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_ Aquí estoy._ avisó en tono cansado pero firme, adentrándose en su oficina, un ambiente similar al de la directora pero menos espacioso aunque no por eso pequeño, de tintes y decoraciones suaves cremas y marrones muy elegantes, con luces bajas que le daban un toque aún más íntimo. 

_ Te advertí que si fallabas la primera prueba era el comienzo del fin._ soltó Jung-gil sentado al centro de la habitación en un gran escritorio donde detrás suyo resaltaban unos estantes llenos de libros y carpetas con dos lámparas altas en medio que se veían a sus costados, iluminando ese aura oscura que desprendía. Se veía como un ejecutivo malditamente sexy, sin su saco, solo en chaleco y camisa, marcando todo su buen torso a la perfección. Y como si nada, estaba firmando unos papeles con suma concentración sin siquiera mirarla. 

_ Lo sé, pero no considero que he fallado, todo lo contrario._ soltó segura a pesar de sentirse descolocada y enojada por lo que su belleza provocaba en ella.

_ No, sea cual sea tu postura, una orgullosa, segura o miedosa,  te equivocaste y negarlo solo te rebajará más._ siguió lanzando dardos filosos sin siquiera inmutarse, continuando su tarea más que sereno.
A Ha-neul eso la encendía como al enfurecia. Era un…

_ ¿Y para ti en que me equivoque?¿En ayudar a esa pobre alma?_ se defendió conservando su propia calma.

_ Exacto. Ese fue tu gran error. No podemos intervenir en asuntos humanos._ clickeo la lapicera para dejarla a un lado y al fin mirarla.

_ Pero era una total injusticia, ¿que clase de emisarios somos escoltando almas sin siquiera poder ayudarlas?¿Acaso son simples objetos que transportar y ya?_ intentó razonar más que impotente.

_ Ese no es mi problema._ se recostó levemente en su silla.

_ Pues debería, como líder del equipo de escolta…_ señaló como un dardo directo.

_ Si tienes algún problema, ve con la directora y pide un pase al equipo de Gestión de Riesgos, tal vez ellos se adecuen a tus inútiles deseos de salvar humanos. Son perfectos en ser emocionales e imprudentes tal como tú. ¿Cómo suena?_ sonrió burlón y malicioso.
Ha-neul no lo podía creer, ¿cómo podía ser tan frío?¿Qué tan malo debió haber sido en su vida para no sentir ni un poco de pena?¿Por qué la ayudó entonces? Porque está claro que no fue por nada. Ojalá pudiera decir eso pero la dejaría en evidencia. En evidencia cuánto le agradece, aunque sea una promesa tonta al final, que haya hecho eso por ella.

_ ¿Y tienes el coraje de bromear?¿Bromeas cuando las almas mueren injustamente y no haces nada por ellas?¿Tan descorazonado eres?_ dijo en su lugar, algo alterada.

_ ¿Y qué haces tú Ha-neul?¿No te parece todo esto una broma también?Que así puedes ir y hacer lo que quieras._ se levantó en posición desafiante _ ¿No es así?_ 

_ No es cierto, yo…_ no logró terminar de hablar.
La manera en que él comenzó a acercarse tan determinado, a un paso lento que le ponía los pelos de punta, la dejo sin aire.

_ ¿No descargas tu ira de haber muerto injustamente en los villanos de otras historias?¿No te hace sentir bien?¿No te sientes poderosa?¿No es así?_ expresó con frialdad filosa.

_ Te equivocas._ apretó la mandíbula sabiendo que estaba mintiendo como la peor. 

_ Créeme, cuanto menos sientas, cuanto menos importancia le des a los demás, cuanto más egoísta seas, mejor te irá aquí. Recuerda que estamos muertos y ya no somos humanos débiles esclavos de nuestros sentimientos, solo tenemos en mente nuestro objetivo para una próxima vida o evitar el infierno. Así la moralidad queda fuera de juego._ sonrió mordaz _ Si juegas a la heroína te irá muy mal. Si te reflejas y te pones en el mismo lugar que el otro, estas acabada._ terminó, ya a pocos metros cerca suyo.
Ha-neul quedó seca de palabras con una daga de hielo clavada en el pecho durante un largo instante. Su cruel honestidad iba a herirla y no quería darle el placer. Jugaría con sus mismas cartas pero poniendo su toque, como siempre, si él era hielo, ella seria fuego puro.

_ Lo hiciste a proposito._ le recriminó mirándolo directo a los ojos, sin miedo ni vergüenza. 

_¿Qué?_

_ Me diste esta alma para escoltar porque sabrías que me afectaría peor que cualquier otra. Desde un inicio querías verme fallar._ dijo, algo decepcionada.

_ ¿Y?_ le devolvió contacto de mirada sin culpa alguna.

_ ¿Me odias?¿Enserio te desagrado tanto? _ negó apretando los labios _ Sabes que, solo usa tu poder en el trato y ya, no hagas esto, no lo vale,¿qué más quieres de mí?_ golpeó sus manos a sus costados, exasperada. 

_ Darte una lección, que abras los ojos y caigas en la realidad. Si es injusto así se queda, no somos nadie para intervenir en nada._ se acercó con semblante endurecido.

_ Eso solo es una excusa._ 

_ Tomalo como quieras. Harás lo que digo sin excepción a partir de este momento , arruinaste tu única oportunidad así que ahora estás bajo mi total control. No puedo permitir ninguna imperfección en mi equipo._ declaró, inminente.

_ Cómo sea._ bufó poniendo la vista en blanco y haciendo el amague de irse.

_ Detente._  le ordenó y Ha-neul sintió cómo una fuerza invisible la abrazaba inmovilizando todo su cuerpo. 
Pero…¿Qué?

_ Mi poder sobre ti podría haber sido limitado y podido funcionar solo una vez, asi podrias haber saldado tu deuda más que rápido…Pero…_ se puso frente a ella con las manos detrás de su espalda _ Pero me pediste el poder la visibilidad y eso hizo peso en nuestra promesa._ 
La pelinegra luchó intensamente para mover siquiera un dedo pero era inutil, sólo sus ojos apenas podían pestañear. Se sentía horrible.

_ Así que mi poder sobre ti tendrá lugar hasta que diga lo contrario._ bajó a su altura con gesto altivo _ Ahora si, piensa bien cada movimiento, palabra o siquiera mirada que me das, no te arriesgues de más._ 
Ha-neul sonrió enrabiada y con los ojos llorosos de tanto forzar alguna acción, el aire comenzaba a faltarle ante ello.

_ Espero que haya quedado todo más que claro. Puedes irte. _ y de un chasquido la liberó.
Ha-neul sintió un gran peso dejarla de repente por lo que se tambaleó mareada hacia adelante. Jung-gil la sostuvo de los brazos con delicadeza pero firmeza evitando su caída. Se quedaron mirándose unos segundos que fueron eternos y se sintieron tan, tan profundos de una forma extraña.
A ella le hirvió la sangre la conmoción de su corazón ante ello, no podía caer tan fácil,acababa de humillarla,¿como era tan emocional? En eso le daba la razón a él, sentir esto era un total desperdicio.

_ Ve y descansa un poco. Fue suficiente por hoy._ le ordenó pero ya en un tono más suave.
Agh, lo odiaba. 

_ Si…_ se separó aún algo debilitada y haciendo una leve reverencia huyó de allí lo más rápido que pudo.
Esto…Esto ya no le gustaba nada.

Tomorrow: El alma vengativa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora