El reencuentro

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Llegó el día, viajamos a Australia. Alexander no se ha comunicado conmigo y la verdad ya estaba aburrida de pelear con él, así que me sentí tranquila yo por nadie iba a ceder mi independencia.

Llegamos a Sydney, Ivana está feliz, ella tiene amigas de toda su vida viviendo en aquella ciudad.
Nos hospedamos en el hotel que la empresa nos designó, muy lujoso y moderno.

Cada uno tenía su habitación, el mío tenía una vista panorámica impresionante, me encanto apenas entré. Quedamos con Ivana juntarnos para conocer el hotel, era impresionante, aprovechamos el día para salir ya que al otro día debemos trabajar.

Recorrimos parte de la ciudad, sacaba fotos a todos lados, recordé que aquel país hubiese sido mi hogar junto a él. Jamás supe en que ciudad vivía, había perdido toda conexión con él.

Llevamos dos semanas en Sydney, trabajamos a toda máquina, quedábamos muertos, en la semana después del trabajo solo pedía mi cama, trabajábamos hasta el día sábado para avanzar lo más rápido.

Alexander no se ha comunicado, desde aquel día que estuve en su oficina, no puedo negar que lo extraño muchísimo, él es mi novio o eso pensaba, pero también era mi amigo y extrañaba conversar por largas horas, nuestras caminatas y miles de cosas que eran únicas con el a mi lado.
Yo tampoco hice contacto con él, me sentía libre en aquel país, podía salir libremente, no me perseguían los paparazi y menos andar con guardaespaldas. Extrañaba esa vida de libertad que no tenía en New York.

Ya conocía a las amigas de Ivana, nos llevábamos muy bien, eran tres, una esta casada con hijos y las otras dos solteras, un sábado decidimos salir para desestresarnos, las chicas nos llevaron a un pub muy famoso y pertenecía a un empresario chileno. Ellas ya conocían aquel pub y prometieron que la pasaríamos muy bien, sobre todo yo que era chilena y aquel pub tenía muchas cosas de Chile. Ellas conocían al dueño y por lo que comentaron era un gran empresario de Australia, guapo muy guapo tenía la fama de todo un galán pero no se comprometía ya que él decía que no vivía con su corazón porque una chilena se lo robó.

Entramos aquel pub su nombre "Un pedacito de Chile", era gigante, Andrea, una de las amigas de Ivana, tuvo toda la razón, en aquel pub había recuerdos de mi Chile querido.

Nos acomodamos en una mesa, y empezamos a ponernos a tono, pedimos tragos, la música era muy buena, y la gente que concurría al pub era seleccionada así que se daba un buen clima.

Habían hombres muy guapos y no faltaban los que se acercaban y nos invitaban un trago, las cinco estábamos pasándola muy bien hasta que Sofía, otra de las amigas de Ivana, se levantó y dijo que iba a presentarnos al dueño, tardó unos 15 minutos cuando llegó del brazo de aquel hombre, no alcanzaba apreciar su rostro pero lo poco que alcance a ver me recordé de él, el innombrable, mi corazón empezó a latir desesperadamente y cuando ya estaba en la mesa y nos presenta, escucho el nombre Álvaro Cisternas, ya estaba a punto del colapso.

INESPERADO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora