012, La tercera muerte

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Estaban reunidos en la sala, ya que Max y Lucas habían sido testigos de como las luces de la casa se iluminaban formando un camino hasta donde se encontraban todos ahora.

Bajo el pequeño candelabro que parpadeaba seguidamente.

Annie frunció el ceño, recordando mucho sobre unos años atrás, en la desaparicion de Will y como Joyce había logrado comunicarse con él.

—Como las luces de navidad—susurro Nancy, como si le hubiese leído la mente.

Robin se inclino hacia su oído, — ¿Luces de navidad?

La mayor asintió, —Si, cuando Will estaba en el Otro Lado. Las luces... cobraban vida.

Ann soltó un suspiro, definitivamente no era lo correcto vivir está situación a chiste, pero todo lo que pasaba en Hawkins le hacía sentir que estaba dentro de los libros de misterio que muchas veces leía.

Y eso le encantaba.

Probablemente no era el personaje principal. Se sentía más como la chica que siempre está ahí tirando comentarios innecesarios, haciendo de la convivencia un infierno entre todos los personajes debido a sus actitudes.

Se sentía alguien que el autor o autora probablemente tome como un objetivo fácil de asesinar, cómo una carnada o como la chica que al último minuto reconoce todo lo que se perdió por alejarse constantemente del mundo.

Un poco deprimente, pero así eran sus pensamientos.

O quizás si era el personaje principal, pero era de esos que se tomaban su debido tiempo para aceptar el hecho de que gracias a ellos el mundo se salvaria.

Pero Ann no iba a salvar el mundo, no sé sentía capaz de hacerlo.

Por otro lado, si se sentía capaz de atravesar la cabeza de Vecna con una escoba si se atrevía a acercarse a su grupo.

O siquiera a su niño.

Salio de su pequeña burbuja de pensamientos al escuchar a Lucas hablar.

—Vecna está aquí—confirmo Sinclair—en está casa. Pero en el Otro Lado.

La luz se volvió cada vez más débil hasta que dejo de alumbrar por completo, dejando el ambiente entre ellos algo inquietó.

—Creo que acaba de salir—susurro Robin.

Max frunció el ceño, volteando a verlos.

— ¿Nos escucho?

Steve también hablo, — ¿Puede vernos?

Lucas le indico a Max que se colocará los audifonos, y ella claramente lo hizo. No sé arriesgarían a qué la volviera a tomar como un blanco fácil.

—Esperen—miraron a la mayor—Todos apaguen sus linternas y separense.

Asintieron e hicieron lo que dijo, mientras caminaban en direcciones contrarias.

Annie fue con Robin, mientras ambas entraban a una habitación y luego de eso la linterna de la rubia se encendía automáticamente.

—Lo tienes... —susurro Ann.

Robin asintió, —Lo tengo.

La de ojos marrones ladeo la cabeza y dio un pisotón fuerte en el suelo.

— ¿Eso cuenta como que acabo de pisar a ese maldito? —pregunto.

Robin se encogió de hombros y rápidamente llamo a los demás, quienes corrieron siguiendo su voz.

Pero en cuanto llegaron, la luz se volvió más debil hasta apagarse, justo como con el candelabro.

—Eh, lo tenía—murmuro la rubia, girandose a verlos.

𝗱𝗼 𝗻𝗼𝘁 𝗵𝗮𝘁𝗲 𝗺𝗲, nancy wheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora