La casa, trabajo y súper mercado

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Después de comer varios platos de ese guisó, acompañado de algo de arroz y otros platillos. Estaban listos para instalar la casa. Vegeta, tomo el estuche de cápsulas, eran todas las cosas que había empacado con su pareja. No era fanático de la ropa, como la mujer, pero en siete años viviendo en la corporación, debía admitir que había acumulado bastantes pertenencias, muy diferente de cuando vivía en las bases de Freezer, obviamente. Sin embargo, igual le sorprendía.

Se quedó mirando la habitación en la que había dormido por siete años y había compartido con su pareja por un año más. Ahora se parecía mucho a como estaba cuando Bulma, se la dio al artarse de verlo durmiendo por todos lados. Como un cuarto cualquiera que no pertenecía a nadie, lo cierto es que ahora en adelante, probablemente sería eso, un cuarto que usaría de vez en cuando, cuando se pasará por acá. No entendía, porqué de repente tenía todas esas reflexiones y esa extraña sensación en su pecho. Entonces, mientras cerraba la puerta y se dirigía nuevamente a la planta baja, se dio cuenta que estaba cerrando un capítulo de su vida. Está había sido su casa, incluso por más años que su propio planeta. Había pasado la mayor crisis emocional de su vida, aquí y dos veces había encontrado nuevamente sentido a la misma, en este lugar. Vio a sus hijos crecer en este sitio y tantas cosas más, que no podría terminar de numerarlas.

Recordaba, haber sentido está sensación cuando se quedó varado en la Tierra. Sin embargo, una vez más había ignorado cualquier sentimiento que lo sacará de balance o no fuera completamente objetivo para su beneficio. Se quedó en la corporación, porqué era el lugar más adecuado para obtener información, era un lugar lleno de lujos, que sentía merecer en esa época y sobre todo tenía todo lo que necesitaba a la mano. Ni siquiera necesita amenazar, muchas veces se lo daban, por el simple hecho de que se quedaba mirando un momento alguna cosa. Debía admitir, que lo habían malcriado en este lugar, pero, no lo extrañaría solo por eso.

Llegó a la planta baja y su esposo lo esperaba sentado en una de las sillas del patio trasero de la casa. Miraba distraído a los niños que le contaban a sus madres y padre, en caso de Goten, todo lo que habían hecho con sus... "padres". Kakarotto, levanto la mirada cuando llego y le brindo una amplia sonrisa.

- ¿Estás listo? - le cuestionó, ofreciendo su mano.

Miro el gesto un instante, antes de enlazar esa mano con la suya.

- ¿Sucede algo? - le interrogó de repente, lo notaba más reflexivo de lo normal.

- No lo sé - le admitió, casi de inmediato.

No sé permitió extrañar su planeta, cuando se fue y menos cuando lo perdió para siempre. De todos modos ya llevaba sin ir más de un año, además que tenía algo más importante entre manos. Sobrevivir, sobre todo, luego cuando su planeta fue destruido. Tuvo que hacerse la idea rápidamente de que no lo volvería a ver y una vez más concentrarse en sobrevivir. En servicio de Freezer, nunca pudo llamar esa asquerosa base un hogar, apenas si era un alojamiento de paso. Un lugar donde reabastecerse, recibir más órdenes e irse de inmediato. Tal vez de ahí venía esa particular sensación. Nunca se permitió extrañar algo, antes de Kakarotto, incluso a alguien. Volteo a ver la corporación una vez más. Eso era, extrañaría este lugar, por primera vez se permitía extrañar algo en su vida.

La mano de Kakarotto, apretando la suya con más fuerza, lo distrajo de sus reflexiones.

- ¿Amor? - pregunto algo preocupado por su extraño silencio y mirándolo a los ojos con gran intensidad - ¿Qué sucede?

- Nada - logro contestar por fin - supongo que extrañaré este sitio, eso es todo.

Le sonrió dulcemente, ante esa respuesta sincera y beso con cariño su respingada nariz, una vez con suavidad, con un claro, "te entiendo". Recordaba haber sentido algo parecido, cuando se fue con Bulma, en búsqueda de las esferas del dragón por primera vez. Aunque para ser honestos, pensaba que volvería en poco tiempo. Lo cierto es que luego, se acostumbro a ir de un lugar a otro y aunque adoraba la casa de su abuelo, ya no pudo quedarse mucho tiempo en ningún sitio, después de todos sus viajes. Se había frenado un poco con el nacimiento de Gohan, pero aún rotaba en tres lugares. Su casa, la de Gohan y el templo sagrado. La verdad era que... se había vuelto a establecer con Vegeta. Desde que estaba con él, se había quedado más tiempo en un solo lugar, incluso cuando se fue, se había quedado en su casa. No evito sonreír al darse cuenta.

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