Sólo una vieja

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Había algo que se sentía realmente cálido, podía sentir la claridad a través de mis parpados, una luz reconfortante y pacifica que me empujaba a alcanzarla, lentamente abrí mis ojos, intentando acostumbrarme a la claridad de esa luz que enseguida me encandiló. Para mi sorpresa, me encontré solamente con unas lenguas de fuego consumían lentamente el carbón de un pequeño fogón. Me levante con dificultad todo mi cuerpo dolía, estelas de luz bailaban entre mis ojos por haber mirado fijamente el fuego. Mi pecho se sintió extraño con el pesado humo entrado a mis pulmones.

― Despertaste ― oí a que una mujer con voz áspera me decía.

― ¿Dónde estoy? ― pregunté, observando el extraño lugar donde me encontraba, no se le podía llamar casa a ese lugar.

De las paredes de madera podrida, colgaban plásticos y planchas de poliestireno para mantener el lugar caliente. El refugio era lo suficientemente pequeño para que el fuego de esas brazas lo mantuviera caliente en un día tan frío. No había ninguno de los lujos que había en la casa de Demian.

―En la casa de una vieja ― Dijo la mujer de largo cabello gris y rostro arrugado, unos ojos color verde se escondían en todos los pliegues de su rostro demacrado por el tiempo, me regalo una sonrisa con un par de únicos dientes asomándose.

Incorporándome sobre el colchón donde me encontraba observé mi cuerpo completamente desnudo mientras alarmado y avergonzado me cubría con una manta sucia y antigua, la cual, al levantarla, me percaté que compartía lecho con dos grandes perros.

― ¿Dónde está mi ropa? ― pregunté anonadado.

―Se está secando ― dijo aguantándose la risa, mientras señalaba con sus dedos flacos y frágiles la ropa que sobre una silla reposaba cerca del calor del fuego.

―Mi gato ¿Dónde está?

―El gato está durmiendo con uno de los perros ― sonrió mientras se acercaba a mi y me entregaba un trozo de pan duro y añejo.

No pasó mucho hasta que me dio un tazón metálico en el que acababa de verter agua caliente.

Lo acepté, mi estomago ardía por el hambre. Con lentitud y una desconfianza siempre presente mordí el trozo de pan, dejando un gusto extraño en mi boca mientras tomaba esa cálida jarra y bebía el caliente líquido que había en ella.

Sentí un escalofrió luego de un ardor en mi garganta que lleno mi cuerpo de calor.

― ¿Qué es esto? Sabe mal... ― dije oliendo el rojo liquido humeante.

―Vino caliente, te ayudara con el frio ― dijo la anciana mientras entre unos tarros metálicos y cajas viejas buscaba algo. ― tiene algunas hierbas que te ayudaran a recuperar energías, será mejor que lo bebas. ― Agregó mientras me mostraba finalmente lo que había estado buscando.

― ¿Qué es eso?

―Miel, así sabrá mejor ― vertió una cucharada de miel dentro del vino y me lo entrego mientras volvía a probar del licor ahora algo más dulce ― ¿Y?

―Mejor...

Mordí nuevamente el trozo de pan mientras sentía como uno de los perros se acurrucaba más cerca de mí.

―Cuéntame ¿Qué hizo que un muchacho adinerado como tu se desmayara en medio de una tormenta?

―Si me está ayudando para obtener algo entonces pierde su tiempo y podría comenzar a echarme fuera...

―Para no tener alma tienes mucho carácter ― alzó una ceja.

― ¿Cómo? Usted es...

―Soy sólo una vieja ya te lo dije... ― repitió mientras me quitaba la jarra de las manos y bebía un trago de vino ― Sabes, iba caminando con mis perros, luego de recolectar tesoros, cuando escuché el maullar de un gato. Soy vieja, tengo bocas que alimentar ― señaló a los más de cinco perros que estaban recostados en el pequeño lugar ― pero pensé ¿Qué es la boca de un gatito? No comen mucho, suelen cazar por si solos y mis perros son amistosos, así que decidí traerlo. Dejé mi carro y caminé hasta donde se escuchaba el llanto del minino, pero me encontré con un estomago mucho más grande que el de un gato ― volvió a reír enseñando su par de dientes con orgullo ― enseguida noté tu ausencia de alma y que tu corazón ya se estaba rindiendo, pero bueno, esta vieja conoce secretos... y aquí estas vivito y coleando, con un carácter que el mismo lucifer detestaría y con brillo en tus ojos de un inusual color... así que ¿Qué eres?

Recuperando mis alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora