Su alteza, ahora podremos casarnos

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El empleado no podía seguir distrayendo a la emperatriz y no se atrevía a volver a desobedecerla así que la acompañó hasta el almacén, pero se relajó al ver otro compañero en el pasillo, al menos hizo tiempo para que alguien le informara que la emperatriz iría.

Al entrar, estaba Emma sentada, al ver a la emperatriz se puso de pie e hizo una reverencia.

—Su majestad, es un placer verla aquí.

—¿En qué la puedo ayudar? —Dijo el dueño del lugar.

—Emma, eres esposa del cuarto hijo del emperador, tu imagen es parte de la imagen de la familia, pero en este momento tu cabello está desarreglado.

—De camino hubo mucho viento, he sido descuidada.

—Tu vestido está mal atado también.

—¡¿Qué?! Hablaré severamente con mis sirvientas, oh Dios, estoy tan avergonzada en este momento.

—... Déjennos a solas, a ambas.

—Su majestad, por políticas de la tienda, no puede estar sola en esta área, hay cosas valiosas que deben ser vigiladas. —Dijo el dueño.

—Bueno, Emma, levanta tu vestido.

—¡¿Qué?! No puede ordenar eso.

La emperatriz volteó a una de sus sirvientas. —Lily, busca debajo de los sillones.

La sirvienta buscó tal como dijo, pero no encontró nada, pero al levantar la cabeza notó un pedazo blanco de tela fuera de lugar en un mueble, se acercó y lo sacó, eran ropas íntimas.

—¿Qué hago con esto mi señora?

—Sostenlo, me pregunto si es de la señorita Kerfal.

—¡No es mío! Qué escándalo, no me involucre en la aventura del dueño del lugar con quién sabe quién.

—Levanta tu vestido y lo averiguaremos.

El emperador llegó a la escena y respiró profundamente.

—¡Suficiente! Emma es la hija más apreciada de una de las familias importantes y cercanas al imperio, la han educado como una dama decente y ahora es mi nuera, no permitiré que manches su dignidad cuando no estás segura de tus sospechas.

—Su majestad, asumiré todo castigo si estoy incorrecta.

—Insinúas infidelidad, el castigo es la muerte, morirás si te arriesgas.

—Su majestad, lo asumiré, no permitiré que manchen el apellido de nuestra familia.

—De acuerdo. —Suspiró.

Todas las personas salieron a excepción del dueño de la tienda, el emperador, su esposa y Emma.

Emma sabía que debía levantar su vestido, y lo hizo lentamente esperando a que algo sucediera para impedirlo, pero nadie la detuvo, antes de llegar a mostrar sus partes íntimas soltó su vestido. —Lo acepto, son míos.

El emperador la vio molesto. —¿Has manchado la familia Kerfal y Ernist? Emma, eras el único vínculo de sangre entre ambas familias, se levantará un juicio, pero será imposible que te salves.

Emma no contestó nada, pero sus ojos empezaron a ponerse llorosos.

—¿Por qué debería ser infidelidad si desde el comienzo no aprobé el matrimonio? Si tanto quería un matrimonio entre las familias, usted se hubiera casado con mi padre.

—¡¿Cómo te atreves a decir eso?! —Reprochó la emperatriz.

—Su majestad. —El otro que también cometió el pecado se arrodilló—. Máteme a mí, le daré todas las joyas de este lugar, pero no sé atreva a dañarla.

Su alteza es mi destino [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora