Gerard seguía con los ojos cerrados pero podía escuchar a lo lejos que alguien decía su nombre. No sabía quien era, y tampoco le interesaba, sólo quería dormir otro poco. No obstante, como si fuese un plan mal ejecutado, el sueño fue desapareciendo y tuvo que abrir los ojos con molestia.
Estaba en su habitación.
Frunció el ceño un poco confundido, se sentía raro y las cosas tenían un orden distinto de como recordaba que lo había dejado la última vez. Entonces se puso a recordar qué había pasado, teniendo como una pequeña laguna mental pues no podía ver más allá de una mancha borrosa. Casi al instante en el que se había acomodado mejor para hacer memoria la puerta se abrió dejando ver a un chico castaño, con lentes y bastante delgado.
—Dice mi mamá que si no te levantas ahora va a venir para tirarte agua fría.
Gerard se asustó, no sabía por qué un joven había entrado a su habitación como si nada, y esté lo veía un poco divertido. Sólo atinó a cubrirse con las sábanas hasta la barbilla, como si eso fuese su protección de haber visto a un fantasma.
—¿Mamá? ¿Tú quién diablos eres?
—Muy gracioso —dijo entrecerrando los ojos. —Apúrate flojonazo, papá ya se fue y debemos ir a clases si no quieres que mamá se ponga como loca.
Cuando dijo la palabra mamá nuevamente comprendió todo.
Era Mikey, su hermano.
Poco a poco abrió la boca sorprendido, estaba perplejo, no lo podía creer, y como si fuese un rayo, corrió hacia él para envolverlo en un abrazo fuerte.
—Dios mío, ¡Mikey! Eres tu y estás aquí —dijo mientras le agarraba el rostro para verlo y sentirlo mejor.
Pudo sentir cada parte de su cara, las mejillas, su nariz y ahora traía unas gafas, las cuales casi se le caían por tanto movimiento. Mikey soltó una risa por el comportamiento tan exagerado de su hermano, como siempre era. Gerard en cambio ya tenía los ojos aguados, las mejillas húmedas, y probablemente ya estaba rojo, pero no le importaba porque tenía a su hermanito (que ya se encontraba bastante grande) con él.
—Pues sí, no existe otro Michael.
—No lo puedo creer.
—¿Estás llorando?
Gerard se alejó para mirarlo fijamente y se secó la cara con las manos. En verdad era él, Michael estaba a unos centímetros y se veía más vivo que nunca. Ya habían pasado años, muchos años.
—Lo siento, estoy muy sensible.
***
Cuando se cambió la pijama, a petición de su hermano, se miró en el espejo y estaba como antes. Tenía el cabello negro, ya no traía ojeras, e incluso se veía más joven. De su edad. No lo podía creer, ¿entonces todo eso había sido un mal sueño?
Se sintió feliz.
Ya no importaba nada, su mamá estaba en frente de él también, con un gesto algo "molesto", pero corrió a abrazarla y ella le correspondió luego de unos segundos de reclamos porque no le iba a perdonar que ya iban bastante tarde a la universidad. Le dijo que por su culpa probablemente ya no llegarían a la primer clase pero tenían que irse de todas formas, o Donald se enojaría por faltar.
Gerard no pudo evitar que otras lágrimas se le escurrieran, pero rápidamente las secó, estaba muy llorón este día, entonces ambos lo empezaron a ver raro y él se excusó diciendo que le ardían mucho los ojos porque no había dormido bien.
Donna les entregó su desayuno en bolas de plástico, de esas que tienen un cierre, y los hermanos Way salieron por la puerta principal, con el menor de los dos empezando la charla. Era irreal, Mikey quizá tenía veinte años, y ambos al parecer asistían a la misma institución. Trató de pensar otro poco y llegó a la conclusión de que quizá él ya estaría a punto de graduarse.

ESTÁS LEYENDO
I'm (not) okay
FanfictionEl demonio ha vendido su alma, por las piernas de un pelirrojo que trabaja bailando y cantando en un lugar que cierra en las mañanas. Incluye temas temas fuertes, se recomienda discreción. Drogas. Alcohol. Sexo. Prostitución. Problemas alimenticios...