La Boda

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Llegó el gran día, mi madre se veía hermosisima y mi hermano Alfredo, el que venía después de mí, la entregó a Roberto.
Yo a un lado de mi madre viviendo una de las experiencias más emocionantes y dándole mi apoyo como su hija y madrina.

Fue una ceremonia íntima, no más de 70 invitados, casi todos eran familiares y amigos de Roberto y unos pocos de nuestra familia.
Mi madre y Roberto brillaban, les brotaba el amor y la dicha, vivir ese mágico momento en que sus vidas se unen por siempre, nada más hermoso.

En un momento me sentí triste, mi corazón sufría, para mi el amor ha sido un poco complicado, Álvaro por un lado que a pesar de como empezaron las cosas terminé enamorandome de él y la vida no me dio la oportunidad de aprovechar ese amor y estaba Alexander, oh mi Alexander, lo extrañaba muchísimo, con todo el ajetreo del matrimonio de mi madre no le volví a escribir y él tampoco lo ha hecho, porque la vida se empeñaba en alejarme del amor. Estoy segura que Alexander me ama pero para estar con él debo dejar todo, vivir al ritmo de su vida, aunque creo que al estar junto al ser amado cada uno compone su propio ritmo y forman una hermosa melodía juntos.
A lo mejor debo dejarme llevar y solo ver como me sorprende el amor y formar esa melodía que me hará sentir segura, amada y confiada y experimentar el verdadero amor.

Roberto y mi madre optaron que la fiesta se hiciera con antifaces, a cada invitado al entrar al centro de eventos se le entregaba un antifaz y un sombrero, así se vivía una experiencia mágica, ya que la luz era muy tenue y casi no se podía reconocer a las personas.

La fiesta estaba de lo mejor, una banda tocaba de todos los ritmos, eran muy buenos. La comida fue todo un manjar y a esa altura de la noche estaban todos los invitados felices y bailando al son de Tina Turner.

Necesitaba aire y salí un momento al bello jardín que había en aquel lugar, y se escuchaba la hermosa voz de una mujer, cantaba en ingles, una canción romántica, no sabía el nombre, y cuando estoy mirando en una banqueta admirando el bello paisaje, sentí la presencia de alguien, busque y no había nadie.

Me levanté del asiento y me puse a bailar, esa voz de aquella mujer y lo que decía no me dejaba pensar y solo deje a mi cuerpo que se moviera al son de esa dulce melodía.
Unos pocos minutos disfrutando de aquel baile siento en mi espalda una mano, no miré estaba ciega con esa maravillosa voz, hasta que sentí unos brazos y el cuerpo de un hombre que sin decir nada se paró frente a mí, me tomó la cintura y tomando mi mano, bailamos sin decir nada.

No podía ver la cara de aquel hombre pero de la manera que tomó mi cuerpo, me era conocida. Llevaba un antifaz como todos, yo tampoco me lo había sacado, me encantaba como me veía, sexy muy sexy.

Me deje llevar, no me importaba quien era, disfrutaba el momento, necesitaba compañía y ese hombre lo estaba haciendo muy bien, parecía una hoja en sus brazos, me llevaba como él quería. No sé cuánto duro esa canción pero fueron como horas, ese hombre me recordaba a......, ja!.. No podía ser él.

Mientras bailaba olía su perfume, era un elixir, cada vez que me acercaba a su cuello sentía ese olor que erizaba mi cuerpo, era exquisito. Trataba de ver su rostro pero no lo lograba, el antifaz lo ocultaba y solo se veían sus ojos pero en ese lugar alumbraba solo la luna así que no alcanzaba a distinguirlos.

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Ahí va otro capítulo!!!...

Quien será ese hombre???.. algún nuevo amor o alguien que quiere recuperar lo perdido.

Saludos..

INESPERADO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora