Trampa

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Nuestra casa es enorme, hermosa, debido a los grandes ventanales entra una luz natural que ilumina cada rincón, era tal cual como la diseñamos.

Después de tres meses de nuestra luna de miel y por mi parte el fatídico encuentro con Álvaro, estamos en nuestro hogar. Alexander ha regresado a su vida laboral como siempre aunque con algunos cambios, no viaja tanto y si lo hace me lleva en la maleta.

Hablaba cada semana con Cristopher para saber de Álvaro, las noticias cada vez iban mejorando. Álvaro regreso a su negocio en Sydney, empezo a salir con una chica, su vida volvía a tomar un nuevo rumbo y aunque sentí un poco de celos con la noticia de la chica, me sentía feliz.

Obviamente mi vida de casada ha sido toda una experiencia, vivir con Alexander la cotidianidad no ha sido fácil, gracias a Dios tenemos una excelente comunicación y eso mejora bastante la situación.

Me cuesta acostumbrarme a vivir de mantenida, me sobra el tiempo, además de mi presencia en la casa comparto con Vivíana, Teresa, Marcela y Marcos son el personal de limpieza, cocina y mantenimiento de mi enorme casa. Además de los cuatro guardaespaldas y los tres machotes quienes se encargan de la seguridad.

Con todas esas personas, no tengo nada que hacer, así que mis horas las dedicó entre el gimnasio, peluquería, salir de compras y ayudar a preparar la cena para mi marido.

Mis tres únicas amigas trabajaban en la empresa de mi marido así que sólo las veía el fin de semana. No contaba con cuñadas ya que mi amor era hijo único, lo que si tenía era mi amada suegra, me quería como una hija, así que todos los días la visitaba y me presentaba sus amistades que eran de todas las edades, así que de apoco amplíe mi mundo de amiguis, eso sí, ella me advirtió que siendo la mujer de un Robsons siempre se acercaba alguna que otra zorra o loba vestida de oveja, para sacar algún beneficio económico o quitarme el marido, mi suegra llevaba años en esto, sabía lo que decía.

Mi familia en Chile están muy bien, mis padres disfrutaban de su amor, mis seis hermanos con sus estudios a full. Contaba los meses, vendrán a visitarnos para sus vacaciones.

Después de seis meses de casados, ya sentía la presión de traer al mundo un bebé, entre mis padres y los de Alexander, me bombardeaban de indirectas para hacerlos abuelos.

Yo por ningún motivo quería un bebé, quiero disfrutar de mi propio dios griego y aprovechar el poco tiempo que lo tenía a mi lado, si quería un bebé por lo menos el padre debería pasar más de 48 horas en casa, y con suerte lo veía 12 horas dentro de una semana. Alexander estaba a toda máquina, la empresa le estaba yendo de las mil maravillas y se expandia por todo el mundo.

Yo no viajaba con él, pasaba horas y más horas sola y encerrada en un hotel, así que opté por quedarme en casa y salir con mis amigas, ya con todo el tiempo vivido ahí, mi expansión de amistad contaba con siete muy buenas, las pasé por un colador, los consejos de mi suegra retumban en mi cabeza cada vez que conozco a una rubia, con delgadas piernas con la intención de querer mi amistad.

Un día llamo Ivana - Isa, hola como estás, quiero saber si estas solita o con tu dios griego -, ese seudónimo reconocido por mis tres amigas para nombrar a mi marido.

- Hola Iv, para variar estoy sola, así que cuenta con mi cuerpo para cualquier cosa -, respondí

- Paso por ti dentro de media hora, necesito que me acompañes a un lugar - Ivana y sus locuras pensé.

- Perfecto te espero - corte la llamada.

Eran las once de la noche de un sábado, antes de la interrupción de mi amiga, estaba tirada en mi sillón regalón revisando fotografías, vestida de lo más casual, una calza morada y un peto negro,

INESPERADO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora