El hilo rojo del destino

Comienzan las mentiras

En la vida necesitas tener cierto estatus para tener respeto. Muchos se fijarán en la marca de ropa o zapatos que usas para saber cómo deben de tratarte.

Lastimosamente no muchos tienen la posibilidad de pensar en que marca de ropa usan, en especial las personas de clase baja con negocios propios y pequeños que sobreviven con lo que ganan en el día. Si añades el ser inmigrante solo empeora las cosas.

Mucho peor si eres estudiante becado en una universidad prestigiosa, ya que la beca no ayuda mucho a amortiguar los gastos.

Ese era el pensamiento de Hanji.

A pesar de tener una beca, esta solo cubría lo que era el costo de matrícula y las mensualidades, sus gastos personales como transporte, sacar fotocopias de los de la biblioteca, ir a los cafés internet para hacer los trabajos, etc; salían de su bolsillo.

En poco tiempo el dinero que tenía ahorrada de su último trabajo se gastó.

Por lo que, a pesar de la negación de su padre, decidió buscar un trabajo de medio tiempo.

Lo bueno fue que, gracias a la ayuda de Sasha, encontró uno, en la pastelería de Nikolo necesitaban a un repartidor que hiciera delivery, así que acepto, teniendo de transporte una bicicleta que le pidió prestada a una vecina.

Sus amigos de la universidad al enterarse decidieron ayudarla y de paso conocía sus casas, ya que la mayoría ya conocía su casa y a sus padres. Así que sería una buena oportunidad de que ella también conociera a los suyos.

Primero fue Annie

Su casa era grande y rodeada de mucha vegetación, de por si las paredes estaban llenas de plantas.

- Bueno, si tiene tantos hermanos como dice eso justificaría el tamaño del lugar- opino para luego sacar los dulces veganos que ordenó y camino hacia la puerta para tocar el timbre.

- Hola Hanji- Annie la recibió.

- Hola Annie, aquí tienes - le acercó la bolsa de papel con el emblema de la pastelería de la familia de Nacher - tarde 30 minutos como prometí.

- Gracias - Annie acepto la bolsa.

- Donas con crema de avellana, pastel de chocolate, barritas de limón, waffles azules con moras, tarta de piña con coco, copa de brownie con fruta y yogurt, rollos de canela, polvorones sin gluten, galletas con arándanos , copas de pitahayas con miel y trufas de chocolate- menciono todo el pedido, tenía buena memoria.

- Si, es todo - Annie vio la lista en su teléfono de todo lo que ordenó.

- Bien, me voy- dio media vuelta.

- Espera - Annie le agarro del hombro - aprovechemos que estás aquí para que conozcas a mis padres y hermanos.

- Lo siento, pero...- no pudo continuar porque Annie no le dejo.

- Mi hermano Donatello tiene varios libros de botánica- sabía que le encantaba esa área - Si te quedas un rato te los puedo mostrar.

- Bueno, no haría daño quedarse un rato - termino por aceptar.

- Adelante - se hizo a un lado para que pase.

Las paredes estaban llenas de cuadros de la familia, en verdad eran una familia muy grande, esperaba no confundirse en nombrar a los cuatrillizos y trillizos, aunque a juzgar por los cuadros, cada uno tenía un color favorito y rasgo diferente, además Annie le contó sus personalidades.

Continuó caminando hasta llegar al jardín interior donde estaban todos.

- Familia - les llamo Annie - les presento a una amiga de la universidad, Hanji- la señaló.