Narra Meliodas
Salí con la ira recorriendo mi sangre, todo mi cuerpo temblaba y mis dientes se encontraban apretados — Meliodas... — se atrevía a hablarme luego de restregarse contra el maldito de Estarossa « ¿qué le sucedía? » lo mío no puede estar exhibido y mucho menos manoseando por otro.
Caminé sin detenerme hasta mi auto, abrí la puerta con rabia y cuando quise arrancar ella se subía al asiento de copiloto con una de sus manos cubriendo sus pechos desnudos y la otra cerrando la puerta. — bájate — ladre con rabia.
— No me bajaré y no me puedes obligar — cruzó ambas manos debajo de sus pechos que rebotaron por el movimiento — ¿Me estás provocando? — pregunté dirigiendo mi mirada a ella con una ceja arqueada. Ella solo bajo sus brazos y se acercó a mí — si es así ¿qué harás?.
No caería en su jueguito, puse ambas manos sobre el volante y me dispuse a conducir. La miraba de reojo; se encontraba concentrada en el camino y golpeaba la punta de sus tacones. — ¿Que planeas? — pregunté con los ojos entre encerrados.
— Deberías estacionarte — hablo con cierto tono de burla — No querrás un accidente — no entendía lo que trataba de decir, solo reduje la velocidad para centrarme en lo que hacía.
Recostó su espalda a la puerta para así ubicar sus piernas sobre el apoyabrazos, con sus tacones de punta clavándose sobre la pieza abrió sus piernas dando una vista perfecta a su bragas. Trague grueso y con una mano en el volante trataba de no perderme el espectáculo ni ocasionar un accidente.
Me iba a volver loco, como se le ocurría estas cosas en un auto en movimiento, quería apartar mi vista pero el morbo era tanto que no me lo permitía. Afloje con la mano libre el nudo de mi corbata sintiéndome ahogado.
Sus manos viajaban al elástico de sus pequeñas bragas y la deslizaba por sus largas piernas hasta quedar estancadas en sus tacones negros de punta. — Me podrías ayudar — mi saliva se volvía agua amenazando con salir de mi boca. Estiró una de sus piernas con la braga enredada en su tacón la subió y bajó por mi brazo que estaba ubicada en la palanca de cambios. Traté de concentrarme en el camino y dejar a un lado sus lujuriosa tentación.
— No te preocupes, lo puedo hacer yo. — continúo acercando su pierna y quitó la prenda que estorbaba de su tacón « Mente sana » — Me.. Meliodas, creó que soy un ser insaciable porque aún quiero más — me miraba con auténtica lascivia mientras pasaba la lengua por sus labios rojos, alzó un poco su tutú dando mejor vista a su intimidad desnuda. — no tienes idea de cómo se siente está excitación recorriendo mi cuerpo, quiero sentir tus labios recorriendo mi piel mientras tus manos abren mis piernas para así penetrarme — describía sus deseos mientras sus manos acariciaban su muslo interno y cuello.
— ¡joder! — estaba sudando y mi amiguito se levantaba cada vez más, ya me dolía. Esa mujer era el pecado hecho carné.
Su mano pasó a su intimidad y abrió sus pliegues palpando su humedad — Ummm... Mira estoy húmeda en tu auto, no sabes lo frustrante que es que solo mires— su dedo medio recorría su raja de arriba a bajó esparciendo su humedad — lo desesperante que es tenerte tan cerca y que no me toques.
Ya no sabía a quién estaba torturando si a ella o mí, estaba por perder la cordura y lanzarme contra ella pero no iba dejar a un lado mi orgullo.
Con una de sus manos acariciaban su pezones y apretaba su seno desnudo — Ahs Meliodas no es la misma cosa, quiero que tu boca los chupe mientras tu lengua los enrollé — la mano de su intimidad soba en círculos su clítoris, mientras las olas que imitaba su cadera hacían que los tornillos del asiento rechinara.
Su mano bajaba en busca de humedad y subía acariciando con más velocidad ese botón rojo, podía ver su mejillas sonrojada y su boca entre abierta rogando por aire; echaba su cabeza atrás mientras cerraba con fuerza sus ojos.Los tacones negros se clavaban con fuerza en el cojín cada que ella abría más sus piernas y su interior se contraía, soltaba quejido cada que sus pulmones buscaban aire y no era la única que se encontraba en ese estado porque yo con solo verla estaba sufriendo de asma. No lo soporte más; frene el auto y me balance sobre ella.
Elizabeth era un narcótico del que me volvería dependiente, me tenía a sus pies y sé que ella será mi perdición; ese mal que no sé por qué me gusta.La tome de sus cadera para voltear su trasero y dejarlo a mi vista; abrí mi pantalón dejando libre aquel bulto que ya dolía.
recorrí con mis manos sus curvas adornadas con el tutú hasta llegar a sus senos los cuales apreté a mi antojo, con rabia di pellizcos en sus pezones. Su locura me había contagiado y es que nadie me pone como ella, en este momento me había olvidado de todo y solo la penetre con fuerza mientras mis manos no abandonaban sus pechos y mi boca dejaba besos por su espalda.Mi corazón quería escapar de mi pecho, su trasero chocaba con mi abdomen haciendo movimientos en círculos que nos tenían gimiendo, sudando y hablando ironías por el placer que sentíamos. Quería todo de ti — Ahhh Meliodas.
Un demonio como yo tubo el placer se llegar al paraíso — Elizabeth...
Ambos caímos al asiento con la respiración agitada y el sudor invadiendo nuestros cuerpos, no aclaraba aún mis pensamientos cuando se escuchó unos golpes en la ventana, me acomode rápidamente arreglando mi ropa; salí del auto para encontrarme con un oficial de tránsito.
— Sabe usted señor que lo que hace es un delito muy grabé. — voltee. lo que me faltaba un oficial mirón.
— Le doy un minuto para que se largue, y así olvidaré su falta de cordura al espiar mi intimidad.
— su intimidad se volvió mi problema a encontrarse en la entrada de un pueblo que es muy visitado y no creo que quieran encontrase con esta escena.
Me estaba colmando la paciencia.
— ¿hace cuánto lleva aquí?
— lo suficiente, necesito sus documentos y los de la chica.
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Holis llegué de nuevo 😌 paso a dejarles este capítulo seguiré con la historia pronto, espero y sigan dando apoyo y cuando se me ocurra otra escena 😏 de esta le escribo 🤭 lo siento por la falta de inspección 😔.
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LA STRIPPER || Melizabeth
FanfictionResulte de stripper en un bar. Mi misión es atrapar al dragón de la ira, pero durante el tiempo que estuve en sus garras fue suficiente para cambiar mi vida. Es un hombre hostil, al que no se le lleva la contraria, orgulloso y capaz de castigar a la...