Advertencia: No se busca romantizar la prostitución ni exponer el tema como algo sencillo. Todo en esta historia es meramente ficción y se abordará siempre por la superficie. Se recomienda discreción.
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Gerard se detuvo enfrente del viejo espejo para verse después de que Cassey le había secado el cabello con una secadora eléctrica que había traído en una maleta mediana, junto a muchas de sus cosas ya que luego de terminar, cada uno se iría a sus respectivos trabajos. Era increíble la forma en que una persona podía cambiar de manera tan rápida con sólo un color en el cabello. Ahora estaba rubio, y por más gracioso que sonara, no le disgustaba en lo absoluto.
Tenía mucha curiosidad de ver el resultado final, pero también se encontraba nervioso. Lo hecho hecho estaba, y aunque no estuviera tan consciente de ello, esto significaba una nueva etapa en su vida.
—Me siento muy diferente.
—Cariño, eres diferente. Siempre lo has sido —le respondió caminando hasta llegar a él con ese gesto alegre que siempre la caracterizaba. —¿Estás listo para la siguiente fase?
Cassey apagó su cigarrillo en el cenicero que Gerard le había alcanzado y éste asintió pensando que, por más que tuviera miedo, no era momento de arrepentirse. Ya se había metido en esto así que tenía que llegar hasta lo último porque la rubia traía lista la mezcla que había preparado en un tazón de plástico.
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Para hacer la situación más emocionante la rubia colocó una toalla encima de la cabeza de Gerard (que ya no estaba mojado), cubriéndolo para que ninguno de los dos pudiese ver el resultado hasta que estuviesen listos; a pesar de que ella ya tenía una noción porque había hecho todo el proceso. Ambos estaban nerviosos, pero Cassey tenía su teléfono listo para tomar unas fotos cuando Gerard decidiera descubrirse.
—Está bien, lo haré —concretó.
Contó del uno al tres para hacerlo más emocionante, y al llegar al número final se sacó la tela soltando un grito acompañado de su amiga con los ojos cerrados; Cuando los abrió cayó en cuenta que los dos se habían quedado con la boca abierta, admirando al nuevo Gerard que se encontraba enfrente del espejo.
De ellos.
Cassey reaccionando sacó la foto que había dicho que haría y después comenzó a dar saltitos emocionada porque había hecho un gran trabajo. Gerard en cambio, seguía perplejo porque no podía reconocerse, otra vez. Era como si una versión nueva de él hubiese nacido y no podía creer que se sentía orgulloso de su apariencia. Por primera vez se sentía feliz por completo. Lo amaba.
—Gerard, te miras hermosísimo. Serás la envidia de todos.
—¿Qué dices? —preguntó sin prestar tanta atención a la última oración.
—Sí, incluso si llegas a Ámsterdam ninguna de las chicas podría alcanzar tu belleza.
Gerard la miró de reojo, Ámsterdam era el burdel donde Cassey trabajaba.
Hace unos días habían hablado sobre eso pensando que no profundizarían mucho, pues la rubia le había mencionado que ganaba bastante bien como para pagar su apartamento, sus gastos personales, y algunos lujos que más tarde le servían como inversión en su persona siendo dama de compañía y bailarina, repitiendo siempre que lo último era lo que más le gustaba.
Hacía algunos años que había llegado a buscar trabajo a ese sitio a pesar de saber muy bien a lo que se enfrentaba, ya que la prostitución siempre había sido un tema polémico de abordar; A Cassey no le había quedado más opción cuando se quedó completamente sola. Estaba joven y eso le daba ventaja, aunado a la rebeldía que desde siempre le había dado problemas, creía que ese camino sería el más fácil y podría controlarlo ya que no sabía qué más hacer.
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I'm (not) okay
FanfictionEl demonio ha vendido su alma, por las piernas de un pelirrojo que trabaja bailando y cantando en un lugar que cierra en las mañanas. Incluye temas temas fuertes, se recomienda discreción. Drogas. Alcohol. Sexo. Prostitución. Problemas alimenticios...