Papitos

258 17 0
                                    

Llegué a casa pensando en cómo iba a darle la noticia a Alexander. En ningún momento hablamos sobre tener hijos, estábamos centrados en reconstituir nuestra relación.

El doctor me aconsejó que pasado los tres meses diera la noticia a mi familia, obviamente a Alexander decirle enseguida para recibir su apoyo, ya que los primeros meses son los más importantes para que el bebé se afirme y se desarrolle con normalidad.

Alexander estaba ocupado entre sus estudios y revisando proyectos futuros de la empresa familiar, eso sí, estaba sumergido en el estudio de nuestra casa, así cuando se tomaba un descanso, me buscaba y me mimaba.

Tenía todo listo para darle la gran noticia a Alexander. Lo cite en el restaurante donde renovamos nuestro votos de amor y regresó la alianza a mi dedo.
Faltaban 5 minutos para que llegara mi dios griego, estaba nerviosa, no paraba de mover mi pierna derecha debajo de la mesa. Bebía un jugo de arándanos y cuando mi vista se dirige a la entrada, veo a mi bello marido, luce una camisa azul oscuro y unos pantalones negros, su cabello muy bien peinado, dios se veía hermosisimo, como siempre las miradas de las féminas se devoraban a mi dios griego.

Llegó a mi lado y me dio un exquisito beso se sentó y pidió como siempre un whisky, sorprendido por la invitación, me pregunta - Princesa, estoy un poco nervioso por tu invitación, ¿tienes que decirme algo o hay algún problema con nosotros? -

- Xander, (a veces lo llamaba así, tal como su madre) tenemos que hablar pero lo primero que te pido que cenemos, ya pedí y al llegar el postre te diré el motivo de esta cita - le respondí mientras tome su mano derecha.

- ¿Y por qué tenemos que esperar hasta el postre?, Isa por favor cuentame - dijo Alexander besando mi mano izquierda

- Ya dije, hasta que lleguemos al postre - le dije con decisión solté su mano, mientras llegaba el garzón con nuestros platos.

Apenas ceno, sólo escuchaba sin decir nada, le contaba sobre mis hermanos y mis planes para hacer un nuevo viaje para mi nueva exposición.
Llegó el garzón retiro los platos y nos trajo el postre, pedí un volcán de chocolate blanco con salsa de frutos rojos, eso sí en el volcán de Alexander había una pequeña sorpresa.

Mi dios griego mira el postre, es su preferido, sonríe y dice - Isa, desembucha - me reí al escuchar aquella palabra "desembucha" es totalmente de mi propiedad, quiere decir "habla ahora y sin rodeos", mis modismos chilenistas.

- Lo que tengo que decirte está dentro de tu postre - respondí y casi sin pestañear él mete la cuchara en aquel exquisito volcán y dentro hay un colgante de forma de chupete, lo saca y lo mete a su boca para limpiar el chocolate, en ese momento llega el garzón le entrega un sobre, Alexander lo recibe y yo sólo observó desde mi asiento.

Me mira con cara de sorpresa y le digo - abrelo - cuando lo abre, encuentra una cadena de oro blanco con un colgante con las palabras "PAPÁ" la saca y cuando lee esa pequeña frase y ve el pequeño colgante de chupete una lágrima corre por su mejilla, se para de su asiento y corre a mi asiento, se arrodilla a un lado, me besa y le digo - mi amor somos padres, estoy embarazada -

me mira y dice - Isabel Montés, te amo y esta es la mejor noticia del mundo - nos abrazamos y Alexander tan feliz da un grito - ¡¡voy hacer papá...!!- todos en el restaurante aplauden tras el grito de el extasiado Alexander Robsons.

Tras la noticia Alexander me cuido como el último ser humano en el mundo, dios era un suplicio, no me dejaba hacer nada y discutíamos muy amenudo. El doctor lo convencía en cada control que estar embarazada no significa ser incapacitada, todo lo contrario seguir con el mismo ritmo de vida que llevaba sobre todo que ya había pasado los 3 meses.

INESPERADO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora