Su alteza guarda las apariencias

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Cuando Darcel regresó al campamento tenía una expresión seria, Luan se pegó a él para preguntar qué tal le había ido, no esperaba buenas respuestas de todos modos por la mirada perdida del príncipe.

—Cuarto príncipe... ¿Qué se acordó?

—La guerra se detendrá mientras continúen las negociaciones diplomáticas, quieren un río y a cambio se cobrarán menos aranceles a nuestros productos.

—Realmente quieren ese río a toda costa eh...

—Hablaré con mi padre, si no aceptamos su propuesta, se seguirá la guerra y perderemos.

—Vaya, su majestad es sabio, y si decide continuar la guerra, ganaremos, príncipe, no debe subestimar las habilidades de nuestros soldados.

—Puede que tengas razón.

No, definitivamente se equivoca, ellos tienen a Aster, y él puede predecir cualquier paso que demos, sin duda perderemos contra él. Pensó Darcel.

Luego de comer y hablar de lo sucedido con el ministro, Darcel envió una carta hacia el palacio para que su padre estuviera al tanto de la situación.

A la mañana siguiente, Darcel ordenó que prepararan el caballo para ir al campamento enemigo pero el ministro lo detuvo.

—¿A dónde vas?

—Soy el encargado de las negociaciones, debo ir a conversar.

—Todo lo que tenían que hablar ya fue dicho, espera la orden del emperador antes de dar un paso. Ten cuidado, si planeas traicionar el gran imperio, no me importa si es un príncipe, cortaré su cabeza.

—Me malinterpreta señor, ayer el que los lideraba dijo que regresara hoy en la mañana, no me dijo para qué, pero lo haré.

—Quizás planean matarte.

—Mi instinto dice que no es así, no caeré en sus trampas, si me sucede algo, asumiré total responsabilidad, no se preocupe.

De esa forma, Darcel se liberó y corrió en su caballo hacia el campamento donde se encontraba Aster, pero al bajar de su caballo un soldado se acercó a él.

—Príncipe, nuestro general lo espera, por favor acompáñeme.

El lugar al que llegaron no fue la carpa en donde se habían reunido por primera vez, era una especie de picnic en un campo alejado del campamento militar, Aster no estaba con la armadura, en cambio traía unas túnicas blancas que resaltaba su pecho bien forjado.

Darcel tranquilizó sus pensamientos y se sentó en la manta a la par del otro.

—¿Qué es esa ropa? Es un estilo... Interesante.

—Bueno, como no lucharé, llevo una vestimenta casual, es lo que utilizo en el santuario. Mientras tanto usted ha venido con armadura ¿Desconfía de mí acaso?

—¿Crees que volveré a creer en ti de la noche a la mañana? Literalmente lideras una guerra contra mi reino, incluso si me amaste alguna vez, ha pasado mucho tiempo, quizás me guardas algún rencor.

—... ¿Por qué piensa que siento rencor?

—No te traté bien mientras estabas conmigo, no merecías a alguien como yo, pensé que si me mantenía al margen me olvidarías, después de todo tus desgracias comenzaron cuando te acercaste a mí, pensé que sería lo mejor para ambos... Pero nunca me superaste, incluso te sacrificaste por mí, te prometí sacarte de ese lugar, hasta llegué a rogarle a Richard, pero él no cumplió su parte del trato, debiste haber pensado que te abandoné. 

—Sé que nunca podría abandonarme, mi corazón lo sigue amando, y si no le molesta, intentaré ganarme su corazón, pero debo ser un extraño ahora, así que me detendré si me lo pide.

Su alteza es mi destino [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora