París

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Liam crecía a toda máquina, cada día nos sorprendía, era un niño muy inteligente, carismático y en donde íbamos llamaba la atención.
Alexander resultó ser un excelente padre, yo por mi parte no lo hacía nada de mal, ver que nuestro hijo era feliz podíamos sentirnos satisfechos y saber que lo estábamos haciendo bien. Liam iluminaba nuestro hogar y nuestras vidas.

Cada vez que hablaba con mi madre insistía para que la visitaramos y reclamaba por ver a su nieto, fue tanta su insistencia que un día tomamos el avión privado de Alexander y fuimos hacer feliz aquella abuela que anhelaba ver a su único nieto.

Llevábamos cinco días y Alexander tuvo que volver a New York, mi madre le rogó para que Liam y yo nos quedemos más tiempo, a mi dios griego no le quedó más que aceptar su petición e irse sólo sin sus dos amores.

Liam era un niño afortunado, entre los mimos de sus abuelos y sus seis tíos, el amor le sobraba. Llevábamos diez días en casa de mi madre, me sentía feliz, realmente mi familia era especial.
Una noche sentada junto a mi madre viendo las noticias por la televisión, quedé petrificada al escuchar el nombre de Álvaro, el avión que se dirigía a París sufrió un desperfecto y al descender explotó en llamas. Los sobrevivientes fueron llevados al Hospital de la Pitié-Salpêtrière y dentro de los sobrevivientes estába el prestigioso empresario chileno Álvaro Cisternas.

Al escuchar la tragedia me pare de mi asiento y voltee a ver a mi madre y con voz decidida dije - tengo que ir, necesito saber como esta - mi madre con cara de preocupación respondió - Isabel tú no tienes nada que hacer allá, él hace tiempo salió de tu vida...... - Madre necesito verlo, no puedo quedarme muy tranquila acá sabiendo que puede... morir y no estar a su lado - la interrumpí

- Isabel que le dirás a tu marido, que iras corriendo a París porque tu ex tuvo un accidente y necesitas cerciorarte que está bien - mi madre dijo con un tono muy molesto y con cara de desaprobación

- Mami, le diré lo necesario a Alexander y a ti que cuides de tu nieto, lo siento pero no necesito permiso ni autorización de nadie para hacer lo que yo encuentro correcto, iré te guste o no - dije observando por la ventana.

Mi madre se levantó se puso detrás de mi y dijo con voz reconciliadora - Isabel jamás me opondre a alguna cosa que quieras hacer, pero creo que esta vez no haces lo correcto, como madre debo advertirte -
apretó mis hombros con tanta dulzura y besó mi cabeza - No te preocupes por Liam yo lo cuidare, ve tranquila - dijo casi en un susurro.

Compre el boleto por Internet, encontré pasaje para el día siguiente en la noche. Llamé a Alexander le dije que un amigo de la familia tuvo un accidente en París e iría a verlo, no le agrado mucho saber que iría sola y que a Liam lo dejaría a cargo de mi madre.

Esa noche no pude dormir pensando en Alvaro, tal como dijo mi madre él ya no pertenecía a mi vida pero algo me unía a él, no necesitaba tenerlo cerca o verlo para sentir esa conexión tan especial, no puedo dejarlo en este momento y si tengo la oportunidad de decirle cuanto lo siento este era el momento.

Aproveche cada minuto para regalonear a mi adorado hijo, jamás me he separado de él y hacerlo ahora que apenas tiene 3 añitos era difícil. Arregle mi maleta, mi idea era estar unos 3 o 4 días allá como máximo, obviamente si mi estadía se alargaba seguramente mi adorado marido llegaría a París y me traería de vuelta enseguida.

Llegué a París, me registre en el hotel y enseguida fui al dichoso Hospital. Me encontré con quien menos pensé Cristopher, apenas me vio se acercó y me quizo abrazar lo freno enseguida con mis manos por delante, le digo - ni lo pienses, jamás pensé que me encontraría aquí contigo - sentí tanta rabia al verlo, ni siquiera le di tiempo para hablar cuando pase por su lado y me dirijo a la habitación 506. Una enfermera me recibe y me pregunta si soy familiar de Álvaro, me hice pasar por una prima, entre a la habitación, verlo ahí en esa cama lleno de máquinas, fue doloroso, no sabía si acercarme o hablarle, el último recuerdo que tengo de él fue cuando me llamo y me dejo un mensaje, no tuve intención de hablar y saber lo que quería, a lo mejor pedirme disculpas o saber de mí.

Parada en la puerta y en la disyuntiva de acercarme o no, escuche su voz - te ves preciosa ahí parada, pero prefiero tenerte a mi lado - dijo con una voz tan dulce y todavía embrujante para mí. Me estiró su mano amoratada se la tome y roce sus labios, sentirlos fue grandioso, no sé que embrujo tenía Álvaro pero ya estaba convencida de que mi cuerpo y mi cabeza se separaban.

- Hola - dije sentada a su lado en la orilla de la cama, tenerlo tan cerca me desarmaba, - no puedo creer que estés aquí, dios era la última persona que pensé ver pero fuiste la única que vi cuando todo sucedió - dijo con esos ojos verdes tan hermosos mirando directamente a los míos.

- Álvaro me enteré de tu accidente a través de las noticias, estaba en casa de mi madre y apenas me enteré vine a verte..... Mi madre te envía saludos y espera que te recuperes pronto - respondí, él me acariciaba mi mano yo creo que aún no podía creer que realmente estaba junto a él. - Isabel, casi muero y no te imaginas todo lo que paso por mi cabeza, sé que eres feliz y tienes un hijo, pero daría todo lo que tengo para volver el tiempo atrás y jamás dejarte, ir contigo a New York, haberme casado y tener muchos hijos, Isabel perdóname por todo, por arruinar la única oportunidad que tuve para ser feliz a tu lado, yo sé que puede ser difícil entender pero te amo y jamás dejara de existir ese sentimiento.... - Álvaro descansa... Lo interrumpí y él haciendo caso omiso, continuó - Isabel Montés voy a estar enamorado por ti hasta mi muerte y yo creo que hasta el más allá, supe lo que paso con Cris, te deje mensajes, te llame, te escribi correos y no tuve respuesta, entendí que ya no querias saber nada de mi y he vivido como he podido, vivir sin corazón es más complicado de lo que te imaginas - sentenció.

Dios escucharlo decir todo eso es como volver años atrás y revivir todo aquello que se olvida pero sigue ahí presente dentro de mí, cuando iba a hablar golpearon la puerta entró la enfermera para avisar que se terminó la hora de visita, obviamente Álvaro se opuso y pidió que me dejaran un rato más pero como siempre las enfermeras y su política intransigente, tuve que marcharme le dije que mañana estaría ahí nuevamente.

Al otro día llegué tal como le dije, se veía feliz de tenerme a su lado, en cierta manera también así me sentía. Conocí a varios de sus familiares y quede sorprendida que muchos de ellos me conocían, claro ser la esposa de Alexander me daba ese reconocimiento.

Han pasado tres días desde mi llegada y en dos días más le daban el alta a Álvaro, me rogó que me quedara para acompañarlo a su casa en París, hace un año vivía ahí.
Hablé con mi madre para avisarle que en dos días más regresaba y ella como siempre no se opuso y sólo me pregunto como seguía Álvaro y que estaba tan feliz de vivir aquellos días con su adorado nieto, además me aviso que Alexander fue a ver a su hijo y que viajó a Dubay para ver un proyecto inmobiliario. Lo llamé enseguida y no tuve respuesta así que le escribí un correo avisandole del imprevisto.

Llegué con Álvaro a su enorme y lujosa mansión, se sentía tan vacía, verdaderamente el dinero no da la felicidad y en ese momento esa realidad se palpaba.
En el hospital quedaron sorprendidos por su rápida mejoría y Álvaro me lo atribuyó, decía que yo era su mejor medicina. Me sentía poderosa escuchar y ver que realmente fue así, que él dependía en cierta parte de mi.

Llegó la noche y debía irme a mi hotel, Álvaro me rogó que no me marchará y con toda su galanteria en marcha no pude negarme. Me quedé en unas de las tantas habitaciones de la mansión, algo se removia dentro de mí, saber que estaba en la casa de Álvaro y pasar la noche ahí sin él a mi lado, me sentía vacía, no necesitaba a Alexander sino a Álvaro y sin querer lo deseaba como antes, a lo mejor tener una despedida de ese gran amor que nos teníamos, mi cabeza era presa del deseo de mi cuerpo y la estaba convenciendo de correr y desatar aquel anhelo de poseer a Álvaro. No podía dormir hasta que en un momento sentí un crujido de la puerta y me hice la dormida. Sentí unos pasos aproximarse a mi cama, voltee y vi a Álvaro con unos bóxer negros y nada más parado al lado de la cama, se asusto y quedó inmóvil, sin decir nada me levanté de la cama y me pare frente a él, parados frente uno al otro, mirándonos y sintiendo aquel calor que se escuchaba a través de nuestros latidos rápidos. Él rozó con sus dedos mi rostro, cuello y tomando mi cabello se lo acercó a su nariz absorbiendo mi olor, cerrando mis ojos me deje tocar, besar y lo que más anhelaba sentir nuevamente su sabor que por mucho tiempo que pasará mi cuerpo jamás olvidaría.

INESPERADO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora