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Los días pasaron y el día llego. El día en que irías a la cárcel o también conocido como la escuela.

Tu alarma sonó, era un horrible sonido que retumbaba en tu cabeza. Te levantaste a apagarla. Estabas medio dormido, pero entraste al baño y te alistaste para ir a la escuela.

Después de un rato, bajaste a desayunar, tu pelo aún estaba húmedo, pero estabas un poco más despierto, aunque eso no quitaba tu mal humor.

Aun no entiendo por qué ir a la escuela.

"Buenos días." Masae te dejo tu desayuno en la mesa. La comida parecía deliciosa.

"Gracias tía." Dijiste con un tono decente.

"No estés de mal humor, es tu primer día." Masae coloco su mano en tu cabeza jugando con tus cabellos.

"Si." Tomaste el cubierto y empezaste a comer.

"Te peinas." Después de decir Masae subió las escaleras. Solo quedabas tú, Reki y Tsuhiki.

"¿A qué escuelas vas?" preguntó Reki.

"Ni idea." Seguiste comiendo.

"¿Eh? ¿Cómo es que no sabes?" Tsuhiki te miro con una expresión de confusión.

"No sé, después de todo da igual, mi tía me va a dejar a la escuela." Dijiste de mal humor.

"Bueno-" Reki se quedó en silencio cuando vio el reloj. "¡Llegó tarde! ¡Llegó tarde!" Reki repitió esa oración una y otra vez mientras corría alrededor de la casa en busca de sus cosas.

"Adiós." Reki se fue.

Agh, que ruidoso.

Si, tu mal humor no cambió.

....

Masae te dejo enfrente del edificio.

Entraste al edificio, el uniforme no estaba del todo mal, pudo haber sido peor. Tu uniforme era como el de un marinero.

Ahora, ¿dónde queda la sala del director?

Miraste al rededor.

Notaste a una señora que estaba saludando a las personas, tal vez era maestra o al menos trabajaba allí.

"Tal vez ella trabaje aquí." Planeabas ir hacia la maestra, pero pensaste demasiado las cosas, ¿a qué me refiero?, bueno pensaste en todas las cosas vergonzosas que podrías hacer y habías hecho alguna vez, entonces te quedaste parado viendo el suelo, pensando.

De un momento a otro sentiste una mano en tu hombro.

"¿Perdón?" Dijo la maestra con una sonrisa.

La maestra era pelirroja, sus ojos eran marrones oscuros, su piel era morena, tenía puesto una falda de color negro y una camisa blanca.

"¿Si?" Respondiste con una escalofriante sensación en tu espalda. Te odiabas ya lo habías arruinado el primer día de clases, que gran forma de empezar.

"¿Eres nuevo?"

¿Tan obvio era? Bueno, no lo habías disimulado muy bien, recién habías tenido un ataque de ansiedad hace un segundo.

"Si, perdón, ¿sabe dónde queda la sala del director?" Después de decir eso te mordiste el labio inferior en regaño.

Por supuesto que ella sabe, ella trabaja aquí, ¡idiota, idiota, idiota!

"Claro, ven." Ella parecía muy buena persona o sabia actuar muy bien. Parecía que no lo habías arruinado por completo.

Ella te llevó a la sala del director. Estabas enfrente de una gran puerta de color marrón, esto parecía una cárcel. Tocaste la puerta antes de entrar a la sala. Tú mal humor cambió por nervios.

Dos DesconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora