Heridas del corazón

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Mi corazón no dejaba de palpitar, no sabía en realidad que era lo que sentía, todo se sentía tan confuso dentro de mi pecho y el ver aquellos ojos hizo que una herida que había estado cuidando en mi corazón se volviese a abrir. Alice me observaba con el rostro repleto de confusión sin saber que decir, mientras yo me hacía bolita en el pasillo de aseo.

―Demian ¿Qué demonios fue eso? Tú no eres así ¿viste el rostro de ese chico? — se agachó a mi lado.

―No hables Alice, no lo entiendes...

―Si no lo entiendo explícamelo o yo misma iré a hablar con ese chico, no tengo idea que paso entre ustedes pero tú no eres así, tú no te encoges a llorar por alguien, tu no hieres a los demás.

―Tal vez cambie, tal vez siempre he sido así...

―Demian... cuéntame que paso ― me ordenó Alice con esos ojos de gacela color avellana.

―Él... el vivió conmigo durante unas semanas, realmente me gustaba, era gruñón, antipático y totalmente testarudo, pero había algo en él que hacía a mi corazón feliz... no estuvo mucho conmigo pero sabes como soy... me encariño rápido.

―Demian, no sabía que habían tenido algo... eso es diferente ― me abrazó con cariño.

―Lo más gracioso es que no tuvimos nada... pero lo que más me hace odiarme es que él se me declaro en algunas ocasiones, él me dejo ver sus sentimientos pero por ese estúpido capricho que tenía por Brad no quise verlo y luego... se fue sin decirme nada. Sabía que se iría y estaba feliz por eso. El volvería a su casa pero era mentira, sólo había huido de mí, se había alejado porque yo no pude ver lo que había dentro de su corazón ― di una pausa para suspirar ― y mi corazón fue el que termino herido cuando me di cuenta de eso

―Pero Demian él pudo tener sus razones para eso...

―Sí, pero ¿Por qué me dejo solo? No es justo Alice... ¿Por qué? Además me mintió, él dijo que iría a casa pero no lo hizo, el hizo nuevos amigos, el sonrió con otras personas, me olvidó y siguió su vida sin embargo yo... yo lo recordé mirando un estúpido muñeco que me regaló, ahora odio ese recuerdo y me odio a mí mismo por ser tan ciego ¿tendré algo en los ojos?

Sentí los cálidos brazos de Alice rodearme su perfume de frambuesa me hacía sentir nuevamente en esas tardes en el campo que pasábamos sin mayores preocupaciones.

―Demian, sé que lo querías y posiblemente dolió mas con lo de tu abuelo, pero que te odies a ti mismo y a ese chico solo hará la herida más grande. Demian soy tu mejor amiga y sé que el odio no es parte de ti, sé que un sentimiento como ese no es parte de mi Demian así que... vamos a hablar con el antes de que sea demasiado tarde.

―No quiero... ― dije como un niño pequeño.

―Demian, vamos, el destino los unió por una razón, no fue una casualidad que viniésemos a este supermercado en todos los supermercados del barrio, a esta hora y que se vieran en el mismo pasillo...

―Deja de leer esos libros de almas gemelas ― dije riendo mientras sentía como ella besaba dulcemente mi frente.

―Vamos a buscarlo — me animó.

―Gracias Alice... sin ti, el odio... Sin ti el odio no me dejaría ver.

―Ya te lo dije no es un sentimiento propio de mi Demian así que fue fácil encaminarte ¡Al pasillo de las frutas! ― dijo energética levantándose y sujetando mi mano para ir juntos a aquel lugar.

Recuperando mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora