Divorcio

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Dios dame fuerzas!!.. Pedía constantemente. Después del encuentro con Jesucristo en mi vida, mi hijo dejo este mundo, pasó un día y al anochecer mi pequeño Liam falleció.
Traté de hablar con Alexander, pero tras la muerte de nuestro pequeño se cerró, sentía su sufrimiento, quería o mejor dicho necesitaba sus abrazos, su consuelo, alguna palabra pero nada, ya no quedaba nada de nosotros, lo único que nos mantenía unidos era nuestro pequeño y con su partida ya no quedaba ni un ápice de esa tan hermosa unión.

Después del entierro de mi pequeño, mis padres al ver todo lo que acontecía me ofrecieron llevarme con ellos y darme su apoyo pero esta vez no lo acepté, debía hacer las cosas bien, se lo debía a mi hijo, se lo prometí antes que partiera, iba a enderezar mi vida, ahora tenía a alguien en mi vida y se encargaría de todo.

Alexander no volvió a la casa le di tiempo, lo necesitaba, perder a un hijo es algo que estremece tu vida por lo menos para mi así fue.
Empecé a guardar las pertenencias de Liam, fue un momento crítico le pedí ayuda a July para esa triste tarea. Al entrar a la habitación de mi pequeño empecé a llorar, volver a verlo en esas hermosas fotografías que tenía colgadas, y nada menos fueron sacadas por mi, hice todo un gran trabajo con mi hijo, tenía su corta vida retratada en fotografías miles y miles.
July me explicaba que la muerte la viera de otra perspectiva, que Liam estaba con Dios y que algún día lo volveré a ver. Era difícil verlo así, no poder abrazarlo, besarlo, sentir su olor, era una angustia gigante pero debía confiar en Dios que todo tiene un motivo aunque en ese momento era difícil entenderlo.

Han pasado tres meses desde la partida de mi tesoro y lo único que sé de Alexander fue la petición de divorcio que llegó a mi hogar junto a su abogado.
Lo leí, me dejaba la casa, el automóvil y una mensualidad de 50.000 dólares y la petición de divorcio fue por "problemas irreconciliables".

Me arroje al piso y me acosté de estómago, me puse a llorar mejor dicho a gemir, le rogaba a Jesucristo que ya no daba más, la muerte de mi único hijo y ahora mi marido me pedía el divorcio, que más destrozada me podía sentir, la verdad pedía que me llevara al cielo, prefería estar en donde mi pequeño estaba, para que seguir en este mundo no le veía ninguna razón para seguir con vida, ahí en ese tan cruel momento, sentí algo maravilloso, lleno de luz la habitación en la que estaba y oí una hermosa voz pero no la escuche del exterior sino que venía desde mi interior y lo que dijo marco mi vida para siempre.

Llegué a la oficina de abogados para firmar el divorcio, fui sola sin ningún abogado, tenía claro lo que quería y para eso no necesitaba uno. Entre a la oficina y lo primero que vi fue a un Alexander deprimido, nos vimos y de inmediato corrió la vista, saludé y me sentaron frente a él. Habían unas cinco abogados y todos quedaron sorprendidos al verme llegar sola, claramente esperaban ver una fila de abogados.

Comenzaron a explicar un montón de cosas, no puse atención sólo tenía mi atención aquel hombre que tenía enfrente. Se notaba su baja de peso, tenía una barba de semanas, y a pesar de lo bien vestido que estaba se veía apagado.
El abogado a cargo me pregunto si tenía alguna petición extra, y claro que tenía una y era estar a solas con Alexander, se lo dije y el abogado mira a Alexander y él acepta con su cabeza a mi solicitud, los cinco abandonaron la oficina. Al verme sola con él sentí un nudo en mi garganta e inesperadamente él se dirigió a mi pero sin mirarme, se paró de su asiento y miró hacia el gran ventanal, dándome la espalda - ¿Qué quieres? - dijo con voz dura.

Como extrañaba su voz aunque fuese en ese tono, respondí - pedirte perdón.... a lo mejor no lo merezco pero necesito decirlo... Perdóname - suspire y él se cruzó de brazos - jamás te perdonaré - dijo con una certeza que llegó directo a mi corazón.

Sin decir nada, empecé a escribir en un papel, Yo Isabel Montés Valdés acepto la petición de divorcio de Alexander Robsons. A cambio no quiero nada de sus bienes, absolutamente nada. Esto lo hago sin ningún presión, esto lo hago por mi propia decisión.
Coloco mis datos, firma y fecha.
En ningún momento Alexander volteo sólo miraba por la gran vista.

Me paré y dejé el papel en la mesa, con tristeza dije - Alexander te dejo firmada la petición... Gracias por todo y seguiré pidiendo por ti para que logres ser feliz - me marché.

Encontré a los abogados afuera y se sorprendieron al verme, me despedí y les dije que todo estaba dicho y el papel se encontraba firmado.

Tenía todo empacado, por lo menos mis pertenencias, las de mi pequeño opté por dejarlas en casa, que Alexander decidiera que hacer con ellas, lo que si me llevo son las miles de fotografías y videos de mi tesoro.
Me despedí de todos los que trabajan en casa, tome mis maletas y July me esperaba afuera de casa con su vehículo.

Volvería a mi ex departamento, mi amiga ya no vivía ahí así que estaba a mi total disposición. La mudanza fue rápida pero volver ahí me traía tantos recuerdos.
Vivía un día a la vez, me congregaba en la iglesia que asistía July, fueron de una gran ayuda emocional y espiritual.

No supe más de Alexander, no aparecía en los medios, lo único que apareció fue sobre nuestro divorcio, se especularon un montón de cosas y obviamente todas me perjudicaban directamente a mí, pero nada de eso me importaba.

Llevaba cuatro meses con esta nueva vida, trabaja en fotografías y realizaba trabajos sociales en la iglesia. Un día llegó un misionero y necesitaba personas para ayudar a los necesitados de África. Al contar sus experiencias sentí que debía acudir a su llamado y poder ayudar a tantos necesitados, poder salvar a miles de niños que viven en la miseria, aportar aunque sea un pequeño grano para que esas personas vivan mejor.

Era la hora de partir, una comitiva de 50 personas de distintas ciudades, nos encontrabamos en el aeropuerto. July y mis tres amigas fueron a despedirme, era un largo viaje sin fecha de regreso.
Estábamos en revisión de equipaje cuando siento a alguien que grita - ISABEL!!!!... ISABEL ROBSONS!!!!.... - era la voz de un hombre, lo empecé a buscar con la vista pero no alcanzaba a verlo, me llamo la atención cuando dijo Robsons, ese apellido ya no me pertenecía.
Cuando vi a Alexander junto a July, él camino hasta donde yo estaba y dijo - Por favor no te vayas, necesito conversar contigo..... Isabel todavía eres mi esposa -.

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Hola a todos,

Estoy emocionada ya estamos en la recta final de esta historia.
La vida de Isabel tuvo un cambio de 360 grados, aunque vivir episodios como la muerte de tu pequeño hijo y la separación de Alexander, es algo que marca para siempre tu vida.

Un fuerte abrazo y dulces besos!!!...

INESPERADO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora