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¿Podría uno volverse adicto al pecado?

Mientras Choi Ryeowook era sujetado fuertemente contra la puerta del camarote perteneciente al capitán Yesung y sus labios eran devorados con avidez, creyó que definitivamente uno podía hacerse adicto al pecado y por eso era que tanto tantes como madres y padres protegían tan fervientemente de ello a sus hijos.

Un jadeo escapó de sus labios cuando Yesung aventuro sus fornidas manos a su trasero, amasando sin cuidado, con fiereza, arrancándole desesperados jadeos al joven entre sus brazos, de pronto el hombre lo alzó en vilo, comprometiendo al rubio, que, sin saber cómo reaccionar atino a engancharse con fuerza del cuello del hombre y enredar sus estilizadas piernas alrededor de la cintura del mismo, que sonrió contra sus labios antes de tirar con fuerza del labio inferior de su amante.

- Eres tan sensible, tan receptivo.

Ryeowook le escuchó, sin embargo se vio incapaz de responder, los largos dedos de su amado tirando lentamente de los sujetadores de su vestido le tenían más ocupado, de pronto abrumado se vió en un momento de claridad, él no tenía ni idea de que haría si se veía descubierto y sin ropa, sabía que aquello era un acto sumamente íntimo, sin embargo nadie nunca le había preparado para tal cosa, ¿Acaso había más? ¿Por qué quitarle la ropa? ¿Su capitán le haría un bebé?

Yesung, que aún se mantenía jugando con los sujetadores del vestido le miró y sonrió lleno de ternura al verle tan perdido en sus pensamientos, con el cabello rubio desordenado, las horquillas más caídas que puestas, el rostro rojo y el rastro de saliva brillante en sus labios, el doncel seguía siendo un desastre de sonidos y respiraciones erráticas, sin embargo parecía en medio de un debate mental demasiado difuso. El capitán recordaba muy bien que Ryeowook era un noble, por ende fue educado para no estar enterado de nada de los placeres carnales, pues la mínima información de esto podría mancharlo de forma irreparable.

Y ahí estaba él, un hombre que había tenido a más mujeres y donceles en su cama de las que alguna vez podría contar o recordar, aprovechándose de la dulce inocencia de un joven doncel noble, un alma notablemente pura que parecía contrariado por la ola de sentimientos, emociones y sensaciones que rodeaban su cuerpo.

- Querido - le llamó, obteniendo al instante una mirada apenada y un rostro aún más rojizo que antes de parte del Doncel -. Amor mío, ¿Qué perturba esa brillante mente tuya?

El doncel guardó silencio, desviando repentinamente la mirada del hombre que lo tenía entre sus brazos, tímido e ignorante de lo que estaba desarrollándose momentos atrás.

- Es perfectamente natural tu temor, amor mío - habló el hombre de nuevo, afianzando su agarre en la cintura del menor y comenzando a caminar hacía la cama -. Lo desconocido se caracteriza por ser aterrador.

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2022 ⏰

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