¿? |HYUNHO|

SEIS~

El lunes de la semana siguiente, toda la escuela observó en silencio como Hyunjin entraba a la escuela vistiendo una sudadera que no era suya, con dos olores que todos pensaban, no eran de el. Los golpes en su cara ya no eran tan notorios pero aún así, si les prestabas atención podrías verlos.

La noticia de un suicidio había sido extendida un día antes, decían que una mujer se había colgado del barandal de las escaleras en su casa y que su hijo lo había visto todo, una tragedia para la nación.

Después se esparció el rumor de que el hijo de aquella mujer estaba estudiando artes en una de las escuelas más prestigiosas, que trabajaba en una cafetería a unos 10 minutos de la escuela y que aparentemente era un beta.

No hizo falta decir nada más, todos se dieron cuenta que las noticias hablaban diariamente sobre como la mamá de Hwang Hyunjin se había quitado la vida. Pero nadie sabía la verdad, nadie podría siquiera imaginarse la verdad.

—Ey Hyunjin, ¿Estas bien? ¿Necesitas algo..? —Hyunjin cerró con fuerza su casillero logrando que todos voltearán a verlo.

—Si. ¡Necesito que todos me dejen en paz! ¡Mi mamá murió! Pero eso no les da el derecho de hablar de ella o hablar de mi, e-es mi vida. Si no lo hacen por mí, háganlo por ella...no se merece esta mierda. — Se limpió las lágrimas con coraje y caminó hasta su salón.

Se sentó en el lugar más alejado y se dedico a ver la vida pasar por la ventana, sin prestar atención a sus clases ni un solo minuto. Acercó la sudadera a su nariz aspirando el aroma a chocolate del dueño de la sudadera y lo extrañó. Comenzó a extrañar en demasía al pelimorado y se arrepintió de haber abandonado su casa después de pelear con el.

La campana que indicaba el fin de sus clases lo sacó de sus pensamientos y tomando su mochila abandonó la escuela. Se dirigió a su casa con lagrimas en los ojos, lo habían corrido de su trabajo porque nadie quería al hijo de una omega suicida en su trabajo, le traería mala fama. Y ahora menos por qué habían descubierto su secreto, su jefe sabía que el era omega y que le había mentido.

Al menos tenía el dinero para sobrevivir unas dos semanas.

Abrió la puerta de su casa y se tiró en el sofá, quería dormir, olvidarse de todo y todos. Inevitablemente las lagrimas comenzaron a bajar por sus mejillas, siempre frías, saladas y gruesas lagrimas, lloró por horas sin nada que su estomago tuviera para digerir pero a Hyunjin no podía importarle menos.

Se quedó dormido después de tres horas pero no pudo dormir ni dos. El constante sonido del timbre lo despertó. Temeroso y adormilado abrió la puerta, fue empujado y cayó al piso soltando un gemido de dolor.

—Hijo, creo que ahora hay un lugar para mi en esta casa. Ahora que tu inútil madre no está, no hay nadie que me lo impida. — Hyunjin se levantó hirviendo en coraje.

—¡¿Quién te crees para entrar de esta manera en mi casa?! ¡Vete!

—¿Qué te pasa a ti, insolente? — Vio la mano del alfa levantarse, pero esta vez no desvió la mirada ni se movió. Recibió el golpe pero no volteo la cara.

—¿Pegándome crees que vas a lograr que algo cambié? Te quiero fuera de la casa de mi mamá, te quiero lejos de mi vida. — Hyunjin soltó varios golpes al pecho del alfa que le dolieron mas a el. —¿No lo entiendes? Quiero que te vayas.

—¿Ah, si? ¿Quién me va a sacar? ¿Tú? — Hyunjin fue empujado hasta que ambos estuvieron fuera de su casa. — No eres nadie para mandarme y nadie puede evitarlo. Busca ...

—Yo puedo y voy a evitarlo. — El olor a chocolate imponente, fuerte y con el enojo que demostraba logró que Hyunjin vacilara.

—¿Tu quién eres? ¡Ah ya se! Eres el que se lo coge. — La risa sarcástica hizo que Hyunjin se encogiera. — ¿Por eso vienes a dártela de alfa protector? No lo eres, imbécil. Largo.