Su alteza, lo protegeré

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Ambos llegaron al campo de entrenamiento que sólo la familia real tiene acceso por lo que no había nada más.

Aster vio a su alrededor con curiosidad y admiración, finalmente conocía este lugar, pero se vio cegado por unos segundos, los rayos solares se reflejaron en la espada ya desvainada del cuarto príncipe e iluminó el rostro del otro.

—Es... Realmente brillante. —Dijo Aster volviendo a abrir sus ojos.

—Se llama escarcha.

—¿Qué?

—La espada.

La espada era de plata y tenía como decoración joyas azul claro, por sus colores tenía un aspecto invernal, Aster supuso que por eso recibía ese nombre.

—Oh, entiendo, es muy linda.

—¿Linda? Esta espada ha arrebatado la vida de cientos de soldados ¿y ese es tu único comentario?

—...Es majestuosa.... —Miró como la paciencia de Darcel empezaba a agotarse por lo que cambió de tema—. ¿A qué se debe su nombre?

Tras decir eso el cuarto príncipe lo vio con aprobación, como si esperara esa pregunta.

—La humedad de la tierra se evapora y surge a la superficie en busca de libertad, pero el clima lo congela causando que se quede en la superficie. Cualquiera puede subir tanto como quiera hasta el límite que mi espada decida. Escarcha.

—Profundo, yo pensaba que hacía referencia a su color... Pero de acuerdo a tu explicación debería llamarse temperatura.

—... Silencio.

—¿Ahora puedo tomar una espada? Cuando tenga una en mis manos se llamará "Darcel mi futuro esposo".

—Luego de usarte cortaré tu lengua ¡Y no digas algo detestablemente cursi!

Aster ahogó las palabras en su garganta y sonrió.

—Tendrás una espada algún día, antes de que puedas sostener una espada necesitamos trabajar en tu cuerpo. —Examinó a Aster de pies a cabeza.

—¡Conozco un ejercicio divertido que ambos podemos disfrutar por horas!

—¡No quiero oírlo! —Interrumpió Darcel rápidamente—. Ahora corre al rededor del campo 20 veces sin parar.

—¿No es mucho? —Preguntó preocupado por sus piernas.

—Te besaré si lo haces.

Sin decir nada más, Aster empezó a correr entusiasmado, Darcel se sentó en un lugar mientras lo observaba y aprovechaba a limpiar su espada.

—¡20 veces y como nuevo! —Gritó Aster al finalizar y corrió a buscar a Darcel—. Vengo a reclamar mi premio.

—100 lagartijas y serán dos.

—¿Eh?

Aster cumplió cada uno de los requisitos de Darcel, 20 vueltas por el campo, 100 lagartijas, 100 sentadillas y ejercicios de relajamiento. Sentía que iba a morir, pero no quería verse débil ante el amor de su vida por lo que, aunque tuviera los huesos triturados se seguiría parando erguido.

—¿Esta vez puedo reclamar mis recompensas?

Darcel apretó el puño y se acercó, rápidamente se inclinó y dio un beso rápido, Aster imaginó que los otros cuatro faltantes serían así de rápidos y sin sentimiento por lo que tomó la cintura del cuarto príncipe y lo empujó contra sí mismo mientras lo besaba, Darcel parecía querer alejarse y Aster soltó sus labios.

Su alteza es mi destino [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora