Apagón

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La brisa marina chocaba contra mi rostro haciéndome sentir algo de frio y a la vez emoción por todo lo que veía, era diferente venir de vez en cuando a la tierra para ayudar a algún humano a estar viviendo las cosas por mí mismo. Abroché mi chaqueta mientras sentía que Demian sujetaba mi mano con ternura y me observaba con aquellos ojos tan lindos y azules como el mar que estaba frente a nosotros.

Comenzamos a caminar por el paseo marítimo, observando gente que vendía diversas artesanías mientras Cloud se nos adelantaba y los turistas despistados al igual que nosotros observaban al perro con algo de precaución.

―A Cloud le gusta mucho la playa, tal vez fue un pez en otra vida, no lo sé un perro pez, un hombre pez, ese tipo de cosas. ― dijo Demian aún sin soltar mi mano mientras yo con vergüenza intentaba entrelazar nuestros dedos como había visto que muchas parejas lo hacían, esperando a que este no notara el rubor de mis mejillas.

― ¿Y qué haremos?

―No lo sé, dormir hasta tarde y cuando el sol no esté muy fuerte venir a la playa, cenar en lugares lindos y dormir abrazaditos, cosas de ese estilo.

― ¿Qué? ― me ruboricé, comenzando a sentir como las mariposas revoloteaban por mi estómago.

―Ya sabes Dormir abrazaditos, aquí hace mucho frio de noche y con lo friolento que eres dudo mucho que puedas dormir solo sin pescar un resfriado.

―No es que quiera dormir contigo... ― solté desviando mi mirada para evitar ruborizarme más mientras sentía como, finalmente, nuestros dedos se lograban entrelazar de aquella manera que enseguida hizo mi corazón latir como loco.

Una boba sonrisa se había dibujado en mi rostro mientras caminábamos por una pequeña playa para llegar a unas lindas cabañas de madera con grandes balcones mirando al mar. No era exactamente por la situación, si no por estar caminando de esta manera con Demian, porque su atención en este momento solo la tenía yo. Solo estábamos nosotros dos, y claro, Cloud.

Entramos a la vacía cabaña que te entregaba un pequeño sentimiento hogareño. Dentro todo era de madera y podías percibir un leve aroma a barniz, los muebles estaban tapizados con tela color crema mientras unas flores arregladas hace poco descansaban sobre la isla de la cocina.

―Brad le dijo a la encargada de las cabañas que veníamos así que las camas ya están hechas ― sonrió mientras dejábamos las maletas en el suelo y Demian revisaba las patas de Cloud para ver si se había enterrado algo en la playa.

―Aún es temprano ¿Qué haremos más tarde? ¿Crees que el clima mejorará?

―Hoy no estoy seguro — observó por las persianas semi abiertas el día nublado — pero vi en el noticiario que mañana habría mucho sol, hoy podemos recorrer la ciudad e ir a comer a algún lugar, dicen que los mariscos de aquí son muy buenos. Date una vuelta por aquí, voy a llamar a mi mamá ― me sonrió.

―Está bien... ― respondí algo celoso ¿Por qué necesitaría hablar con su madre si me tenía a mí?

Una idea pasó por mi mente, antes había hablado con Demian de que se quedaba con Brad porque sus padres estaban en el extranjero ¿y si volvían?, ¿Demian tendría que marcharse también?

De alguna manera esa idea me había dejado pensando, me dirigí al balcón mientras parecía como si de un momento a otro se largaría a llover. Suspiré un par de veces mientras la fría brisa chocaba contra mi rostro y alborotaba mi cabello ¿Podría estar para siempre con Demian?, ¿Qué pasaría si alguien nos separaba?

Recuperando mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora