Ya habían pasado dos semanas desde el fallecimiento repentino de doña Florencia, pero aún se sentía que hubiera sido ayer, sobre todo para Levi.
Flash back
Tres días después de su fallecimiento Kuchel ya la estaba enterrando junto a la tumba de su esposo, en el entierro también se encontraban sus amigas y ex compañeras del hospital en donde trabajo y también la hija de la anciana, junto con su esposo; Kuchel le había pedido a Kenny que la buscara y le comunicara la noticia de que su madre había fallecido.
Todos los gastos del entierro fueron pagados por Kuchel, sentía que era lo menos que podía hacer por la mujer que le ayudo en los momentos que más necesitaba apoyo.
Al lado de ella se encontraba Levi tomando su mano, el pobre niño observaba el ataúd que tenía en el interior a la mujer que el consideraba su abuela, y que a parte de su mamá era la persona que más quería en el mundo.Se le veía sereno pero deprimido, su mamá le había dicho que su abuela no volvería a despertar y que ahora le estaban dando un nuevo hogar,en el que podría descansar para siempre.
El padre había acabado de darle el ultimo adiós a la anciana y era el momento de bajarlo, todos se acercaron a dejarle flores.En el momento en el que el ataúd estaba descendiendo Levi apretó más la mano de su mamá, ya no podía contenerse, agacho la cabeza y empezo a llorar en silencio.
Kuchel se percato de eso y se puso a la altura de su hijo, saco un pañuelo de su bolso y empezó a secarle las lagrimas a Levi, las cuales no dejaban de brotar.
-No estés triste Levi, aunque la abuela ya no este con nosotros estoy segura que aún se preocupa por ti, este donde este-dijo la azabache tratando de consolar a su hijo.
-La extraño-fue todo lo que Levi dijo para después abrazar a su mamá.
-Si, yo también.
Después de ese día ambos comenzaron a empacar sus cosas para mudarse a su nueva casa, Kuchel decidió eso para que Levi pudiera superar de mejor forma la partida de su abuela.
Final del flash back
Ahora estaban instalándose en su nueva casa, pero aún faltaba una cosa por hacer y esa era enterrar al abuelo Ackerman, de solo pensar en eso Kuchel se entristecía mucho.
Esa noche iban a ir a casa de Keyden a hablar del asunto y de paso a conocer a las nuevas integrantes de la familia, que Keyden le había comentado a Kuchel en el juzgado. Kenny fue a recogerlos, Kuchel vestía un vestido negro largo con un saco del mismo color y Levi un pantalón negro y un suéter de color blanco con rayas negras.
A los pocos minutos llegaron a casa de Keyden, Kenny se bajo del auto para abrirle la puerta a su hermana y a su sobrino.
Al entrar en la casa Keyden fue el primero en darles la bienvenida.
-Hola Kuchel-dijo mientras la abrazaba
-¿Mamá, quien es?-preguntaba Levi agitando la mano de su mamá.
-Levi, él es tu tío Keyden-decía Kuchel mientras miraba a Levi.
-Hola Levi, me alegra mucho conocerte al fin-decia Keyden mientras se arrodillaba hasta quedar a la altura de Levi-Hay una personita que esta muy emocionada por conocerte a ti y a tu mamá.
Luego tomaron asiento en un sofá y Levi saludo a sus abuelos, Keyden salio de la habitación un momento, al poco regreso acompañado de una mujer de rasgos asiáticos y una niña.
-Kuchel, te presento a mi esposa Hanami y ella es mi hija Mikasa- decía mientras señalaba a cada una.
Keyden había conocido a Hanami cuando viajo a Japón para que aceptaran hacer negocios con su familia. Hanami era la encargada de llevar la administración y hacer los negocios en nombre de su familia, así que pasaban mucho tiempo juntos.Y al pasar el tiempo empezaron a tomarse cariño y después de un tiempo decidieron casarse, después de haber cerrado el negocio Keyden regreso a Francia pero ahora con Hanami a su lado, lo que fue una gran sorpresa para toda su familia, y al año de casados Hanami estaba embarazada.
ESTÁS LEYENDO
El hilo rojo del destino
RandomLa vida a veces nos pone en situaciones muy difíciles para ver que tan fuertes y capaces somos de salir adelante y seguir con nuestros sueños, y también nos pone pruebas en cuanto al amor para saber que tan dignos somos de dicha persona a la que pro...