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Aparecieron en un ambiente inmenso blanco y dorado que tenía ciertas vibras de palacio griego pero con un toque actual que le daba una imagen de una empresa de alto nivel. Era todo muy vistoso, desde esas columnas empuedradas con estatuas sosteniendo balcones de pisos más altos hasta ese suelo brilloso blanco y negro.
Decenas de hombres y mujeres vestidos de negro iban y venian de un lado a otro a ritmos roboticos. Pero a pesar de eso lucían igual de humanos que ella, y no decía que el hombre a su lado no era así pero es que su belleza de algún modo sombría y magnética lo llevaba a otro extremo.

Aún teniendo miles de dudas rondando con el impulso del temor escondido en su mente no pregunto nada y siguio al tipo de negro hasta los ascensores al final del salón. En cuanto se abrieron las puertas de allí salieron varias personas que enseguida hicieron una reverencia con sumo respeto para luego seguir su camino.
Ha-neul frunció el ceño y terminó de formular su teoría de que este hombre era algo más que todos. En todo sentido.

Subieron sabe dios a dónde y bajaron en un largo pasillo de decoración similar al salon de entrada, caminaron derecho hasta llegar a una gran puerta de madera blanca tallada con dibujos en espiral perfectos. Esperando unos segundos ahí ésta se abrió por sí sola. Así se adentraron en una oficina enorme del mismo aire que todo lo visto antes, tenía un ventanal grande cubierto por una gran cortina turquesa, un sofá cuadrado del mismo color y subiendo a un escalón marrón un escritorio con objetos de oro y plata relucidos. Pero nada más podía relucir que la mujer sentada allí. Parecía ser mayor de cincuenta años seguro pero eso no era un bloqueo a su belleza mística, ese cabello marrón corto y ese vestido beige de hombreras altas le daban un aspecto aún más poderoso y elegante.

_ Bienvenida a Jumadeung, Ha-neul._ habló con una voz mezclada de paz y determinación.
Ha-neul tragó duro y solo hizo una inclinación de cabeza en respuesta.
Algo no se sentía del todo bien.

_ No debes temer, este no es el infierno ni nada por el estilo. Solo es Jumadeung, una gran organización del más allá. _ cruzó sus manos _ Y yo, soy la emperatriz de Jade, la directora._ explicó con una leve sonrisa tranquilizadora que ayudó a relajar un poco a la pelinegra.
No quería verse cobarde, aún si esto fuera el infierno tendría que aceptarlo, creo que le asustaba más que no lo fuera.

_ Entonces..._ se animó a articular débilmente.

_ Entonces conserva la calma y escucha atentamente, tengo algo muy importante que decirte. Algo que por ser directa define tu rumbo a partir de ahora._ declaró muy seria y luego miró al hombre de negro _ Esto tambien te incluye Jung-gil._
Se llamaba Jung-gil, vaya, si le quedaba, pensó para sí misma.

_ ¿Es por nuestro trato?_ se animó a aportar.

_ Exactamente._ asintió _ Aunque no está prohibido una promesa entre emisarios a pesar de que la empresa no lo cubre en nada, puede hacerse. Sin embargo con un simple alma es diferente, puede ser más que peligroso, ustedes dos han cometido una graveza que los pondrá al borde tarde o temprano._

_ ¿Y?¿Que quiere que hagamos al respecto?Lo hecho,hecho está. Por mi parte aceptaré las consecuencias y ya._ suspiró Jung-gil sin mínima paciencia.
Vaya, ¿y esa indiferencia?

_ No es tan simple Jung-gil. Ambos han puesto en riesgo sus destinos, hacer un trato con un alma es intervenir en los asuntos humanos, lo que sabes que tiene una pena grave en el infierno. Si ella llega a ser condenada tú corres el riesgo de caer también._ expresó negativa.

_ No se preocupe, eso no sucederá. Ella no puede ascender sin cumplir el trato conmigo y si debe hacerlo lo arreglaremos para que no me afecte a mi ni a Jumadeung._ soltó con expresión de poker.

_ No estés tan seguro._ advirtió entre un suspiro _ Aún así no entiendo tus razones en esto. Tú más que nadie sabe el precio de meterse en asuntos humanos, detestas más que nadie al equipo de gestión de riesgos por ello mismo._

Tomorrow: El alma vengativa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora