Carta #24: limerencia.

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Creo que te vi anoche mientras dormitaba
Entrabas por mi puerta con una sonrisa encantadora
Te lanzaste a mis brazos y me diste un beso
Creo que te vi anoche mientras dormitaba
Pero al despertar ya no estabas más.

Te dije entre susurros sollozantes que te quiero, mientras tú jugabas al chico incomprendido de la escuela. Recuerdo que tomaste mi mano, sonreíste y luego me llevaste atrás de las gradas, donde simplemente me abrazaste y dijiste en voz baja "yo también te quiero y mucho."

Después de ese día, lo nuestro se volvió un intercambio de miradas intrigantes, llenas de romanticismo, ternura y pasión, y yo, poco a poco, me estaba enamorando.

Los pasillos que recorrías solo por verme sonreír un segundo, y como pasabas por la puerta de mi salón solo por una mirada, eras tan considerado y cuidadoso, pero aún me preguntaba ¿por qué tanto misterio a lo que tanto amas?

Entre días de desinterés y minutos de importancia, ahora era yo quien pasaba por los pasillos que tú frecuentabas, esperando una sonrisa pero todo lo que recibía era tu ignorancia.

Entonces, te perdoné incluso cuando nunca me lo pediste, y mantuve nuestro amor secreto en la oscuridad de mi casillero, entre cartas de amor jamás entregadas y canciones mal versadas.

Te empecé a añorar tanto que me dañaba a mí mismo, así que me convencí de que la única manera de dejar de sufrir era volver a recibir ese amor tuyo tan estremecedor e incandescente, y busqué por ello... pero encontré un dolor aún más abismal y frío.

Me obsesioné tanto a tu aroma, que intentaba recrearlo en la penumbra de mi alcoba, entre cobijas y almohadas, y partes de mi ropa.
Me obsesioné tanto con tu voz que repetía día y noche tus mensajes de voz donde me llamabas tu bebé y decías que me extrañabas.
Me obsesioné tanto con tu amor que lo único por lo que respiraba era por que tú me vuelvas a amar como dijiste hacerlo, y aún mucho más de como yo lo hago.

Sé que es un poco loco pero estoy loco y es por ti, y quiero que tú lo estés de mí, así que, me la paso pensando en mil y un formas de hacerlo realidad cuando la realidad es que vivo en limerencia desde que te conocí.

las cartas que nunca envié.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora