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Su mirada se mantiene perdida en un punto sin importancia en el suelo, sobre sus hombros una manta cae y cuando levanta la vista, los ojos llenos de preocupación de su padre le dan la bienvenida. Eijiro traga con un poco de dificultad, abre la boca para decir algo, pero de ella nada sale y únicamente un sollozo es capaz de abrirse paso por el nudo que se ha hecho en su garganta.

Lev suelta un suspiro y toma asiento al lado de su hijo, atrayéndolo contra su costado y envolviéndolo con ambos brazos.

Tuvo que haber estado ahí, es lo que cree, y también Eijiro piensa así.

Tetsu se encarga de usar una barra de hierro para poder abrir el suficiente espacio entre los metales y así liberar la pierna del hombre, quien grita mientras se aferra con uñas a los brazos de Shoji y Eijiro, quienes se ven obligados a calmarlo en vez de pedirle que no les arranque la piel.

La sangre parece no tener fin en ese caótico escenario, hay piezas de auto en todas direcciones y los diminutos pedazos de vidrío que adornan la calle reflejan las luces rojas y azules de las patrullas, pues los oficiales deben de mantener a reporteros y espectadores lejos, ya que hay posibilidad de un gran accidente si alguno de los tres autos se prende en llamas.

Eijiro junto con Shoji dejan al hombre en manos de los paramédicos, volviendo inmediatamente al último auto con personas atrapadas, las cuales tuvieron que darles menor prioridad debido a las heridas de las primeras, sin embargo, cuando el pelirrojo se asoma a la parte trasera, la sangre se le hela al ver entre el sillón del copiloto y trasero, una pequeña mano asomarse.

¡Tetsu, Shoji! —ambos voltean a verle, los dos tienen las manos ocupadas al intentar abrir la puerta de piloto— ¡Hay un niño acá atrás!

¡¡No!! —brama el hombre que yace atorado entre el volante y respaldo del sillón, una de sus piernas siendo atravesada por un fierro— ¡¡Ayúdenme!! ¡¡Me estoy desangrando!!

¡¡Hay un niño!! —vuelve a gritar, intentando alcanzar la pequeña mano sin meter el cuerpo, pero al no lograrlo, gruñe— Maldición...

¡Oye, ya hay fuego!

¡No te distraigas, idiota! —grita el hombre a Tetsu, quien ha dado un paso atrás para ir hacia con Kirishima— ¡Tienen que salvarme!

El pelirrojo echa un vistazo hacia sus compañeros, los cuales se debaten por un par de segundos antes de continuar con el rescate del hombre, el cual luce más agitado ahora que ha descubierto al infante. Hace una mueca, vuelve su atención a la pequeña manita que se asoma entre el reducido espacio.

Con el crepitar del fuego que parece haber empezado a sus espaldas, decide por retirar a golpes los vidrios de las orillas de la ventana y meter la mayor parte de su cuerpo, intentando alcanzar la mano infante.

Ey, pequeño —habla alto y claro, esperando así poder escucharse sobre los gritos del hombre, a quien ahora le piden calmarse para comenzar a cortar el tubo de fierro—. ¿Hola? —logra meter la mano entre el pequeño espacio, sosteniéndola y se sorprende de lo fría que se encuentra— Ay no...

Eijiro, oye —Tetsu se coloca a su lado— intentaré hacer para adelante el sillón ¿de acuerdo?

Asiente, levantando un poco la cabeza para ver a Tetsu sacar el cuerpo del hombre, quien se intenta soltar del agarre del peligris, vuelve su atención a la pequeña mano y acaricia con el pulgar el dorso, intentado dar un poco de calor. Cuando Shoji logra hacer el sillón para adelante, creando el espacio suficiente, tira de la manita con sumo cuidado.

Un Alfa Para Ti (KiriBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora