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Se detuvieron ante un muchacho de no más de veinte años, parecía lleno de vivacidad e ímpetu, les dedico una mirada curiosa acompañada de una bonita sonrisa, aun ofuscados, los donceles correspondieron, haciendo una sincronizada reverencia.

- Se supone que reverencies también, idiota – dijo una voz a espaldas de los donceles. El muchacho que tenían delante se apresuró a reverenciar, aun sonriente, parecía un muchacho encantador.

- Kyungsoo – llamo Yesung -, cuide su vocabulario en presencia de los señoritos Choi, no queremos darles una mala impresión.

- Permítame capitán, yo no creo que el desfachatado Choi Ryeowook vaya a espantarse y salir corriendo por una simple palabrilla – aseguro el doncel, provocando que ambos donceles abrieran los ojos con grandes muecas de asombro en sus preciosos rostros.

- ¡¿Soosie?! – preguntaron al unísono, girándose en dirección al otro doncel.

- Claro que soy yo, tontos donceles sumisos – exclamó, parpadeando rápidamente.

Ambos hermanos se lanzaron en su contra sumiéndolo en un abrazo lleno de cariño y fervor, llevaban tres años sin ver al doncel, desde que su familia había comunicado su partida a un internado en Londres, creyeron que jamás volverían a verlo, pero ahora se hallaba allí, con ellos, la bruma melancólica los envolvió rápidamente, provocando un llanto desmedido en los tres jóvenes donceles.

Los tres hombres restantes se hallaron confusos al lado de los donceles, Yesung consiguió separar a Ryeowook de la masa de extremidades para consolarlo a solas, el doncel cedió fácilmente, dejándose envolver por los fuertes brazos del capitán y sin levantar la cara del pecho de este, se vio conducido a través del gentío de la calle y conducido a un lugar que desconocía, pero al escuchar sus pasos golpear ruidosamente contra un firme piso, cayó en cuenta de que se encontraba dentro de la embarcación que tanto le había sido descrita en la correspondencia que intercambiaba con el capitán.

Aventurándose, alzo la vista para encontrarse con un hermoso panorama, se elevaba por lo menos siete metros del suelo, en una cubierta extensa donde se encontraban cerca de veinte hombres mirándolo sonrientes, cada uno en una posición tan rígida que parecía incomoda. Los hombres imponentes amedrentaron levemente a Ryeowook, que tuvo la intención de volver a su escondite, viéndose frustrado cuando Yesung no se lo permitió y le sonrió dulcemente.

- Estos de aquí son hombres en los que puedes confiar y hacerles saber tus necesidades, se encargarán de cumplirlas – le dijo.

Los hombres asintieron alegres y se dispersaron, permitiéndoles el paso.

Yesung lo guio por una puerta ubicada debajo de la elevación donde se encontraba el timón, que a su vez llevaba a una escalinata pequeña de maderas fuertes y relucientes que llevaban a una planta con siete puertas con una distancia prudente entre sí.

Antes de que Ryeowook pudiera decir algo, el capitán Yesung tomo la palabra.

- En esta planta se encuentra mi oficina, la recamara de Hyukjae y la mía, el comedor, la cocina y las puertas restantes no deben resultarte interesantes, fungen como simples desvanes – informo, dirigiéndolo a la habitación del fondo del pasillo.

- ¿Qué hay en la planta baja? – pregunto Ryeowook, admirando el detalle de las esculturas talladas con la misma madera del barco, eran todas sirenas.

- Las dos plantas bajas funcionan como camarotes para los hombres y la última, claramente se trata de

- La Habitación de remo y propulsores – lo interrumpió Ryeowook, Yesung lo miro sonriente y asintió despacio, ganándose la mirada de superioridad por parte de Ryeowook.

- ¿sabes de barcos? – le pregunto.

- Sé tanto de ellos que podría quitarte el puesto sin pestañear – le presumió.

Yesung soltó una risa cantarina antes de continuar su camino por el pasillo, al llegar a la puerta del final, abrió paso para que Ryeowook se internara el ella primero, manteniéndola abierta y luego cerrándola de forma brusca, acto que llevo a Ryeowook a ponerse pálido mientras se sujetaba el pecho con la mano enguantada en rosa.

- ¿Qué puedes saber de este barco que yo no? – le preguntó, dirigiéndolo indulgentemente a la sala de descanso de la habitación.

- No puedo saber más que tú, claro está – pronunció, sentándose cómodamente en el sofá francés de dos piezas -. Sin embargo, creo que aun sin haberlo visto del todo, puedo saber características importantes de tu Galeón Pirata.

- ¿Cómo estas tan seguro de que es un Galeón Pirata? – le pregunto intentando ocultar una sonrisa.

- ¡Mira nada más la monstruosidad que es!

- ¿eso es todo lo que sabes? – le provocó.

- No. Creo que este barco posee cuarenta y cuatro cañones, y que estos mismos están en la planta debajo de esta, además de que tiene como mínimo, doscientos ochenta hombres a bordo, además, por lo que vi allá, en cubierta, me atrevo a decir que lo has modificado para aumentar su velocidad – su rostro se ilumino conforme las palabras bien acertadas salían de su boca. A como el capitán Yesung lo veía, el doncel era todo un erudito.

- ¿a qué modificaciones te refieres, amor mío? – pregunto, diciéndose a sí mismo que Ryeowook no podría haber notado algo como eso con tan solo llevar en el barco unos minutos.

- Las velas, claramente – apunto sonriente -. Las velas de este tipo de voluptuosos barcos son cuadradas, sin embargo, esta embarcación tiene también velas cuchillo, al tener las dos, me es imposible no pensar que necesitabas aumentar la velocidad.

- Así es – asintió el mayor de ambos -. Es bueno que no hayas errado.

Ryeowook lo miro inquisitivo, sin molestarse en ocultar la curiosidad de sus ojos.

- Planeaba castigarte de forma terrible – le informo el capitán, provocándole un escalofrió que le recorrió la columna vertebral -. ¿sabes algo más?

Ryeowook negó con la cabeza, acercándose inconscientemente al hombre que lo devoraba con la mirada, sin perder el contacto visual, Yesung lo apreso con su cuerpo grande y fornido, cayendo ambos sobre la gruesa alfombra que cubría el piso entablado, viéndose atrapado y deseoso, Ryeowook se apresuró a buscar la boca de su amante, terminando ambos sumidos en un apasionante beso donde sus lenguas danzaban sensualmente arremetiendo una contra la otra. La mano de Yesung busco a tientas los botones que mantenían preso el cuerpo del hermoso doncel entre sus brazos, encontrándolos jugo con ellos sin llegar a sacarlos de ojal, pensando la comodidad del doncel, que dejo su boca para restregarse contra su cuerpo furiosamente.

- Amor, tú...

- Sí, sí quiero – se apresuró Ryeowook, sin ser realmente consiente de lo que decía.

Entonces el capitán lo levanto abruptamente de la suave alfombra al estilo nupcial y lo deposito en la cama con sumo cuidado, dedicándole una mirada felina cargada de lujuria.







Entonces el capitán lo levanto abruptamente de la suave alfombra al estilo nupcial y lo deposito en la cama con sumo cuidado, dedicándole una mirada felina cargada de lujuria

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