Su alteza, no estoy bien

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Entonces el mayordomo se dirigió a la habitación de Aster y les pidió a los guardias que abrieran, y al abrir, la cara del anciano se puso pálida inmediatamente, el invitado estaba desmallado, se acercó más y tocó su frente. Estaba ardiendo.

—¡Rápido, trasládenlo a una habitación más cálida y que lleven un médico!

Los guardias siguieron sus órdenes y luego se apresuró a ir a la oficina del Erudito Saerni para informar la situación.

—¡Mi señor! El invitado especial enfermó, desde anoche que no come ni bebe, fue llevado inmediatamente a una habitación más cómoda con un doctor que lo vigile.

—¡¿Cómo pudiste dejar que esto le pasara?! ¡Si algo malo le llegara a pasar, el emperador nos cortará la cabeza!

—Disculpe, el invitado no dijo ni una sola palabra ¿Cómo iba a saber?

—Excusas, vamos a ver cómo está.

Cuando el erudito vio a Aster sudando con un rostro enrojecido casi le da un ataque.

—¡¿Qué le sucedió?! —Preguntó.

—Mi señor, este joven tiene fiebre, si lo hubieran detectado antes, sería mejor, pero ahora está en un estado crítico, estoy haciendo todo lo posible para salvarlo.

—¡Si lo rescata le daré mucho oro! ¡Haga todo lo que puede por favor!

—Así será, le acabo de dar medicina, esperaré su reacción, es mejor si están afuera y no interfieren.

—Dígame cuando despierte.

Pasaron dos horas en las cuales el doctor observó y cuidó de Aster, cuando este finalmente logró abrir los ojos con mucho esfuerzo.

—Agua... Por favor. —Dijo con cansancio.

—¡Está despierto! —Sirvió un vaso de agua y lo ayudó a beber—. Beba lentamente.

Tras beber el agua tosió un poco. —¿Dónde estoy? ¿Quién eres?

—Sigue en la residencia del Erudito Saerni, soy el médico a cargo de usted. Fue muy fuerte, pudo haber muerto.

—No moriré... Debo ver a su alteza todavía... Darcel se pondrá triste.

—¿El cuarto príncipe?

—Así es.

—Bien, eh... Invitado, perdón no sé tu nombre, es mejor si descansas.

—Aster... Ese es mi nombre.

—¿De casualidad fuiste vendido al emperador y él te escondió? ¿Cuál es tu apellido?

—No tengo apellido, pero lo anterior es verdad.

—Bueno, vasta de palabras, le informaré al erudito que despertó.

Al salir, el doctor acomodó sus lentes y le informó que el invitado había despertado.

En dos días más, Aster pudo levantarse de la cama y vio hacia la ventana, era primavera y las flores estaban floreciendo, eran hermosas, pero no más que su alteza.

Escuchó unos pasos desde afuera y rápidamente volvió a acostarse, no quería que descubrieran su mejora, de lo contrario regresaría a aquella habitación fea, así que su plan era seguir actuando de esa forma.

La cama era cómoda por lo que luego del almuerzo durmió de manera confortable sin ningún problema. Hasta la comida que le estaban dando ahora era mejor.

En la noche lo despertaron, pero no fue por cena, hacía un calor inmenso y el doctor lo estaba agitando.

—La residencia se incendia, sígame rápido.

Su alteza es mi destino [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora