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El capitán Yesung era un hombre por demás experimentado, pensaba Ryeowook, lleno de pesar, al caer en cuenta de que un joven inexperto no tenía nada que ofrecerle a un hombre como el, después de todo, Yesung era un truhan con todas las de la ley, la tarde anterior no le había permitido alejarse de él ni un momento, alegando que el tiempo que poseían era escaso se había aprovechado de él con descaro, sus labios habían sido tan mordisqueados aquella tarde, que aún seguían rojos e hinchados, impregnados de la esencia del descarado hombre que había asaltado su boca con furor y pasión. Podía sentir el rose de las manos firmes y ásperas en su cuerpo, sin pena alguna el capitán Yesung había decidido que era buena idea acariciar su cuerpo por sobre la suave tela de su traje, y Ryeowook, sonrojado, agitado, pero sobretodo, sobreconsumido por la excitación de su cuerpo, se lo había permitido y lo había incentivado a continuar.

No fue hasta la vuelta de Donghae, ya bien entrada la tarde, que se vio librado del insaciable hombre, que no perdió el fuerte agarre en su cintura hasta que se hubieron despedido y Ryeowook se encontró jurándole que no corrían riesgo alguno volviendo solos a la mansión.

A su vuelta se había visto obligado a compartir la cena con Cho Kyuhyun, que se había pasado de adulador al verlo tan sonriente, su padre Siwon creyó que la sonrisa enamorada en la cara de su hijo se debía a que comenzaba a sentir afecto hacia su prometido, así que feliz y más que entusiasmado por el cambio de actitud de su hijo pequeño, había organizado una pequeña reunión con no más de cien personas para la semana próxima.

Estaba ansioso por que todos vieran el cambio en su hijo.

¡Estaba tan calladito y sumiso después de su cabalgata con Donghae!

Sin embargo, Ryeowook pensaba que su progenitor estaba exagerando todo -como siempre -, típica costumbre victorina.


Sin embargo, Ryeowook pensaba que su progenitor estaba exagerando todo -como siempre -, típica costumbre victorina

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Otro comportamiento extraño en esa casa era el de Donghae, que pasaba su tiempo suspirando y sonriendo. A Siwon no le extrañaba, creía que su hijo por fin había conocido a un muchacho, todo lo que esperaba en la vida se estaba realizando frente a sus ojos, de saber que construirle una casa de campo al obispo le iba a traer tanta fortuna divina, lo hubiese hecho hacia años.

- Padre - llamó la suave voz de Donghae.

- Dime hijo - sonrió, cerrando la biblia que descansaba en su regazo.

Ryeowook, a un lado de Donghae, lo miro con el ceño fruncido y los ojos crispados, tenía la leve sospecha de que su padre había comenzado a consumir opio, últimamente lo veía demasiado feliz, y si antes ya era un creyente de primera fila, ahora era un aspirante a sacerdote, en su fuero interno temía que el hombre decidiera dejarlos para emprender su camino por el sendero de Dios.

Por su parte, Donghae creía que el hombre tenía un amorío con el obispo, el hombre era extraño y el reciente comportamiento de su padre le daba razones, ¿Quién pasa todo el día en la iglesia? ¿Por qué construía una casa de campo para el hombre si no era su placee? Volviendo a la realidad, le sonrió de forma claramente forzada antes de hablar.

- Hemos de ir a la plaza principal.

La sonrisa de su padre no falló ni un segundo, dándole un aterrador aspecto cuando el hombre abrió los ojos con asombro.

- ¿van a ir en busca de alguna modista para Ryeowook? - pregunto, sonriendo aún más, si es que se podía.

Entonces Ryeowook entendió algo, su padre realmente estaba consumiendo opio y seguramente ingiriendo agua bendita o vino de consagración.

- Si - se apresuró a decir Ryeowook -. Además, queremos pasar el fin de semana entero allá - añadió, haciendo que Donghae le viera con los ojos entrecerrados, pero sin decir nada.

- ¿Por qué quieren eso? pueden ir y venir en un mismo día sin ningún problema - solo al decir esto, su sonrisa decayó un poco.

- Necesito ropa nueva - respondió de nuevo el menor -, quiero verme bonito para Kyunnie, además ya tenemos lista la reservación en The Grand Palace, estaremos bien.

Donghae se preguntó cuándo su hermanito había aprendido a mentir de forma tan descarada.

- ¡Fantástico! - vocifero Siwon, entusiasmado con la idea de que su hijo y su prometido se llamaran con apodos cariñosos incluso. Bien sabia el que todas esas cartas que enviaba y recibía el menor eran el producto de un amor fortaleciéndose.

Y tenía razón, no precisamente el amor de Ryeowook por Cho Kyuhyun, pero si había un amor involucrado en todo aquello.

- ¿Nos das dinero o no? - le pregunto el más joven, hastiado con la actitud de su padre.

- ¡Claro que sí, querido mío! - se encamino hasta su escritorio sin importarle que la biblia cayera y se azotara estrepitosamente en el suelo marmolado -. ¡ser joven y enamorado, es tan bello! - siguió vociferando el hombre, yendo directo a su caja fuerte.

- Te dije que consume opio, está cada día más deschavetado - le dijo Ryeowook a Donghae en un susurro casi imperceptible.

- ¡Wookie no digas eso! - le regañó, en un grito susurrado.

Su padre se giró entonces, con un saco del tamaño de un bolso de fiesta, sonriente y susurrando cosas inentendibles se los tendió a sus hijos, Donghae lo recibió, con dificultad, por el peso del mismo.

- Gracias padre - reverencio ante el hombre, que envolvió los brazos alrededor de sus hijos y los acompaño hasta la puerta, donde sus tantes ya esperaban pacientemente a lado de Heechul.

Siwon retiro los brazos de sus hijos y fue a abrazar a su esposo, que lo recibió sonriente, aun no compartían el lecho, pero el hombre estaba al tanto de los planes de sus hijos, así que distraería a su marido tanto como pudiera.





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𝚃𝚁𝚄𝙷𝙰́𝙽 | 𝚈𝚎𝚆𝚘𝚘𝚔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora