Lo siento

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Ian no tenía tiempo para mí, en ocasiones me sentía totalmente desplazado por sus estudios y demás quehaceres, sin embargo enseguida recodaba que no estaba aquí para divertirme, sino que todo lo contrario, estaba aquí para hacer a Ian feliz. Aún así, la soledad pesaba y cada vez la tristeza se apoderaba más de mi ser.

El sol del verano quemaba mi piel mientras esperaba pacientemente por la ventana como todos los días, el ventilador me ayudaba a mitigar aquel infernal calor, Ian se había esforzado mucho trabajando para comprarlo. Ahora él no trabajaba en el parque, si no que en la seguridad de uno de los clubes nocturnos más famosos de la ciudad, sus notas solo mejoraban e incluso podía dormir más. Ian siempre estaba feliz, todo estaba saliendo como él quería pero aun así no podía compartir su felicidad... Me sentía egoísta.

Lo vi caminando desde lejos usaba sus manos para tapar el sol de su rostro, el nuevo vecino se dirigía a su trabajo, topándose  con el, noté como saludaba a Ian pero este no lo notaba, deía ser triste no tener un alma.

Ian me vio desde abajo y me saludo con la mano, sonriendo de manera despreocupada. Mientras casi corriendo por las escaleras iba en mi encuentro.

―Alioth ¿Cómo estás? ― me pregunto al momento de entrar, mientras yo junto al ventilador solo le sonreía.

―Bien, solo que el sol y el calor no me gustan para nada... ― le dije acercándome a él, aunque estaba caliente por caminar desde la parada del autobús mi corazón se sentía más alegre cuando estaba junto a su lado, la única razón por la que no me deprimía era porque podía estar junto a la persona que mi corazón había escogido.

―Te traje algo ― sonrió mientras me entregaba un bote de helado de frutos rojos ― dijiste el chocolate no te gustaba, espero que este te guste mas.

―Gracias ― dije abriendo ese bote de helado y probándolo con el dedo ― Ian estoy aburrido...

―Lo siento... sabes que la última vez que salimos de día te desmayaste, podría pedir un día libre en mi trabajo y vamos a cenar a un lugar lindo en la noche cuando está más fresco.

―No quiero... quiero ir de fiesta... extraño eso ― dije como un niño pequeño.

―Las fiestas de aquí no son como las de tu hogar... ― me dijo acariciando con lentitud mi cabello.

― ¿Y no puedo ir a verte trabajar? Ahí me divierto y estamos juntos un rato.

―Lo siento Alioth pero no quiero exponerte a nada.

―Quiero irme a mi casa... ― dije enojado mientras me acurrucaba a su lado.

―Te prometo que saldremos a un buen lugar ¿y si vamos al cine? Hay funciones de noche, luego podemos cenar en el mirador de la ciudad, un amigo me dijo que llevo a su novia la última vez, sería lindo que los dos compartiéramos esa vista.

No respondí, aun así me sentía emocionado al pensar como seria comer en un lugar alto con toda la ciudad a nuestros pies, viendo las estrellas brillarjunto a la persona que mi corazón tanto anhelaba.

―Sé que no puedo estar mucho tiempo contigo, pero eso no significa que no te quiero, te amo Alioth ¿Tú me amas?

―Más que a nada Ian... ― respondí acercando mi cabeza a su pecho, su corazón latía tan rápido que me hacia sonreír al sentirme tan querido.

―Mañana... saldremos mañana, te lo prometo ― susurró mientras me abrazaba con fuerza, como si fuera a desaparecer.

Ian siempre me abrazaba de esa forma, él siempre temía que lo dejara.

Recuperando mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora