Dos Desconocidos

30

Estabas en el suelo. Te levantaste con un ojo morado, recién hecho.

"¿La mariposa tiene huevos?"

No decías nada. Todos te estaban viendo, no sólo viendo juzgando.

"¿Por qué no vas con tel tarado de tu novio, la mariposita dos?" El sonrió y se rio después de su comentario.

Esa fue la gota que derramó el vaso, en reacción tu golpeaste su cara, en ese momento empezó la pelea.

Pelearon por un rato, hasta que unos maestros llegaron a separarlos.

Fuiste a la enfermería al igual que al otro chico, no te molestaste en preguntarle su nombre, no es como si te importara.

No perdiste ninguna clase, pero si tenías varias curitas y moretones. No había forma de pasar desapercibido, todos te estaban viendo lo sabias bien, pero no te importaba, no en ese momento.

Las clases continuaron, escuchabas murmuros sobre la pelea, las miradas en tu espalda. Intentabas actuar como si no te importara, pero te mordias las uñas, odiaba ser el centro de atención y ahora lo eras.

En mitad de la clase, el chico gato te paso un papel. Tu lo agarraste con discreción y lo abriste con cuidado.

Hey, gracias por defenderme y eso. Aunque no era necesario.. <3

Eso te hizo sentir mejor. Intentaste no sonreír, pero no lo lograste eso te trajo una pequeña sonrisa.

Valió la pena después de todo. Pensaste con una sonrisa, un poco notoria en los labios.

Tuvieron que ir a detención, llamaron a los guardianes legales de ambos. Tú no tuviste tantos problemas, porque era tu tía y ella entendió el porque lo habías hecho.

Miya pasó el mayor tiempo posible contigo después de ese evento.

Pasaron dos días, Miya estaba en su práctica de Skate. Estabas en tu cuarto leyendo algún manga, cuando escuchaste el teléfono.

Era tu madre, ya sabias lo que iba a pasar. Contestaste de una vez por todas.

"Hola madre." Por suerte solo era llamada y no una videollamada.

"¿Me puedes explicar como es eso que te metiste en una pelea?" Ella preguntó, en su tono se escuchaba el enojó.

"Yo no la empecé, y no me afecta tanto-" No te dejo terminar.

"¡¿Te pago la puta escuela para que re metas en peleas?!" Estaba gritando. "Tu dime. ¡Maldita sea! Meterte en esa puta escuela fue el peor error que he hecho en toda mi vida. Te voy a sacar de ahí." No paraba de hablar.

"¿Me vas a llevar contigo a tu viaje?" Preguntaste.

"¿Qué otra me queda? ¡¿Qué otra opción me queda T/N?! ¡Dios, sólo sabes traer problema!" Colgó.

No hubo nada más. Tus ojos se llenaron de lágrimas. No podías parar de llorar, apagaste el teléfono, te acostaste y abrazaste a tu almuahada para llorar más.

Mierda.. Mierda.. ¡Mierda! Esa era la única palabra que venía a tu mente, te odiabas.

No podías pensar, solo llorabas y odiabas llorar, te sentías debil y vulnerable.

"¿T/N has vis-?" Reki entró a la habitación

No podías parar de llorar. No había escapatoria, ni excusa que te pudiera salvar para evitar el tema.

Reki solo te abrazo y tu correspondiste al tacto, él no tenía ni la más mínima idea de porque llorabas, pero estaba ahí para ti.

No sabes en qué momento, pero simplemente te quedaste dormido.

Reki se quedó ahí, todo el tiempo. Tus ojos estaban rojos e inchados de tanto llorar.

Tu en particular, no sabias la razón, ¿era por que te ibas a ir? O ¿Era por lo que te dijo tu madre? ¿Aún puedes llamarla así, una madre?

Hace tiempo no la llamas 'mamá', no la llamabas por su nombre, porque te meterías en problemas.

Una madre es aquella que te ayuda, te escucha y te enseña, lo único que te ha enseñado tu madre a base de los años es a aprender a escuchar pasos, esconder cosas, guardar secretos y puede que otras cosas que una madre normalmente no le enseñaría a su hijo.

Tu padre nunca estuvo ahí, el siempre trabajaba lo veías tan pocas veces que casi parecía un fantasma. El hasta unos dos años empezó a interesarse en tu vida, pero tu no lo necesitabas no necesitabas a un padre en esos momentos, además el nunca te defendió.

El solo se quedó callado como siempre, sabias que el estaba a lado de tu madre, pero no decía nada. Nunca ha dicho nada, ¿por qué diría algo ahora?