Capítulo 6

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—Oigan, ¿No creen que Victoria ha estado algo rara últimamente? —comenzó Natalia dirigiéndose a sus compañeras que se encontraban en el departamento.

—¿Rara? ¿A qué te refieres? —preguntó Raquel.

—Desde qué ocurrió lo de Karina la he notado diferente.

—Bueno, todas hemos estado actuando diferente por eso, no sé por qué te preocupas.

—No es solo eso. Antes cuando ensayábamos no se distraía, ahora la he notado más ausente, además pasa demasiado tiempo en su celular hablando o enviando mensajes a quien sabe quién. —mencionó Natalia, quien era la mayor del grupo, recordando las veces que su plática fue ignorada por la menor.

—En eso tienes razón, he notado lo mismo, ¿creen que sea porque tiene novio? —sugirió Mariana. Las demás chicas la miraron, la idea de Victoria estando con alguien les extrañaba un poco, la menor había perdido todo el interés en las citas desde que el presidente de la compañía había forzado a la joven y a Esteban a terminar su relación.

—Pero, ¿no crees que ella nos diría algo como eso? Saben que no nos guarda ningún secreto. —dijo Raquel.

—Andrea, tú compartes cuarto con ella. ¿No te ha dicho nada acerca de algo como eso? —cuestionó la líder mirando a la morena, quien levantó la mirada de su celular con sorpresa.

—Pues no. No he notado nada raro, tampoco me ha contado nada acerca de qué tenga novio o le guste alguien. —respondió la joven tratando de ocultar su nerviosismo. No le gustaba mentirles a sus amigas, sin embargo, su obvia respuesta era positiva. Había alguien nuevo en la vida de la pequeña del grupo y, podría ser, que ella sintiera amor por él.

Ajena a lo que sus compañeras comenzaban a sospechar, Victoria iba junto a Daniel camino al taxi que la llevaría de vuelta al departamento después de la visita a la casa del chico.

—Me divertí mucho esta noche, Daniel. —señaló la joven mirando al chico de reojo.

—También yo, aunque me disculpo si la plática resultó algo aburrida desde que Teo se fue. Él suele ser mejor acompañante que yo. —dijo algo apenado. Su amigo había tenido que irse al trabajo dejando a solas a los dos jóvenes y debido al nerviosismo de ambos no pudieron hablar como hubieran querido.

—Está bien, la pasé muy bien solo contigo.

—Podríamos repetirlo algún día solo nosotros. Claro, so...solo si quieres. —pidió Daniel con un ligero tartamudeo.

—Eso me gustaría, pero tendrá que ser dentro de un par de semanas. Mi trabajo me tiene completamente ocupada, además tendré que viajar a Los Ángeles. —Se disculpó Victoria, mientras en sus adentro estaba bastante feliz de la invitación que le había hecho el chico.

—¿Los Ángeles? Vaya, debe ser una chamba chingona para viajar hasta otro país. ¿En qué trabajas? Solo si quieres decírmelo, claro. —Al escuchar que la joven viajaba por causa de su trabajo, Daniel se sintió aún más inferior hacia ella, la voz de su cabeza seguía repitiendo que se alejara de la muchacha. No era la clase de persona con la que ella se relacionaría, debido a esa pelea interna en su cabeza no se dio cuenta de la mirada algo nerviosa de la menor del grupo, esto debido a que aún no se sentía lista para decirle a Daniel a lo que se dedicaba en realidad.

—Acerca de mi trabajo, es algo complicado de explicar ¿Podrías esperar hasta que regrese para decírtelo? —preguntó la joven sacando de sus pensamientos al chico.

—¿Ah? Claro, puedo esperar no te preocupes. Si no quieres decírmelo no hay problema. —respondió con una ligera sonrisa, después de todo él también guardaba un secreto, uno que estaba seguro no quería decirle, Victoria sonrió mirándolo y en un loco impulso posó sus labios en la mejilla de Daniel tomándolo por sorpresa, después subió a prisa a uno de los taxis que se encontraban aparcados cerca de ellos.

De Buena y Mala FamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora