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Una calada, dos, tres, cuatro, muchas veces; perdió la cuenta.

Cassey sonreía y bailaba en su habitación, sus pasos eran delicados ya que en el pasado había asistido a clases de ballet cuando era muy pequeña y todavía recordaba eso. Sabía moverse con gracia y sutileza, nunca había pedido el estilo y estando drogada, parecía la bailarina más hermosa del mundo. 

Gerard llegaría con un pote de helado, esa tarde sería de películas y con anterioridad habían escogido algo decente, quizás Ryan se uniría más tarde; dos películas para los tres amigos serían de mucho agrado. La rubia buscó una botella de whisky y se enjuagó la boca con el líquido para después tirarlo en el lavabo. Se lavó la cara y fue a abrir la puerta que ya estaba siendo tocada.

—Adelante —dijo extendiendo la mano y el cabello le golpeó la barbilla.

—Huele extraño. 

El pelirrojo entró sin disimular el olisqueo. 

—Se me quemó la comida —respondió encogiéndose de hombros y volviendo a sonreír cuando vio que de sabor chocolate era lo que traía.

—En fin, vamos a servirnos esto que ya se anda derritiendo. 

—¿Y qué estamos esperando?

Pusieron la película y pusieron el helado en copas, Cassey aún no entraba totalmente en sí, fumó un cigarrillo aún cuando comía toda la chatarra que se encontraba en frente. Su apetito había crecido, se encontraba feroz. La alfombra era suave, observó los calcetines de Gerard con detenimiento y aceptó que él era el sujeto que había conocido con más pares de lo que podría imaginar. Y siempre con un estilo hermoso y único.

Después siguió con Ryan, quien no tardó mucho y había agarrado más helado que ella y Gerard. El castaño tenía el cabello brilloso y sedoso, hace poco se había hecho un corte, pero no le habían quitado más que las puntas. Se veía tan guapo, su risa la contagiaba sin importar la ocasión. Ambos estaban tan centrados en la película que en ningún momento se percataron que la rubia los veía con admiración, con un brillo en los ojos.

Suspiró y se levantó a buscar la botella de antes.

Pasaron las horas, Ryan tuvo que irse a trabajar, Gerard en cambio, podía y quería quedarse un tiempo más para pasar tiempo de calidad con ella. La rubia estaba muy agradecida internamente. 

—Oye Gee.

El pelirrojo volteó hacia el llamado de Cassey y la encontró con una camisa demasiado grande para ella, unos shorts y calcetines blancos. Totalmente cambiada a lo que tenía hace unos momentos. Tenía una pose para invitarlo a un baile y una sonrisa pícara.

—¿Intentas recrear esa escena...?

—Oh vaya, un chico de cultura. 

Le pasó otro cepillo a él y comenzó a cantar, Gerard veía todo con gracia, después de segundos ya se encontraba repitiendo todas aquellas acciones. Ellos dos siempre se la pasaban bien, era como si estando juntos siempre fuera de esas tardes que se quedaban en tu mente por mucho tiempo y que a veces, se recordaban con melancolía porque no sabía en qué grado de felicidad se encontraba.

Después de eso Cassey se excusó para ir a su habitación nuevamente, quería drogarse una vez más y, ¿Por qué no? Terminar ese whisky.

Gerard no preguntó, supuso que iría a cambiarse por tercera vez, así que la esperó en lo que iba a tirar la basura que habían dejado en la sala. Cuando la rubia estuvo cerca de nuevo, el pelirrojo le siguió y se sentó a un lado de ella, no tan juntos, pero sí lo suficiente como para charlar cómodos.

—Me he sentido muy raro estos días. 

—Yo creo que Frank es el amor de u vida. Es muy raro que haya aparecido en tu vida en el momento indicado. 

—¿Tú crees en el destino?

—En las casualidades, más bien. 

Gerard se encogió en su lugar y abrazó sus piernas, pensaba en todo y en nada. 

Cassey dio el último sorbo y sintió la cabeza dar miles de vueltas, hipó y dejó la botella en el suelo. El pelirrojo no le había dicho nada porque no tenía problema con ello, sí, era mucho lo que había bebido pero estaba en su casa y Cassey sabía sobrellevar ese asunto. La había visto ebria muchas veces, pero no sabía que antes de que ellos llegaran ya se había cruzado. 

—Creo que tengo miedo. Nunca había salido con nadie en plan romántico hasta ese día, y aunque me rompí, todo salió bien. Sin embargo, siento que no merece toda mi inestabilidad emocional, no quiero que se involucre en mi mundo. Él es famoso, si lo ven con una puta... 

—Ya, calla —Cassey le puso un dedo en la boca interrumpiéndolo, Gerard apretó los labios y asintió.—Tu eres hermoso, fuerte y tienes la capacidad de hacer todo lo que te propongas. Sí, nada es para siempre así que, ¿Por qué estar atormentándote tanto tiempo? —dijo y se rascó la mejilla. —Frank te quiere, le interesas lo suficiente como para no importarle lo que digan los otros. Nadie puede juzgarlos y Gerard, tienes todo el derecho de amar a alguien. Además, escúchame bien, una persona que se lamenta todo el tiempo no es atractiva.

Gerard sonrió reflexionando internamente, en cada una de sus palabras.

Vio fijamente a Cassey, ella le devolvió el gesto y le dejó un beso en la mejilla. Tenía la mirada cansada y los ojos rojos, llorosos, pero seguramente sería por todo lo que había ingerido en el día. Recostó levemente la cabeza en el respaldo del sofá; cerró los ojos.

Gerard le quitó el cabello que le estorbaba en el rostro y ella alzó las comisuras por última vez.

—Gracias, supongo que necesitaba escuchar eso. 

—De nada Gee, te amo.

—Yo también.

Y Cassey no volvió a responder.

Gerard la seguía observando, su pálida piel, sus piernas largas y torneadas, su cuerpo esbelto y bonito, su cabello, que aunque se encontraba algo maltratado, le quedaba precioso. Toda ella siendo un pleno diamante. Su pecho bajaba y subía lentamente, su corazón hacía pausas largas y seguía con esa sonrisa, ahora débil.

—El atardecer está en su plenitud, ¿No quieres ir a verlo? —preguntó y no obtuvo respuesta. —¿Cassey?

Los atardeceres siempre habían sido sus favoritos, cada día se tomaba un tiempo para admirarlos y sacaba la mejor fotografía, o le pedía a Gerard que le dibujara uno.

—¿Cassey?

Esa vez no pudo hacer nada de eso, esa vez fue su último atardecer.

—¿Cassey?

I'm (not) okayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora