda la semana, todo un mes, un año y si es posible, para siempre y mucho más.