Frio y soledad

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¿Y ahora que se supone que debía hacer? Ya no tenía un lugar al que ir y la nieve si bien, hermosa, hacía que sintiera un frío horrible que congelaba mis huesos hasta que estos dolieran. Había poca gente en la calle a esta hora de la mañana donde ni siquiera el sol salía y las únicas luces eran las de casas de madrugadores o aquellas luminarias parpadeantes de la calle.

Podía pedirle al demonio quedarme con él un tiempo, al menos hasta saber que hacer, pero no lo haría, no quería deberle nada a un demonio ¿Entonces, qué debía hacer?

Llegue a una de las calles principales de la zona, con construcciones amontonadas repletas de tiendas varias, ya con los rayos del sol asomándose la gente también comenzaba a aparecer. Caí varias veces por culpa de los empujones de los transeúntes que no se percataban de mi presencia, era realmente frustrante, si preguntaba algo era totalmente ignorado, como si fuera invisible, como si no pudieran sentirme ¿Por qué Demian me percibía con tanta claridad? A Brad le costaba, pero al saber que estaba ahí podía percibirme, sin embargo, la gente que no estaba percatada de mi existencia simplemente pasaba de mí, como si fuera un adorno en la calle.

Quien sabe, tal vez hoy moriría si no conseguía un lugar apropiado para quedarme. Si no lo hacía tendría que dormir fuera y ya sabía bien que mi cuerpo era demasiado débil para soportar una noche en la intemperie. Pero ya no me importaba morir, mi existencia había dejado de cumplir la función para la que fui creado, no era importante si moría o no mientras supiera que el estaría feliz pensando que estoy en mi hogar cumpliendo sueños e ilusiones de humanos cuando en realidad solo mi forma humana morirá para que mi alma vuelva a ascender y eliminen todos mis recuerdos.

A esta hora Demian ya debió haber despertado...

Sujete el muñeco con la figura de Demian que había hecho, observándolo con detenimiento y sintiendo que al menos por un momento era al original quien observaba. Sus hermosos ojos azules, su suave cabello del mismo color que mis alas y como olvidar su hermosa sonrisa, tan brillante y resplandeciente que te encandilaba al tan solo mirarla a pesar de que estaba observando un muñeco mi pecho dolía y se sentía extraño, me costaba respirar ¿Por qué tenía que tener estos sentimientos humanos?, ¿Por qué tenía que enamorarme de un humano?, ¿Por qué los ángeles no estamos hechos para amar?

Sentía que si más intentaba buscar una respuesta para aquellas incógnitas más dudas me surgían. Si tan solo me hubiera mantenido obediente no hubiese tenido que cargar con estos sentimientos tan dolorosos, no tendría que cargar con la envidia a los seres humanos que podían amar, podían sentir, ellos lo tenían todo y yo... yo no tenía absolutamente nada, ni siquiera podía cobijarme en los recuerdos ya que estos tarde o temprano terminarían desapareciendo.

*******

Caminando sin un rumbo claro, solo haciendo tiempo, intentando no detenerme para que mi cuerpo siga estando caliente. A lo lejos divisé aquel lugar en que algunos humanos se detenían a rezarle a sus Dioses. Se veía tan cálido...

Fuera de este un hombre de ropa negra limpiaba la nieve con una pala mientras mujeres con ropas similares ponían pequeños faroles e imágenes dentro de la construcción.

Por curiosidad me acerque.

―Ho...hola ― susurré mientras este alarmado me miraba como si yo fuera un fantasma que no debía estar ahí.

―Lo siento, no te note ¿No es fantástico que nevase? – me dijo el padre limpiándose el sudor de la frente con sus guantes – pero limpiar toda esta nieve será difícil, es una pena que todos los adornos que hicieron las hermanas para la ceremonia de navidad se arruinaran.

Recuperando mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora