Narra Elizabeth
— Sabe usted señor que lo que hace es un delito muy grabé.
Me levanté de golpe, y al escuchar esa voz todos mis sentidos se alertaron. Creí estar equivocado pero cada que escuchaba la conversación me convencía más.
— Le doy un minuto para que se largue, y así olvidaré su falta de cordura al espiar mi intimidad.
— su intimidad se volvió mi problema a encontrarse en la entrada de un pueblo que es muy visitado y no creo que quieran encontrase con esta escena.
«¡Están aquí!» las manos me temblaban y todo mi cuerpo se helo. «Mael» él estaba aquí. este encuentro no era casualidad; venían por información, «No tengo nada, mis últimos días se han resumido en coger con Meliodas»
— ¿hace cuánto lleva aquí?
— lo suficiente, necesito sus documentos y los de la chica.
«ay nooo» rasque como maniática mi cabeza y busque como estar presentable ante mi capitán. No había nada no tenía ropa solo un mísero tutú «¿Qué hago?» estaba al borde de la desesperación.
— Miré... — «¿Por qué...? Meliodas desde cuándo era tan dócil» Vi a través de la ventana como Meliodas sacaba sus documentos de la cartera. seguía yo.
— Falta los de la señorita — «,¿y yo que documentos iba a tener?, estaba desnuda técnicamente» Meliodas abrió un poco la puerta del auto y preguntó: — Elizabeth traes tus documentos.
— No... No tengo nada.— respondí en un hilo de voz mientras cubría mi desnudes y mantenía mi cabeza gacha.
— En ese casó debe acompañarme la señorita a la estación. — «Que perro» sería tan urgente mi presencia.
— No lo permitiré. si no quiere ganarse un problema será mejor que se retiré — «y si lo mata» no podía arriesgarme, Meliodas era capaz de cualquier cosa y con su tono frío era más que evidente.
— Meliodas... Tranquilo yo iré, el oficial solo está hacia su trabajo. — se tragó su rabia y me lanzó una mirada de reproché, creo que no me contradecía porque aún estaba enojado conmigo.
Vi como abría su camisa y creo que me existe de nuevo al ver ese magnífico torso desnudo; estiró su musculoso brazo y paso la camisa por la ranura de la puerta. Me coloque las bragas, retirando el tutú; la camisa solo cubría lo necesario y los botones amenazaban con estallar.
Con el corazón a más no poder bajé del auto en cámara lenta. Si no lo dije antes lo digo ahora; esos dos son enemigos sin saberlo, no lo digo porque uno pertenece a la mafia y el otro a la milicia lo digo porque Mael es mi pretendiente, él se a encargado de espantar mi ganado en el comando.
Cerré la puerta al salir y baje la camisa cubriendo un poco mis piernas desnudas, me hice al lado de Meliodas mientras notaba las miradas matadores que lanzaba Mael; sus puños temblaban a sus costados mientras apretaba con fuerza los dientes.
— Vamos Elizabeth — su mano atrapó mi muñeca y me jaló hacia él. Sorprendida no supe cómo reaccionar y quede contra él. — ¿Que haces...?— susurré para los dos.
— ¡Que te pasa no tienes derecho a tocar a mi mujer así, lo vuelves hacer y te mató! — Meliodas jaló mi otra muñeca y me llevo en unos segundos contra él, me agarró por la cintura de forma posesiva y lanzó una mirada de odió a Mael. «parezco una muñeca de trapo»
Mael se tragó su rabia y volvió actuar de forma profesional, pero yo aún no respiraba tenía miedo a que ocurriera una desgracia, Mael nunca estuvo de acuerdo en que yo fuera la agente encubierta ya que él quería una relación formal conmigo.
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LA STRIPPER || Melizabeth
FanficResulte de stripper en un bar. Mi misión es atrapar al dragón de la ira, pero durante el tiempo que estuve en sus garras fue suficiente para cambiar mi vida. Es un hombre hostil, al que no se le lleva la contraria, orgulloso y capaz de castigar a la...