Todos mienten

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Cuando salí del trabajo me encontré con la mejor sorpresa que pude imaginar. Demian me observaba nervioso, esperándome hasta tarde con una hermosa sonrisa, sin importar si hacia frío o mañana debía asistir a clases, me esperaba a mí y solo a mí.

― ¡Seth! ― se lanzó a mi encuentro, abrazándome con fuerza, sujetando mi rostro con ambas manos para mirarme a los ojos ― Te amo ¿Entiendes? Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo con todo mi corazón ― soltó mientras comenzaba a repetir pequeños besos sobre mis labios.

― ¿Qué?, ¿No tienes escuela mañana? ― Le pregunté ― Yo también te amo ― dije sonriéndole por las cosquillas que me causaban sus pequeños besos.

―Quiero quedarme en tu casa, vamos a dormir juntos y abrazados, desayunaremos juntos y todo seguirá como siempre, seguiremos amándonos de la misma manera ¿sí? ― me preguntó nervioso, no entendía que era lo que pasaba pero si Demian tenía esa necesidad de estar a mi lado entonces no lo rechazaría, si pudiera crear un planeta donde solo estuviéramos los dos entonces lo haría.

Los días pasaban llenos de sonrisas como siempre lo deseé, mi corazón no dejaba de latir cada vez que veía a Demian, me hacía feliz poder compartir tantas cosas con él, me hacía feliz ser la persona que lo protegiera, que le diera un apoyo, la persona que más lo amaba en el mundo.

Pero algo no me dejaba tranquilo, con el pasar de las semanas Demian ya no era el mismo, había cambiado, cada vez que observaba su teléfono una sonrisa se formaba en su rostro, yo quería ser quien formara esa sonrisa, yo quería ser la persona que lo hacía sonreír, también cada que salía con sus amigos luego ya no tenía ánimos de nada, Demian parecía confundido y eso no me gustaba ¿Sus amigos le estaban haciendo daño?, ¿Están envenenando su mente?

Me quedé fuera de su escuela esperando encontrarme con Kate y Matt de los que Demian me había hablado, aprovecharía que sus padres habían llegado y Demian había ido a buscarlos al aeropuerto para hablar con sus amigos.

―Hola ― les sonreí a los chicos que les había costado trabajo notarme.

―Hola ― dijeron nerviosos, algo intimidados por mi presencia ― ¿Tu eres? ― preguntó el chico rubio.

―Soy Seth, el novio de Demian ― le sonreí lo más amable que podía ― ¿Quieren hablar un rato conmigo?

―Supongo ― dijo Kate alegre.

Caminamos por las calles vacías hasta que encontré el parque junto a la preparatoria, estos aprovecharon de comprar unas bebidas para sentarse en una banca y observarme expectantes.

―Seth, Demian te quiere mucho, créeme que estamos aconsejándolo lo mejor que podemos, sé que están pasando por una situación difícil y queremos lo mejor para ambos. ― Me sonrió la chica.

― ¿Difícil? ― sonreí prepotente ¿Qué se creía esta humana? ― ¿Qué sabes tú de nosotros? Nos amamos y nunca nadie nos podrá separar por eso quería decirles a ustedes dos que se alejen de Demian para siempre, no quiero que lo miren, que le hablen, ni que piensen en él. ― volví a sonreírles a los chicos que me miraban boquiabiertos.

― ¿Y quién demonios te crees tú? ― Me dijo el chico ― No eres nadie para escoger las amistades de Demian.

―Soy su novio ― le volví a sonreír ― nos amamos y por eso quiero que dejen de ensuciar su mente con sus ideas, aléjense de Demian o sufran las consecuencias, soy la única persona que Demian necesita.

― ¿Nos estas amenazando?

―Tómenlo como quieran, no dejare que nadie envenene la mente de Demian. ¿Entendieron?

Recuperando mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora