Feliz Navidad (parte 1)

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Aunque trataba de comprenderlo y de pensar lógicamente me costaba hacerlo, todos los días pensaba que despertaría que todo hubiese sido un sueño, sin embargo, ver a ese chico de cabello color plata jugar con mi teléfono con una sonrisa algo infantil y recostado en mi cama me hacía volver a la realidad, me hacía dar cuenta de que lo que había pasado no era un sueño, de que ese chico realmente estaba a mi lado. Me costaba pensar cómo podía existir alguien tan feliz, pero, aunque de alguna manera siempre envidiaba o detestaba a la gente como él, con Alioth era diferente, porque de alguna manera él me había escogido entre 7.300 millones de personas, algo bastante peculiar ya que en toda mi vida había sufrido de una suerte bastante mala.

Y sin embargo a pesar de mi mala suerte ahí estaba aquel chico que me entregaba tanta felicidad jugando Candy Crush mientras yo estudiaba y bebía café para mantenerme despierto.

―Ian... vi en la televisión que mañana es noche buena ¿Qué haremos? Me dijiste que habías ahorrado para que saliéramos e hiciéramos cosas divertidas ― me recordó sonriendo.

Alioth no salía mucho de casa, ya que durante el día perdía todas sus energías y durante lo noche yo trabajaba, siempre decía que se aburría, pero desde que había descubierto ese jueguito en mi teléfono lo repetía menos veces al día.

―Aaah... eso... lo siento, pero conseguí un trabajo en noche buena... ― le dije sintiendo dolor en mi corazón al observar su rostro sumido en la desilusión, sus cristalinos ojos con lágrimas amenazando por salir y su sonrisa fingida me partían el alma ¿Por qué tenía que ser tan expresivo?

―Aaah pensé que sería así... después de todo nunca tienes tiempo para mí, todo es trabajar y estudiar, yo nunca hago nada divertido... este lugar me aburre.

― ¿Ya te iras? – pregunté dolido, no era mi culpa que se aburriera, en primer lugar, él había irrumpido en mi vida y aunque muchas cosas habían mejorado con su llegada, tampoco podía dejar de lado el estilo de vida que llevaba y más aún que ahora debía buscar dinero extra para alimentarlo a él también.

―Desearía irme... ― respondió cortante mientras miraba la luna sin brillo de medio día ― deben estar totalmente divertidos ahí... ― decía como un niño pequeño.

―Pues vete... como si me importara, es costumbre que los demás me dejen, un abandono mas no cambiara nada ― tal vez lo decía porque siempre estaba a la defensiva, pero dolía... dolía aceptar que me habían abandonado tantas veces que ya estaba acostumbrado y que a pesar de todo me aterraba estar solo.

Que vida más triste me había tocado vivir.

― ¡Ese es el problema! No puedo volver, aunque quiera ― sus ojos se habían enrojecido a causa de la rabia y la frustración, como si en cualquier momento se pusiera a llorar ― no puedo volver porque, aunque eres aburrido quiero permanecer a tu lado.

Mi mente se quedó en blanco, sólo mirando cómo me observaba con aquel rostro inocente con un par de lágrimas surcando aquellas mejillas blandas como el flan. Un extraño impulso me empujó a acercarme a él, no sabía cómo tratar con alguien que lloraba, no sabía que hacer por lo que solo delicadamente comencé a limpiar sus frías lágrimas intentando ser tierno, intentando entregarle el cariño y calidez que nadie a mí nunca me había proporcionado. Sus lágrimas se sentían frías, Alioth siempre estaba frio...

Con un sentimiento de tristeza creciendo dentro de mí me acerque más a él y entrelazando mis brazos a su delgado cuerpo comencé a abrazarlo, conteniéndolo, intentando que ese llanto que me rompía el alma desapareciese y fuese reemplazado por aquella bella y brillante sonrisa que parecía encandilarme y llenarme de bellos sentimientos.

Recuperando mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora