Siete llaves

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Desde esa primera cita con Alexander, vinieron muchas más. Salimos a comer, caminar por los parques de New York, a nadar, a patinar, al cine, le hice de cenar, comida típica de Chile.

Hemos salido durante un año, y cada día era mejor, opté por no contarle a nadie, ni a mi madre sobre mi amistad con Alexander, aunque él nunca me pidió que silenciara nuestra amistad, yo preferí ocultarlo.

Alexander me sorprendía cada día, durante todo este año de amistad, no dejó de mandarme mensajes todos los dias, me enviaba flores una vez a la semana, cuando viajaba siempre me compraba algún recuerdo, él es muy respetuoso, tengo claro que le gusto y mucho pero me encanta tenerlo así, ganándose mi corazón, tengo miedo de que se acabe todo esto al pasar a otro nivel, al sentimental.

Hasta que llegó ese día, Alexander me llevo nada menos que a París, al concierto de Andre Rieu, me encanta la música de aquel orquestista.

Alexander no tenía límites, si era necesario me llevaría a la luna para hacerme feliz.

Después de aquel bello concierto caminamos por las calles de París, era verano en esa época, estaba exquisito el clima, ideal para caminar y disfrutaba de todo a mi alrededor.

- Alexander te das cuenta de lo malcriada que me tienes - le dije al sonreirle.

- Isabel soy yo el egoísta, te usa, ya que sin tu compañía nada de esto tiene sentido - me respondió.

Nos detuvimos, me tomó de la mano y se puso frente a mí, se veía guapísimo, - Isabel estoy enamorado de ti - dijo mirándome a los ojos.

Me quedé en silencio por unos segundos, - Alexander, tengo miedo que esto acabe, no quiero perderte - Respondí.

Metió su mano al bolsillo y sacó una hermosa cajita roja de terciopelo, me lo entregó y lo abrí, lo que había ahí era hermoso, un colgante con siete llaves.

- Isabel, tú un día me dijiste que tu corazón estaba guardado bajo siete llaves y yo hoy quiero abrirlo, todo este tiempo me ha servido para darme cuenta de lo maravillosa que eres, yo al igual que tú tuve miedo pero por ti soy capaz de todo, mi felicidad depende de la tuya y eso me da la valentía para enfrentar cualquier cosa - me perforaba con sus ojos azules.

Cuando terminó de hablar, ya no tenía duda de lo magnífico que era Alexander, lo abracé y lo besé tiernamente.
Sentir sus labios que recibían los míos y mi lengua bailaba en conjunto a la suya, llevaban su ritmo de manera de deleitarme y entregar miles de descargas por todo mi cuerpo. Nose por cuanto tiempo estuvimos envueltos en aquel beso.

Le pedí que me colocará el colgante y seguimos caminando de la mano por las calles de París.

Llegamos a su departamento, estaba ubicado en el mejor sitio de París, tenía una vista única, apenas pisamos la entrada, no pararon los besos y caricias,  quería entregarme a él, mi cuerpo lo deseaba.

Completamente desnudos me colocó en su cama, ya estábamos en su dormitorio, nos entregamos a la pasión y excitación de nuestros cuerpos.

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Hola a todos,  vamos avanzando en esta hermosa historia.

Isabel disfruta de este nuevo amor pero como la vida es una caja de sorpresas, ésta se encargara de volver su pasado al presente..

Un beso...

INESPERADO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora