Primavera (primera estación)

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Primavera, primera estación, duras tanto como te place en el amor. Bajas todas las defensas. Haces olvidar cualquier recaudo y el recuerdo del frío y cruento invierno. Eres la más cruel de las estaciones, eres la más cruel en el amor.

Miedo...

El amanecer estaba cerca y ellos yacían en la cama que habían compartido esa última semana. Le había hecho el amor a su esposo sin descanso en la zona rocosa de la isla y ahora lucían nuevos tatuajes de mordidas y chupones, rasguños adornaban su espalda y los muslos de su sayia.

- ¿Por qué me preguntas de nuevo esto? -

Le cuestionó aún de buen humor y girandose hacia él de manera que quedó de estómago y apoyando su quijada en una de sus manos. Acaricio su espalda y se echó sobre su costado izquierdo para quedar más cerca y poder verse a los ojos.

- Culpa a Raditz, él me hizo despertar más curiosidad de nuevo. Se que tengo tus recuerdos, pero me gusta escucharte cuando me lo cuentas - le respondió besando la punta de su nariz.

El príncipe sonrió divertido y casi ronroneo por las caricias en su espalda.

- Pues... - comenzó pensativo - ella se llamaba Oshieru, era de un planeta guerrero, era una mujer realmente hermosa - susurro suavemente y mirando en apariencia a la nada, perdido en sus recuerdos - también era muy interesante, era muy hábil en batalla y siempre tenía fantásticas historias que contar, realmente no te aburrías con ella.

No evito sentirse celoso por la manera en que hablaba de ella, conocía lo bastante a Vegeta, para notar cierto cariño en su tono de voz pero a la vez y algo preocupante, también percibíañ0 mucha tristeza.

- ¿Qué pasó con ella? - le cuestionó atrayendolo a su cuerpo y acunandolo contra su pecho.

Su príncipe no se negó al gesto, es más, se aferró a él con suavidad. Suspiro pesada y tristemente, para luego comenzar su historia.

- Las únicas personas con las que me he acostado en más de una ocasión, han sido tú y ella - le comentó con calma y escondiéndose en su pecho.

***

Había llegado a la parte final de su instrucción académica. Y como despedida se encargó de darle un buen susto a su seboso maestro el último día que se vieron. Con algo de suerte el grasoso hombre no volvería a tratarlo así, al menos que quisiera sufrir, algún misterioso y doloroso accidente, cuando volvieran a encontrarse. Cómo para asegurarse que su formación fue aprendida y útil, la gran lagartija le exigió que demostrará sus conocimientos, apoyando a la parte tecnología y mecánica de las fuerzas del Ejército Freezer. Por supuesto, el tipo no desperdiciaría lo oportunidad de conseguir más trabajo gratis. Así que estuvo un par de meses pasándose por ahí, ayudando con las naves y otras veces con algún desperfecto de las máquinas de recuperación. Para ser honestos el trabajo realmente no le molestaba y era muy divertido ver las caras de susto por su presencia de parte de los ingenieros, técnicos y médicos, cuando se encontraba trabajando con ellos.

La última semana que debía reportarse en el laboratorio, recibió una noticia interesante. La gran mayoría de las naves, iban a ser obligadas a volver para recibir un buen mantenimiento y en la lista estaba cierta nave cuya propietaria le interesaba.

Cuando Raditz, lo vio entrar a su habitación ese día más tarde, lo esperaba con una sonrisa molestosa que intento ignorar mientras se cambiaba de ropa.

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