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Respira hondo al encontrarse fuera de su casa, no hay ni un auto afuera lo que quiere decir que sus padres no se encuentran, lo que agradece porque no está listo para enfrentarlos a pesar de estar ahí. Suspira, comenzando a andar con pasos cortos a la entrada, escuchando tras de sí las pisadas de Bakugo, quien se negó rotundamente en dejarlo ir solo.

Las cosas en la casa de Inasa se pusieron muy tensas, así que en cuanto Bakugo se relajó, él no dudo en salir de aquella morada con el rubio tomado de la mano. Espera que aquella tensión disminuya rápido, y de alguna forma sabe que Uraraka tendrá mucho que ver.

Es sorprendente lo que un destinado es capaz de lograr, no habla únicamente del omega porque durante los años que lleva trabajando ha descubierto que los alfas también poseen un toque "mágico" en su pareja. La cercanía entre ellos reduce el estrés, una caricia es suficiente para abrirse paso entre la bruma y el aroma crea un "hogar" constante en cualquier lugar, lo que hace a uno sentirse seguro.

Bakugo le ha demostrado ser todo eso, pero ¿y él? Sí, lo sacó de una intensa bruma de celos, también durmió a su lado cómodamente y le permitió tener sexo sin ocupar el collar o un condón. Al pensar en eso se pone tenso y detiene poco a poco su andar, quedando en las escaleras que ascienden a la entrada de la casa.

— ¿Qué ocurre? —pregunta Bakugo, colocándose a su lado izquierdo— ¿Escuchaste algo?

— No, yo... Los carros no están, así que mis padres tampoco —traga, dudando en si voltear a verlo o no—. Nosotros ahora somos pareja, ¿verdad?

— Sí.

— Tengo veintiún años, un trabajo donde la mayor parte del pago decidí que fuera donado a diferentes asociaciones y realmente no sé hacer mucho.

— ¿A dónde quieres llegar con eso?

— No usamos condón —voltea a ver al rubio por fin, un poco cabizbajo. Bakugo sonríe de medio lado, suelta una risilla y se pega a él hasta que no hay espacio entre sus cuerpos, algo que obviamente lo hace contener el aliento.

— Tranquilo, tigre. Tengo mi calendario muy bien estudiado, dejando de lado que soy más de tomar pastillas —asiente ante la información, pero todavía hay una espina en su pecho y parece ser que el rubio lo nota, ya que le toma el rostro entre manos con suavidad y lo obliga mantener toda su atención en la mirada carmesí—. Escucha, ¿te sentirías más tranquilo si me hago una prueba?

— De sangre, sí.

— ¿Por qué no de orina?

— ¿Hablas enserio? Según mi tío Enji Natsuo y Shoto son "negativos" de pruebas de orina —la carcajada que surge del rubio lo hace suspirar y rodearlo con los brazos, hundiendo la cara en la unión del cuello y el hombro, respirando el dulce aroma—. Perdón, soy torpe.

— Lo sé, pero gracias por serlo.

— ¿"Gracias"?

— Odiaría si en verdad fueras perfecto.

El sonido de la puerta al ser abierta lo hace abrir los ojos con sorpresa. ¡¿Sus padres estaban en casa?! ¡Imposible, los carros no estaban!

Todo musculo en su cuerpo se tensa a tal grado que duele, sus dientes se aprietan con fuerza y el respirar se vuelve una tarea complicada, a pesar de haber tomado el medicamento y descansado correctamente, ante situaciones de alta tensión puede volver a recaer.

Ya le ha pasado antes.

Shoto le sujeta las mejillas usando el índice y pulgar, estirando la piel como si de goma se tratara. Él solo mantiene la vista baja, se siente horrible. Las nauseas aún no pasan del todo y el cuerpo le duele levemente, lo bueno es que su mejor amigo se encuentra tras de él y así no puede ver lo decaído que se encuentra.

Un Alfa Para Ti (KiriBaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora