¿Podrá nuestro amor tolerar tu infrenable tempestad?. ¿Acaso sobrevivirá a la llegada de la primavera o perecera bajo el yugo de este frío invierno?.
Y vivimos en una ilusión
La mano de Turles en la suya, un agarre que no fue desecho, hasta llegar a cualquier lado, esa noche no volverían a casa. Después de lo que había pasado, estaban seguros de que Kakarotto y Vegeta, no estarían tan contentos de seguir recibiendolos en su hogar, era sentido común o eso suponían. Estaban embriagados por la adrenalina resultante de su huída, llenos de endorfinas por está reconciliación. Un hotel fue lo más lógico.
- No está mal - dijo Turles, mirando por la ventana y viendo la Capital del Oeste a sus pies.
Raditz solo miraba el techo recostado en la cama, pensando en que haría de aquí en adelante. Que estuviera tan callado y pensativo, no era buena señal para él. Así que se recostó a su lado y lo atrajo desde la cintura para apegarlo a su cuerpo y pudieran verse a los ojos.
- ¿Qué tanto piensas? - interrogó directo, acunando sus mejillas entre sus manos.
- Nada en específico - susurro en voz baja y evitando su mirada - me preocupa la reacción de mi hermano - admitió un segundo después - también lo que pasará con nosotros.
Supo que Rad tenía derecho a estar asustado. Debía ser honesto con él, pero no encontraba las palabras con que explicar la verdad de su situación. Era denigrante y tan vergonzoso. Una vez escucho al principito, describir su relación con el árbol como una adicción, obvio se había enfurecido, no era un adicto. Ahora, caía en cuenta de que aquella afirmación no estaba tan alejada de la verdad, era dependiente a la sensación de poder que le daba la fruta del Árbol Sagrado, la claridad que le daba a su mente sentirse invencible, por supuesto que su anterior existencia también era vacía y sin sentido. Raditz le había dado sentido, ¿por qué no bastaba?, ¿por qué no había llenado el vacío por completo?, era algo que no lograba entender, ¿por qué se la pasaba preocupado que le quitarán a Rad?, cuando para ser honestos era su actitud la que lo alejaba.
El beso de Turles fue torpe, desesperado, tuvo que frenarlo un poco para tomar ritmo. Termino acorralado sobre la cama y con su pareja encima suyo.
Beso su cuello, lamió sus labios, mordió sus hombros y marco su pecho. Todo pasaba rápido, con violencia y desesperación. Su ropa termino regada en el suelo de esa habitación de hotel y pronto encontró cubriendo su boca cuando su pareja se extravió entre sus piernas, su cola solo atino a erizarse.
- ¿Qué estás... - trato de preguntar pero sus palabras fueron ahogadas por sus propios gemidos.
La felación de Turles era torpe por los nervios, los cuales solo su cola lo delataba por la agitada que estaba, pero sabía como chupar. Sabía que la punta debía ser la más estimulada y conocía lo bastante a Raditz para aumentar el ritmo en sus momentos de mayor placer.
- Oh Dios - jadeo tratando de respirar, pero imposible concentrarse. Jalo la melena de Turles tratando de alejarlo en un intento desesperado de retomar el control. Sin embargo sabía que sería en vano - mnm, mnm, mnnm, Turles - gimió su nombre entregándose entonces. Su espalda se arqueaba sin voluntad propia.
La última vez que le había hecho una felación había sido hace meses, así que se esmero en hacer disfrutar a su pareja.
El primer dedo ingreso aprovechando el lubricante natural que escurría de su barbilla, acaricio su próstata de inmediato y la estímulo sin piedad.
ESTÁS LEYENDO
Estaciones
أدب الهواةEn estas estaciones de nuestro amor, ¿lograremos sobrevivir al frío invierno?, ¿acaso volveremos a ver la primavera?. Cuarta parte de ¿Y si...?