Su Alteza, he regresado

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Darcel regresó a su palacio y mantuvo un perfil bajo cumpliendo sus obligaciones cuidadosamente. Emma supo de la vida de su otro amigo y lloró de la felicidad al enterarse de la noticia.

Pasó un tiempo más y un día Emma estaba arreglada, pero con ropas humildes, como las que utilizaba la servidumbre en sus días libres y Darcel no se sorprendió en lo absoluto.

—¿Saldrás?

—El pequeño Elliot está en manos de su nodriza, entonces no hay problemas si me voy.

—Últimamente sales frecuentemente ¿Podría saber a qué se debe?

—Hay una persona... Él me agrada, es la primera vez que una persona me agrada mucho, es muy interesante.

—Emma, no eres tan joven, sabes que lo que haces es peligroso, arriesgas tu vida cada vez que sales de aquí, no te prohíbo nada, pero escucha mi consejo.

—Él hace joyas muy lindas, si alguien pregunta por qué voy tanto, es porque quiero comprar... Me gusta.

—¿Y qué harás luego? ¿Te irás del castillo y huirás con él? Si lo haces investigarán al respecto y los matarán.

—Tenemos casi un año, él sabe bien quién soy y no le importó, incluso dijo que podría enfrentarse al emperador por mí, me ha propuesto huir anteriormente, pero lo rechazo. No te preocupes, tendré mi vida sin arriesgarte a ti o a Elliot.

—Si esa es tu decisión, lo respetaré, espero que al menos seas feliz al hacerlo.

—Bien.

Emma salió y horas luego, alguien tocó la puerta de su oficina.

—Adelante.

Aster entró y cerró la puerta, Darcel levantó su mirada y no podía creerlo se levantó de su asiento sin saber qué hacer.

—¿Qué haces aquí?

—Me alojo en el palacio del emperador como invitado, las negociaciones continúan, parece que todo tendrá un buen desenlace y como ahora estoy libre pensé en visitarte. No te preocupes, soy como una sombra, nadie me vio llegar a excepción de los guardias en la puerta, pero les pagué para no decir nada, de hecho, deberías despedirlos, si se dejan sobornar con poco no pueden protegerlo.

—Supongo que tienes razón... Aun así, es peligroso ¿Acaso a las personas a mi alrededor les fascina ponerse en peligro por sus sentimientos?

—Disculpe su alteza, es que lo amo y quería verlo.

Darcel salió de su escritorio y abrazó la amplia espalda de Aster.

—Si, estoy feliz que nada haya pasado, es grato verte, pero no vuelvas a arriesgarte de esa forma. —Dejó de abrazarlo y lo observó a los ojos.

—¿Entonces no cree que merezco un beso por venir hasta aquí? —Preguntó animado.

Darcel subió su mirada y acarició la mejilla de Aster. —Tienes razón, lo mereces.

El príncipe lo besó y Aster continuó el beso, mientras se besaban Aster levantó a Darcel y lo sentó en el escritorio, estaban pegados en una ardiente ola de pasión, su alteza abrió sus piernas para enrollarlas a las caderas del otro para estar más cómodo pero sus partes íntimas se rozaban constantemente, provocando que crecieran.

Aster sostenía la cabeza y la espalda de Darcel mientras él abrazaba su cuello. Algunos papeles cayeron accidentalmente y Aster dejó el beso para susurrar con voz grabe en el oído de su alteza. —¿Puedo satisfacer a mi amado príncipe?

—Por favor... Es una buena idea.

Esta vez Aster intentaría algo nuevo, tras el día del picnic, descubrió que no sabía muchas cosas qué hacer en ese tipo de situaciones así que secretamente viajó a la ciudad más cercana para ir a una tienda de libros, en la sección erótica sólo habían dos libros con dibujos sexuales de hombres, así que los compró y estudió duramente toda la noche en su campamento.

Su alteza es mi destino [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora